Ocean’s 8, el universo femenino de Ocean’s Eleven, llegó a los cines estadounidenses con la firme intención de destronar a Solo: A Star Wars Story” de la taquilla.
Así sucedió. La cinta recaudó en su fin de semana de estreno 41.5 millones de dólares en las taquillas de Estados Unidos y Canadá, dejando atrás a Solo: A Star Wars Story, de acuerdo con estimados publicados el domingo. Con un costo de producción de aproximadamente 70 millones de dólares, la franquicia de Ocean’s, protagonizada por Sandra Bullock, Cate Blanchett y Anne Hathaway, impuso una cantidad récord para la secuela en su primer fin de semana en cartelera, sin tener en cuenta la inflación.
Las tres películas anteriores de la serie debutaron con entre 36 a 39 millones de dólares en la última década.
La historia
El arte de la estafa no entiende de género, pero sí de genes: así lo demuestra Debbie Ocean, la hermana del ladrón que interpretó George Clooney en la popular saga Ocean’s 11 y que se presenta como líder de una banda de mujeres en la película derivada Ocean’s 8.
Todo comienza cuando Debbie, encarnada por Sandra Bullock, sale de la cárcel y planea robar el collar de diamantes de 150 millones de dólares que lucirá una actriz en la exclusiva gala anual del Metropolitan Museum de Nueva York (MET).
Más allá del lujo, las celebridades que hacen cameos o el notable elenco femenino, que incluye a Cate Blanchett, Anne Hathaway o Sarah Paulson, Bullock destacó que lo más importante de la historia es cómo las “cómplices” se “impulsan las unas a las otras” para lograr su objetivo. A diferencia de otros roles en los que han trabajado a lo largo de sus carreras, las actrices representan en esta ocasión a “mujeres cuidando unas de otras, reconociendo sus talentos y diciendo: ‘Ve ahí y brilla’”, desgranó la actriz.
Esa era la idea del cineasta Gary Ross, quien contó con el beneplácito y la producción de Steven Soderbergh, el artífice de Ocean’s Eleven (2001), Ocean’s Twelve (2004) y Ocean’s Thirteen (2007), tras la cual descartó prolongar la saga.
“Aquí tenemos a un director que quería a mujeres, y quería a mujeres haciendo sus cosas”, aplaudió Blanchett, que asumió “un riesgo que merecía la pena tomar” al enterarse de “quiénes eran las otras actrices y cuál era la franquicia” cinematográfica que le ofrecía Ross.