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Otras voces exponen sus puntos de vista ante la posibilidad de que la institución sea absorbida por otra
El movimiento cultural dominicano parecería estar despertando del letargo, con la posibilidad de que desparezca el Ministerio de Cultura y se fusione con Educación.
El maestro Dante Cucurullo, director sinfónico y profesor de Música, es partidario de “que la parte educativa, las escuelas, pasen a Educación. Allí hay presupuesto y los maestros, cuando se creó el Ministerio de Cultura, todos perdieron las conquistas que se habían hecho como profesores”.
“Los salarios no son los mismos, ni los privilegios de seguros ni de pensiones son los mismos. Al ser como son, maestros, deberían tener los mismos privilegios que los de la enseñanza normal”.
Según su punto de vista “la parte de difusión, díganse las compañías de ballet, teatro, la Orquesta Sinfónica, deben seguir en el Ministerio de Cultura”.
La Premio Casa de América 2022, Soledad Álvarez, opinó que “antes que hablar de la desaparición de un ministerio llamado a desempeñar una función esencial en la preservación y el desarrollo de la cultura dominicana y, por ende, de nuestra sociedad y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, hablaría del desinterés y la negligencia de la mayoría de los gobiernos que hemos tenido hacia la cultura”.
“Es en esa lamentable actitud donde se originan el clientelismo, la debilidad y la falta de recursos, de planificación y de proyectos, de pasión y de trascendencia que han caracterizado a ese ministerio, que pareciera no tener dolientes”, lamentó.
“Sin llegar a la frase erróneamente atribuida a Goebbels: ‘Cuando oigo la palabra cultura, saco la pistola’, el escandaloso desinterés de los gobiernos hacia la cultura amenaza con exterminar lo poco que nos queda, lo poco que podemos hacer en las deplorables condiciones que rodean el trabajo cultural”, sentenció.
Plataforma de Inversión
El cantautor José Antonio Rodríguez, ex ministro de Cultura, observó que si se quieren fusionar es para ahorrar. “Pero el ahorro está desde que le quitaron casi un 10 % del Presupuesto (a Cultura), con la excusa de que ya no tienen a Bellas Artes, ni los museos, debido a la descentralización. Entonces, ¿para qué sirve el Ministerio de Cultura? Ya no tiene las compañías, ni las escuelas porque las tiene Bellas Artes. Lo que tiene es que crear las políticas. Ese es su trabajo. Si lo ponen en el Ministerio de Educación, la política de Cultura tendrá que estar íntimamente ligada a la Educación, como estuvieron antes, que de ahí fue que salimos. Y me pregunto ¿por qué retroceder, si ya hay un logro hecho por el sector”, reflexionó y puso, de paso, como ejemplo negativo, la nomina de millones que se gasta en la nómina de empleados de Cultura y oficinas de República Dominicana en Estados Unidos, lo que calificó como “una cosa loquísima, una cantidad de dinero absurda. Y llamó a pensar al Ministerio de Cultura como el lugar de inversión en la Cultura, o sea “parte del dinero que recibe fuera capitalizado en la inversión en las industrias culturales, y así aumentar los aportes que hace el sector al PIB”.
Rodríguez considera que las escuelas de Bellas Artes pasen a Educación, y que las compañías regresen a Cultura y reciban fondos de esa plataforma de inversión a la cual se refirió más arriba. Y de las ganancias que tenga cada compañía o casa proyecto, reinvierta una parte en la misma plataforma. Al cabo del tiempo sería autofinanciable.
En cambio, Pablo Ulloa, defensor del Pueblo, afirma: “Toda política pública que garantice un derecho fundamental yo la apoyaré. En este caso particular si la fusión de ministerios permite un real apoyo, aumenta el presupuesto, mejora las condiciones y en definirá impacta positivamente a los actores culturales de la República Dominicana contarán con el defensor del pueblo”.
Sin embargo cree que “indiscutiblemente debe mejorarse la gestión de la cultura y su fomento. El artículo 63 y el 64 pueden coexistir en un mismo ministerio o no; el problema aquí es de voluntad política y de visión de Estado”, concluyó el funcionario.
Otra propuesta
Uno de los mayores expertos en política cultural y en los vericuetos más recónditos de la institución es el también artista visual Carlos Santos. “La propuesta de unificar al Ministerio de Cultura con el Ministerio de Educación requiere de ponderaciones y criterios bien fundados para tomar una decisión de Estado de esta envergadura. Es innegable que el Ministerio de Cultura requiere de una segunda ola de reformas, pospuesta por razones presupuestarias, como por el impacto del clientelismo político en aquella institución cultural; sin embargo, las acciones reformadoras deberán orientarse, no solo a la eficiencia del sistema, estructuras institucionales y profesionalización del personal, sino también a las amenazas que sobre la identidad y la cultura actualmente se vislumbran”, observó.
Considera que “sería un craso error limitar procesos institucionales sin una visión estratégica de la cultura dominicana, reduciendo las decisiones a aspectos de índole financiero y presupuestario. No es secreto que el presupuesto del Ministerio de Cultura es irrisorio, y que el mismo ha imposibilitado cubrir la demanda cultural de la población, tanto como derecho a la creación como al acceso a bienes y servicios culturales, como manda en el artículo 64 de nuestra Constitución Nacional. Pero tal situación presupuestaria ha permanecido por largos años, debido a concepciones economicistas acerca del desarrollo que han imperado en el país. Así mismo, por un concepto errado sobre la cultura, que ha predominado y que aún se impone cuando se diseñan políticas presupuestales desde el Estado”.
“La pretendida integración, a mi manera de ver, podría ser un paso perjudicial para ambos ministerios y las propias políticas públicas. Quienes están pensando en dar ese paso, ¿se han detenido a pensar las implicaciones y repercusiones que tendría tal decisión?”, y argumentó: “Las políticas culturales son hoy más que educación artística. El campo cultural se ha ampliado adquiriendo nuevas áreas y sectores, los cuales no pueden ser gerenciados desde el Ministerio de Educación. La gerencia de museos, las políticas de patrimonio cultural, la cultura popular, las industrias creativas y culturales, entre otros ámbitos, sobrepasan el alcance y la misión del Ministerio de Educación”.
Santos propone otra cosa. “En el estudio que realizamos para el Consejo Presidencial de Cultura, en 1998, descubrimos que el presupuesto de la Dirección de Bellas Artes nunca fue orientado para aquella entidad, debido a las urgencias educativas. Ello supone que no hay ninguna garantía para que en la fusión se espere obtener mayores presupuestos para sus programas e inversiones en infraestructuras especializadas que sirvan para cubrir las demandas de servicios culturales en todo el territorio nacional. Ahora… ¿No sería más fácil modidicar la Ley de Educación para que pueda compartir su 4% con el Ministerio de Cultura…?” (¿Continuará?)
La pretendida integración, a mi manera de ver, podría ser un paso perjudicial para ambos ministerios y para las propias políticas públicas.”
Carlos Santos
Ex viceministro de Cultura