Kelner lleva 50 años trabajando en la industria del tabaco, colaborando a posicionarla como la número del mundo
Hendrik Kelner nació en el seno de una familia eminentemente tabaquera, y aunque quiso desligarse de esta industria por recomendación de su padre, la tradición familiar se impuso. Su vida laboral inició en una importante fábrica de cigarros, y más adelante se involucró en todo su proceso, desde la producción de tabaco hasta la fabricación de cigarros. Apuesta a la calidad, a través de la Asociación de Productores de Cigarros de la República Dominicana (Procigar), colaborando en que el tabaco se haya convertido en el producto agrícola que más aporta al país, rondando en los 900 millones de dólares al año.
1. Nací en el tabaco
Mi padre Klaas Pieter y sus tres hermanos holandeses de origen, trabajaban en Ámsterdam en compañías dedicadas a la importación y venta de tabaco. Mi padre y su hermano mayor se trasladaron a este país a trabajar en tabaco para la exportación, los otros dos fueron a Brasil, al final había en la familia siete compañías dedicadas al tabaco: en República Dominicana, Brasil, Paraguay e Indonesia. Desde muy joven acompañaba a mi papá a los almacenes, quien me aconsejó que no trabajara tabaco, porque en la familia había siete compañías compitiendo con el mismo mercado y eso traía conflictos familiares, enemistades temporales. Me dijo tienes que romper la tradición, tienes que estudiar”.
2. Lecciones de vida
Conseguí una beca en 1963 y fui a estudiar Ingeniería Industrial a México. Mi padre murió cuando tenía 17 años, pero su consejo me quedó grabado. Al regresar comencé a buscar un empleo que no fuera en tabaco, sin éxito, pero me ayudó a conocer como era mi país. Ofrecí mis servicios a la entidad del Estado que había dado la beca, el director me dijo tengo el cargo ideal para ti, pero cuando llegué a casa recibí un cable diciendo que habían nombrado un político, tuve mi primera lección: en mi país un político tiene más peso que un graduado del Tecnológico de Monterrey. Solicité en una financiera de un primo de mi mamá, no me recibió, porque no quería problemas futuros con ella, segunda lección: es un problema tener familiares en la empresa a menos que sean tus hijos. Busqué empleo en una fábrica de nevera, el presidente quedó encantado, cuando le pregunté por el salario no supo responderme y me dijo venga la semana que viene y ahí hablamos; al llegar a casa mi mamá me informó que tenía una cita con el presidente de la Compañía Anónima Tabacalera y no podía fallarle a un amigo de papá, la entrevista duró poco, me dijo has sido nombrado como ingeniero con tal salario, yo muchacho ante esa personalidad le digo: y ahora qué pasa, me dijo quítese el saquito y la corbata y váyase para la fábrica a trabajar; tercera lección : los hombres que toman decisiones son los que tienen éxito”.
3. Inicios en el tabaco
Mi primer trabajo era en el negocio del tabaco. La tradición familiar fue más fuerte que los consejos de mi padre. Comencé mi carrera en una empresa muy importante del país, la Tabacalera tenía el 80% del mercado de cigarrillos y tenía una fábrica de cigarros que producía la marca La Habanera, que fue cerrada muy pronto por razones de insignificancia económica. Antes de cumplir nueve años en la compañía era gerente general, lo primero que hice fue instalar una fábrica en Zona Franca para producir cigarros para la exportación, y ahí comenzó mi pasión por el cigarro”.
4. Emprendimiento
En 1984 decidí renunciar a mi alta posición en la Tabacalera para crear mi fábrica: Tabacos Dominicanos S.A., comencé con seis tabaqueros, no habían recursos económicos para más, además había que hacer el mercado, tuve la suerte que mi primo Jo Kelner controlaba la mayor parte del tabaco en esa época, me ayudó en los inicios y la fábrica comenzó a crecer rápidamente. Mi sueño era hacer una fábrica verticalmente integrada, que controlara todo el proceso, desde la semilla hasta el empaque final del cigarro, poco a poco lo logré. Decidí no involucrarme en el mercado de ventas, hacía “Private Label”, o sea marca para otros para no descuidar la calidad. Cinco o seis años después estábamos haciendo 2, 700,000 cigarros, o sea que el mercado rápidamente reconoció la calidad de lo que hacía. En 1988 me visitó el doctor Schneider, presidente de Oettinger y la marca Davidoff en Cuba, quien había decidido trasladarse hacia otro país, y no tenía muchas opciones, solo República Dominicana, aparte de Cuba, tenía marcas de prestigio mundial, era reconocida como un origen ya. Para el año 89 ya había seleccionado mi empresa para hacer sus cigarros. Davidoff había abierto una tienda en Estados Unidos en 1987 y los productos más caros y más demandados eran Avo, Griffins y Ashton, tres productos que yo fabricaba. Ya en 1990 hacía 3 millones de cigarro, el mundo comenzó a reconocer el producto”.
5. Momento agridulce
En agosto de 1996 tuve un fuego en la fábrica, no se quemó el tabaco, fue una amargura, pero recibir el apoyo de todas las industrias que cooperaron conmigo con moldes, con todos los instrumentos y casualmente ya había comenzado una expansión por el crecimiento, para lo cual me vi obligado hacer socio a Davidoff, porque implicaba muchos recursos económicos en inventario. Ideé la forma de no parar la producción, alquilé tres casas, la gente me respondió de manera increíble, hice una nueva fábrica en tres meses y medio, o sea que los momentos amargos, a veces se convierten en dulces. Previo a que se quemara la fábrica había mucha escasez de tabaco, y un cubano amigo tenía una fábrica aquí, me pidió 100 pacas de tabaco, dije los favores se hacen completos, envié las mejores 100 pacas, pocos meses después se quemó la fábrica y él ordenó cerrar la fábrica de Tamboril y enviar todo a la mía”.
