Soraida Vásquez Nova
Profesora Tiempo Completo, PUCMM
Departamento de Estudios Generales
La mujer dominicana ha sido objeto de estudios que destacan su labor educativa y perseverancia en reclamar igualdad social y jurídica con la cual adquirirían categoría como sujeto social histórico. En este escrito nos aproximamos a dos eminencias del magisterio puertoplateño: Antera Mota de Reyes (1871-1916) y Mercedes Mota (1880-1964). Proponemos rescatar de la memoria olvidada sus aportes a la formación de la mujer puertoplateña y al país.
Ambas hermanas nacieron en San Francisco de Macorís, hijas de padre extranjero y madre dominicana. Por decisión familiar se trasladaron a Puerto Plata y en esta ciudad de acogida recibieron instrucción de dos destacados profesionales: Demetria Betances y José Dubeau, partidarios de la pedagogía hostosiana que influyó en el carácter y capacidad intelectual de su discipulado. Entre los formados, ellas, fueron emblema de principios morales, cívicos y patrióticos.
Las hermanas Mota se dedicaron a la enseñanza, convencidas de que aportarían a la superación de la mujer. Antera dirigió el Colegio de Señoritas, poseedora de una esmerada formación racional legó a cada generación de maestras normales sus valores humanísticos. En su libro “Haz de Luces” Julio Jaime Julia, afirma que Mercedes, su hermana la describió así: “Antera Mota, producto de una exigua comunidad semicaótica (…), luchó contra las procelosas corrientes de la ignorancia y de la insidia, predicó con la palabra y el ejemplo” (p. 83). Mientras Pedro Henríquez Ureña expuso: “La obra de Antera Mota de Reyes representó la iniciación de la mujer de Puerto Plata en la vida superior de la cultura”.
Antera falleció el 24 de mayo de 1916 en Puerto Plata, a la edad de 45 años. El 15 de agosto de 1916 el educador, periodista, escritor y diplomático Enrique Deschamps publicó un trabajo en el Listín Diario que destaca la figura de Antera Mota. En el artículo expone la formación, los valores y actitud cívica de la maestra con los cuales entendió que aportaba al progreso intelectual del país. Consideró que dedicó su vida a formar generaciones de mujeres en Puerto Plata creando conciencia de su rol social como sujeto útil para el porvenir de la sociedad puertoplateña y de la patria.
La valora como una maestra eficaz y consagrada en la aplicación de los métodos de la pedagogía moderna y la describe como una profesional sabia, humanitaria, talentosa y tierna que fue mentora de la juventud femenina de Puerto Plata. Destaca sus cualidades profesionales y propone que, a Salomé Ureña, Eugenio María de Hostos, Manuel de Js., de Peña y Reinoso, Anacaona Moscoso y Antera Mota sus respectivas ciudades deben levantarse y honrar su memoria, aportes y su vida.
Mercedes colaboró en la dirección del centro educativo durante varios años, luego como maestra sustituta de primera enseñanza. Desde entonces desempeñó el magisterio con abnegación, buscando aportar a la conciencia cívica y a desarraigar el analfabetismo. No obstante, también fue lectora de obras científicas y literarias que aportaron a su formación intelectual. Compartió la enseñanza con el trabajo de bordados de pañuelos que vendía a su clientela, empleados de la compañía Belga de la empresa ferroviaria de Puerto Plata a Santiago.
Su pensamiento sobre los procesos políticos y los movimientos literarios están insertados en sus artículos y cartas, que evidencian su madurez intelectual. Su obra fue publicada en 1965 con el título “Vida y pensamiento de Mercedes Mota” compilada por Julio Jaime Julia. Asumió un rol social como promotora de la defensa de los derechos de la mujer, concibió la educación como uno de ellos, indispensable para que aportaran al avance de la sociedad.
La situación del país en 1903 afectó los pueblos de la región norte, Mercedes asumió que los políticos carecían de principios cívicos y morales y que solo se ocupaban de adherirse a los partidos por intereses personales y no por la patria.
En sus reflexiones, reclamó la necesidad de que la familia se integrara a la formación desde el hogar, fue de parecer que sin el espíritu y la voluntad para transformar la realidad social y política el proceso educativo quedaba incompleto. En ese aspecto la sociedad perdía la oportunidad para preparar a la juventud para preservar los valores morales cívicos y patrióticos, principios fundamentales para enaltecer la patria.
Su formación intelectual como característica de su personalidad hizo posible su participación en cónclaves internacionales. En 1901 el gobierno de Juan Isidro Jimenes la designó para representar al país en la Exposición Panamericana de Búfalo. Allí tuvo la oportunidad de disertar acerca de la “Evolución intelectual de la mujer en Santo Domingo” y socializar con otras que lideraban la defensa de los derechos de la mujer. También mantuvo comunicación con intelectuales extranjeros y analizó escritos literarios de destacados intelectuales dominicanos.
La interacción social fue significativa en cuanto a su movilidad social, pues remitiéndonos a su autobiografía carecía de condición económica holgada, criterio valorado por sectores elitistas. Recibió homenajes de sociedades que valoraron su dedicación al magisterio. Además, dirigió junto a América Hansen, Virginia González y Mercedes Meyreles la Asociación “Hermanas de Duarte”. También fue la primera mujer presidenta de la Asociación de Profesores de Puerto Plata. En 1898 fue homenajeada en la ciudad de Santo Domingo por la Sociedad de Estudios Salomé Ureña.
El 22 de agosto de 1898 en una carta enviada a Cruz Pereyra, Octavia Stefani y Ana Joaquina Hungría y que recoge la Revista Letras y Ciencias en su número 153, Augusto Franco Bidó reconoció la personalidad y preparación intelectual de las hermanas Mota al escribir: “Dios confirió a Antera y a Mercedes grandioso talento y clara inteligencia. Después, ellas, a fuerza de estudios, labor y entereza hicieron lo demás. Son obreras eficacísimas de la cultura intelectual que contribuyen a la grandeza efectiva de la patria”.
Las maestras Antera y Mercedes Mota son merecedoras de que sean estudiados sus aportes a la Instrucción Pública, ¡Aun el Estado, la academia y la sociedad les adeudan méritos!
“Forjar por medio de la instrucción una nación grande, nación respetada, nación libre”.
Centro estudios caribeños. PUCMM.