El Acorazado Potemkin encabeza la lista, por ser una obra que revolucionó el arte cinematográfico en 1925

Subir la escalinata de Odesa en 1980, 55 años después de que se filmara la mítica escena del coche de bebé rodando cuesta abajo hacia la palabra siempre de la historia, era como meterse en el pietaje directo del hombre que revolucionó el cine con la técnica del montaje.

“El Acorazado Potemkin” (Bronenozets Potiomkin, en ruso), es una de las películas que 100 años después sigue perteneciendo con eterna juventud al baúl de los grandes tesoros del arte cinematográfico.

El domingo 22 de enero de 1905, 200 mil trabajadores desarmados llegaron hasta el Palacio de Invierno del zar Nicolás II para entregarle un pedido: salario más alto y mejores condiciones de trabajo, contra la miseria de la paga y las brutales reglas laborales: por caso, no menos de catorce horas diarias.

El zar ni siquiera estaba ahí, pero la represión fue tan dura, que retumbó hasta el año 1917 en que cayó el régimen zarista y se impuso el comunista de Vladimir Illich Lenin. “El acorazado Potemkin” está inspirada en el motín de sus marineros en apoyo a los trabajadores que fueron hacia el Palacio de Invierno.

Uno de los grandes clásicos del cine mundial es esta monumental película en la que el director soviético Serguei Eisenstein desplegó las teorías del montaje. La película muestra la técnica de crear significados por medio de asociación de imágenes y de la carga emotiva y reflexiva intrínseca.

La quimera de oro

Charles Chaplin había manifestado más de una vez que le gustaría ser recordado por la película La quimera del oro. Y sí, un siglo después se le recuerda por esta y otras películas. La quimera de oro (The Gold Rush) sucede a El chicuelo (1921), aunque con más acento dramático. La fiebre del oro en Alaska inspira al vagabundo que busca riquezas. El filme es un ejemplo de equilibrio entre comedia y tragedia, elementos que definieron el devenir de su obra.

El fantasma de la ópera

Basada en la novela de Gastón Leroux, publicaa en 1910, la película fue producida por Carl Laemmle, fundador y dueño de Universal. Esta película protagonizada por Lon Chaney abrió la ventana para que entraran a la gran pantalla los monstruos, y demostró que había público para historias macabras. Sin ella y sin Nosferatu, no hubiesen existido Frankestein y Drácula en el cine. En 1998, la película fue considerada “cultural, histórica y estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación en el National Film Registry. A pesar de algunos problemas de producción, la película fue entonces un éxito en la taquilla, y recaudó más de $2 millones.

El mundo perdido

Quizá la más olvidada entre las películas que cumplen 100 años en 2025 es esta producción dirigida por Harry O. Hoyt, basada en la novela homónima de Arthur Conan Doyle de 1912. Se debe a que se trata, más que otra cosa, de una película pionera y que influenció a otros hitos que vendrían después. La trama trata sobre una expedición de exploradores que se aventuran a una meseta en las fronteras entre Perú, Brasil y Colombia, donde aún caminan gigantescas bestias ancestrales (dinosaurios, pues). Si te recuerda a King Kong, no es casualidad: Willis O’Brien, quien trabajó en la icónica película del mono gigante, también realizó aquí los efectos especiales y animación de los dinosaurios. Hoy se le considera el primer largometraje en implementar la técnica. La secuela de Jurassic Park (1993) incluso retoma su título como homenaje.

El rey de los cowboys

Un joven que no encuentra trabajo en su pueblo natal emigra a Nueva York en busca de un futuro mejor, pero nada más llegar, se siente abrumado por la vida de la gran ciudad y decide probar suerte en cualquier otro sitio. Se cae de un tren cerca de un rancho y se convierte en un vaquero muy especial. Con una secuencia final solo lograble hoy día con Inteligencia Artificial, este filme es un derroche de genialidad y de caos calculado hasta el más mínimo detalle y segundo, es una película que sigue perdurando.

Montaje
El acorazado Potemkin es el primer filme que muestra un nivel de montaje tan novedoso que cambia la historia del cine.

Equilibrio
Chaplin en La quimera del oro demostró el pulso necesario para establecer el equilibrio perfecto entre comedia y tragedia.

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