6. Sueño sacrificado
Con la llegada del boom del cigarro a Estados Unidos del 93 al 97 crecimos enormemente, estábamos produciendo tres veces más de Davidoff, para esa época Oettinger compró las dos marcas más importantes que hacía, y tenía el 90% de mi producción. Ante esa situación de subordinación decidí venderle la fábrica en 2001, fue muy amargo, pero no tenía mucha opción, seguir peleando, al final sufre el producto, preferí sacrificar mi sueño por proteger los productos que había creado, porque ya tenían fama mundial, y se convirtió en una forma agradable, porque el dueño de la marca era un caballero, y por 10 años seguí manejando la fábrica como siempre”.
7. Legado
Tengo seis hijos, cuatro hembras y dos varones, los primeros cinco trabajan en tabaco, el último no tiene edad para trabajar, no sé si va a romper la tradición, pero llevamos el tabaco en la sangre. Con pasión, siempre le digo a mis hijos no hay mayor felicidad que ser independiente, esto implica más trabajo, cuando tienes una empresa nunca te desconectas, pero cada cosa buena que pasa te hace trabajar con pasión. Desde chiquitos ellos se enamoraron del tabaco, a principio todos trabajaron conmigo por un periodo de tiempo, hubo uno que duró 20 años, ya tiene su propia fábrica, la idea es que hagan el entrenamiento, busquen lo que les gusta y si se enamoran del tabaco, sigan en este”.
8. Servicio
He tenido satisfacciones grandes, porque he contribuido a la sociedad en distintas instituciones, como la Asociación de Industriales de la Región Norte, Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago, Asociación para el Desarrollo, Junta Agropecuaria Dominicana, Universidad ISA, y otras; he sido presidente de Procigar en los últimos 27 años, soy socio fundador, esta es una de las alegrías que he tenido en la vida, una cosa es trabajar para una empresa recibiendo un beneficio económico y otra es trabajar para el país, promover la cultura del tabaco con grandes eventos nacionales como el Festival Procigar, considerado el mejor festival de tabaco del mundo. También soy presidente del Parque Ecológico Las Lagunas, donde producimos 500,000 plantas al año para reforestar y tenemos proyectos para multiplicar eso a ver si reforestamos este país”.
9. Predica con el ejemplo
Tengo fincas de tabaco para hacer capas finas, porque creo hay que dar un ejemplo de cómo se hacen las cosas bien. Lamentablemente uno de los problemas que tiene el tabaco dominicano es el minifundio, pequeños parceleros que no tienen capacidad económica para instalaciones adecuadas, aplicar tecnología, vivo peleando en el Instituto del Tabaco para ayudarlos a mejorar sus condiciones, sobre todo porque ese cosechero minifundista fue el que creó en el siglo XIX la sociedad tabaquera, hombres libres, dueños de su tierra, dueños de su producto, de una mentalidad democrática, que creó las raíces de la sociedad dominicana en base a la herencia de generaciones que tenían”.
10. Festival Procigar
El Festival Procigar se ha realizado 12 veces. Al primero vinieron 97 personas solamente, hoy en día vienen extranjeros de 23 países. El festival comienza en La Romana y se traslada a Santiago, vienen a disfrutar de una experiencia única, porque cada día hay aproximadamente 6 tours a fábricas de cigarros, tenemos experiencias y maridajes, también visitamos cacao, café, porque no es solamente promover el cigarro, es la cultura dominicana. El propósito final es lograr que esas 360 personas que vienen cada año se conviertan en embajadores de buena voluntad del país. También vienen alrededor de 20 revistas internacionales a cubrir el evento, recibimos esa cobertura, que a veces alcanza a las trescientas páginas, es el evento de cigarros número uno de República Dominicana, pero también es un aporte económico a Santiago, porque los ejecutivos de las fábricas extranjeras que hay aquí vienen a las cenas. Al final es una inyección al comercio dominicano”.
Pedimos respetar y tolerar el tabaco
El tabaco es el producto de mayor permanencia y presencia en la historia de la República Dominicana, desde los indios que ya utilizaban el tabaco en sus ceremonias religiosas para, a través del humo comunicarse con los dioses y pedir paz, felicidad y progreso hasta el día de hoy. El cigarro es un amigo, un compañero, por eso no entiendo que haya gente que ataque el tabaco, es la tercera vez que tratan de crear leyes en contra del tabaco, eliminación prácticamente.
Es una irresponsabilidad agredir al tabaco, atacar al tabaco es atacar nuestra historia, nuestras tradiciones, nuestra sociedad, nuestra cultura y la estabilidad macroeconómica y la paz social de la República Dominicana, lo que genera el tabaco. Esto solamente lo veo en los dominicanos, porque nunca he visto una frase atacando el vino francés, nunca he visto un escocés atacando el whisky de Escocia o un mexicano atacando el tequila, esa es una lucha que tenemos permanente para que la gente entienda, y qué es lo que pedimos? lo que pedimos simplemente es comprensión, tolerancia y respeto a nuestra cultura, y desde luego por nuestro señor Jesucristo sabemos en Mateo 19 que tú no puedes pedir nada que tú no estés dispuesto a dar, por eso nosotros somos tolerantes, respetuosos y comprensivos para que sean lo mismo con nosotros.