Desde que los amantes de la música clásica confirmaron la noticia, corrió como pólvora: por primera vez en el país se presentaría una de las orquestas de más larga y distinguida trayectoria, la del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, bajo la batuta, nada más y nada menos, que de su director artístico y general, el maestro Valery Gergiev, que gracias a su gestión se ha convertido en un recinto sin par en todo el mundo.
La emoción que produjo su arribo a suelo dominicano propició que las entradas se agotaran en su totalidad y que la noche del pasado domingo, 8 de marzo, la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito luciera abarrotada de un público sediento de buena música, la misma que como muchos describen, “trasciende el plano físico y eleva el alma”.
La función, denominada “Gala de Grandes Intérpretes Margarita Copello de Rodríguez”, fue posible gracias a la Fundación Amigos del Teatro Nacional y a la Fundación Sinfonía, pero especialmente a la señora Veronica Atkins, gran mecenas de las artes, que generosamente auspició la visita de esta agrupación, a la que se sumaron el pianista ruso Daniil Trifonov, de inusual sensibilidad y profundidad; el violinista húngaro Kristóf Baráti, con un vasto rango de expresividad e impecable técnica, y el tenor Sergey Skorokhodov, que complementó con su voz una velada para recordar.
El reloj marcaba justamente las 7:20 p.m., cuando con 20 minutos de retraso, pero que valieron la pena, hizo entrada la orquesta, compuesta por 40 músicos que se han encargado de consolidarla a través de sus exitosas y continuas giras, como la “primera orquesta global del mundo”.
La noche prometía un viaje por la música de grandes compositores universales. Desde Claude Debussy, Sergie Prokofiev e Igor Stravinsky, hasta Felix Mendelssohn, Sergie Rachmaninov y Ludwing van Beethoven, que dicho sea de paso, a nivel mundial se celebra el 250 aniversario de su nacimiento con su sinnúmero de actividades y conciertos, a los que de una u otra forma también la Republica Dominicana se ha sumado. Y aunque en primera instancia el programa pudo considerarse “pesado”, fue totalmente lo contrario. En otras palabras, un poema. Claro, esto por la excelencia, pulcritud y precisión, pero, sobre todo, a la pasión y entrega en escena con que fueron ejecutadas las notas y acordes del repertorio. Cada uno de los solistas invitados dio cátedra y demostró el porqué de su encanto.
La visita histórica de esta pléyade de artistas coloca al Teatro Nacional al nivel de los más importantes del mundo. Por eso no resulta extraño que para unos cuantos aún parezca un sueño.
Los fondos recaudados serán destinados a los programas educativos de la Fundación Sinfonía.
La Ciudad Corazón también disfrutó
La Fundación Eduardo León Jimenes se unió a Sinfonía para llevar esta experiencia a Santiago de los Caballeros, en las instalaciones del Centro León, que contó con una entusiasta participación del público santiaguense y de ciudades cercanas como Moca, Mao, Puerto Plata, Sosúa y La Vega, que tuvo la oportunidad de disfrutar de la velada gratuita, el pasado sábado, 7 de marzo.
La legendaria orquesta rusa interpretó un variado repertorio clásico, pero en esta ocasión bajo la conducción de su primer chelista, Anton Gakkel, recibiendo por igual la ovación de miles de personas que colmaron los jardines de la institución cultural.