Santo Domingo. – En una noche de celebraciones y reconocimiento al arte nacional, el merenguero Aramis Camilo le galardonaron con el Soberano Especial en los Premios Soberano 2025, un reconocimiento que honra su incalculable legado en la música popular y su contribución al merengue.
Este premio destaca no solo su talento como cantante, sino también su impacto en la evolución del merengue en la República Dominicana durante las décadas de los 80 y 90.
En su discurso de agradecimiento, Camilo expresó su gratitud a Acroarte y a su fiel público, quienes han sido testigos y partícipes de su trayectoria.
“Gracias por este reconocimiento, este premio es para todos ustedes, que me han apoyado desde el principio de mi carrera. Mi amor por la música nunca ha dejado de crecer, y este es un reflejo de lo que juntos hemos logrado”, comentó el artista.
El legado de Aramis Camilo
Aramis Camilo, nacido el 23 de noviembre de 1962 en Villa Tapia, Hermanas Mirabal, ha sido una de las figuras más influyentes en la historia del merengue.
Su ascenso al estrellato se consolidó en la década de los 80, cuando Aramis Camilo y su Organización Secreta irrumpieron en la escena musical, marcando un cambio radical en la estética y el sonido del merengue.
Su estilo innovador y su peculiar vestimenta, que rompía con las convenciones del momento, lo convirtieron en un ícono del género, desafiando los límites de lo tradicional.
Un Artista que Rompió Esquemas
Aramis Camilo no solo fue un innovador en términos de estilo y presentación, sino que también fue un referente de la música en vivo.
Con su orquesta, que debutó en el Piano Bar Don Guillermo en 1983, el artista se consolidó como uno de los más importantes exponentes del merengue. Temas como “El Motor”, “Joselyn”, y “La Varita” fueron solo algunos de los grandes éxitos que catapultaron a Aramis a la cima de la popularidad, logrando comparaciones con otros grandes de la época como Fernando Villalona.
Gracias a su gran impacto, Aramis Camilo comenzó a recibir premios internacionales, como el Búho de Oro en Panamá en 1984, además de importantes reconocimientos en los Estados Unidos.
En 1985, el artista realizó una histórica presentación en el Lincoln Center de Nueva York y recibió la llave de la ciudad en 1986, consolidándose como un embajador del merengue en el mundo.
