C ada día que pasa, por alguna razón, terminamos dándonos cuenta de que, en su mayoría, somos responsables de los problemas que enfrentamos con nosotros mismos y con los demás, a lo largo de nuestras vidas. Somos responsables de opacar el lado hermoso de la vida.
A veces lo tenemos todo, pero si solo nos falta una cosa, nos consumimos en el sufrimiento y no le damos el valor justo a todo lo que tenemos y que, por dejar de lado, corremos el riesgo de perder.
Abandonamos posesiones y afectos por correr tras algo que pensamos será la felicidad completa.
Sin embargo, cuando lo alcanzamos nos damos cuenta que no es así.
Cometemos error tras error y aun así no terminamos de entender que cada minuto es una bendición, un regalo que hay que disfrutar, aunque no todo es color de rosa, aunque todos los días nos veamos obligados a luchar con todas nuestras fuerzas a vencer obstáculos, a recibir fuertes golpes, a veces de quien menos los esperamos.
Las personas siempre aspiran a obtener lo mejor, liberarse de problemas y complicaciones, pero al final, sus propias actitudes les impiden vivir de forma más tranquila con sí mismos y con los demás.
En su afán por no sufrir, dejan de confiar, mantienen vivos los recuerdos de alguna traición o deslealtad, de un sufrimiento causado por alguien que no supo apreciarles. Viven en el pasado y se olvidan de un presente que solo ellos mismos pueden hacer más agradable.
Están, quizás, en un buen momento sentimental y profesional, pero les inquieta tanto el mañana, que no se dan cuenta de lo maravilloso que están viviendo.
Invierten el tiempo haciendo planes para el futuro. Se preocupan, sufren y consumen sus energías pensando ¿qué pasará mañana, dónde, cómo y con quién estaré?.
Hundidos en estos pensamientos habrán desperdiciado lo mejor del “ahora y aquí” y cuando lleguen a reaccionar, ese “ahora y aquí”, ya no será más, formará parte del pasado. Son muchos los errores de nuestro diario vivir y por los que terminamos pagando un alto costo. Es bueno entender que nunca es tarde para amar nuestro presente, vivir lo que tenemos, regalar sonrisas y dar cariño a las personas que amamos y que nos aman.