Los cambios que se avecinan parece que no van a ser fáciles para nadie, entre ellos para el mundo cultural dominicano, incluso, hay quienes plantean que el Ministerio de Cultura podría desaparecer o ser engullido por el Ministerio de Educación.

Esto, en medio de runrunes de que la Ley de Cine -como siempre-, podría sufrir una muerte súbita. Mientras la Ley de Mecenazgo se ha convertido en el fiasco más sonoro del gobierno actual en el sector.

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Fuentes que han tenido acceso a las propuestas de cambios plantean que en una de ellas se propone la absorción de Cultura por Educación, tal y como ha ido ocurriendo en otros países como España o Argentina. Esto limita las relaciones del país con organismos como la Unesco.

Es cierto que las relaciones culturales del país en estos años han sido centradas en el tema del cine, fundamentalmente, con la organización de algunas embajadas de Muestras del Cine Dominicano, con mucho éxito.

Pero se han aprovechado los millones de dólares que podrían haber venido al país de organismos internacionales y de bancos y otras instituciones, para ser empleados en el desarrollo cultural de la nación dominicana.

Por otra parte, los peligros que acechan a República Dominicana están ahí, tocando la puerta. La silenciosa invasión haitiana, ante la calamitosa situación de nuestros vecinos, es algo que ha venido influyendo con especial peso en los últimos años.

La anticultura urbanita, impuesta por poderes oscuros como el modelo del éxito de las clases desposeídas, es algo que con más fuerza desdibuja poderosamente la identidad cultural dominicana. Todo esto, sumado a la ausencia de políticas culturales que frenen desde la raíz -y sin represiones, sino con educación artística- ese fenómeno dentro de las grandes masas. Todo lo cual podría llevar a la desaparición de los valores más importantes que identifican al ser dominicano, en cuestión de 20 a 30 años.

El viceministro de Cultura y hombre del teatro, Giovanny Cruz, niega que esa posibilidad de desaparición del ministerio se vaya a dar. “Si ese rumor se hace realidad, diría que es un retroceso. Cuando Tony (Raful) y yo estábamos aquí ya oíamos eso. ¡Y si eso ocurre, después de una conquista como esta…! Ya estuvimos en el Ministerio de Educación, y salimos de ahí”, recuerda. “Eso sería un retroceso y me permito dudarlo. La gente de la cultura no somos tantos, pero sabemos escribir y hablar. Sería un golpe que el movimiento cultural no recibiría sentado. No es una conquista mia, ni de Tony Raful, sino de todo el movimiento cultural dominicano”, argumentó.

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“Lo que falta es dinero”

Por su parte, Freddy Ginebra, fundador de la cincuentenaria Casa de Teatro y a quien todos los presidentes le han propuesto encabezar ese ministerio, expuso: “Yo creo que eso no puede suceder, porque el Ministerio de Educación tiene suficientes problemas y no da abasto para resolver. Agregarle la Cultura sería crearle otro problema más serio. A menos que tuviera acceso a los fondos que tiene Educación, y que pueda manejarlos de verdad. Porque aquí falta muuucho dinero para hacer lo que se tiene que hacer”, enfatizó.

Según el también actor, los ministros de Cultura han tenido las manos atadas. “Apenas tiene dinero para pagar las nóminas que son muchísimas. Pero para hacer grandes programas deberíamos tener en todas las escuelas, en todos lados, de una manera eficiente se tendría que contar con un presupuesto muy alto”.

“Hasta que los gobiernos no entiendan la necesidad de transformar esos niños, no hay manera de hacer otra cosa. Hay que crear ventanas para que los jóvenes puedan expresarse como tienen que expresarse, para que puedan ver otro mundo y tener otra mirada del mundo que les rodea. Hay que crearles una puerta de esperanza. Insisto, no creo que esa (desaparecer el Ministerio de Cultura), sea la solución”, expuso Ginebra.

Para él, entre los elementos que corroen la cultura dominicana está que “los valores se han ido al carajo, y cada día lo confrontas a través de la música, que tú escuchas cosas que ni siquiera te escandalizan, lo oyes como algo que sucede natural”. Freddy Ginebra llamó, eso sí a “reforzar las escuelas,” y con ellos la preparación de los maestros. “Esto es un trabajo de seguir y seguir y seguir. Siempre se salva alguien, pero es una pena que la gran mayoría se pierda”.

Teatrista y viceministro Giovanny Cruz.

La cultura y el interior

Elvira Taveras, actriz y directora teatral, está al tanto de las fusiones que se han dado en países como España. “Consideramos entonces (cuando se creó) que la creación del Ministerio de Cultura era buena para el desarrollo de las industrias culturales y del ejercicio de los derechos culturales del país, pero después de 24 años no vemos un interés de ninguno de los gobiernos que han pasado en lograr ese desarrollo, en descentralizar la vida de la oferta de espectáculos de la capital. Porque hay poquísimo en Santiago, y en el resto del país, nada”.

La destacada figura del arte enfatizó en que “reducir el Ministerio de Cultura podría ser un retroceso. Lo que amerita es prestarle la atención debida al sector, favoreciendo a creadores e industrias culturales en todo el país. Lo que trasciende de una nación es su cultura”, concluyó.

“La burocracia nos come vivos”

Una de las voces más hermosas de Iberoamérica, Maridalia Hernández, miembro del Consejo Nacional de Cultura, opina que el Ministerio de Cultura se fundó con la mejor buena fe del mundo, pero excedió su propia capacidad de gestión. Es “una estructura que hay que reestructurar. Una institución que debe revolucionarse internamente. Pero un cambio radical…”, insiste.

Dijo Maridalia que la clase artística está “tan desempoderada y desarticulada, que hay quienes creen que volviendo al Ministerio de Educación podrían volver a tener los poquitos, poquitos, privilegios que tenían, que su seguro médico, que mejor salario. El Ministerio de Educación es un coloso que se va a engullir a Cultura”.

“Nosotros, los actores de la cultura y el arte, debemos hacer una reflexión muy profunda, porque si bien no recibimos lo que la ley dice, tampoco estamos exigiendo nuestros derechos. Y cuando nos nombran ahí (en un puesto), ese espíritu de burocracia estatal, esa desarticulación, nos come vivos porque no podemos ser. Los colegas conspiramos contra nuestros propios colegas”.

Así que solo ve la salida “reestructurando aquello de manera radical, creando una estructura más transparente, pequeña y manejable, así veo yo”, manifestó. (Continuará).

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