La obra del gran artista plástico dominicano está a buen recaudo, bajo la fundación que lleva su nombre
En el aniversario 83 del natalicio del maestro surrealista Iván Tovar, recordamos su legado a través del lente de Luis Gabú, quien, con su sensibilidad documental, logró captar momentos únicos del artista. La conexión entre ambos surgió en un cruce de caminos insospechado: mientras Gabú realizaba un proceso fotográfico sobre el Vudú en Haití, su llegada a la República Dominicana lo condujo a conocer a la artista Yuly Monción, quien lo presentó a Frank Pimentel. Este, a su vez, lo puso en contacto con Tovar.
Gabú, reconocido por su capacidad de captar la esencia de sus retratados, encontró en Tovar un sujeto inicialmente esquivo ante la cámara, pero con quien estableció una relación de confianza. En 2013, cuando Yuri Ruiz los vinculó en Jarabacoa para proponer la muestra Tovar Antológica en el Museo Fundación Eugenio Granell de Santiago de Compostela, Gabú logró retratarlo en su hábitat natural, enmarcándolo en su propio bosque. También inmortalizó el encuentro con Natalia Granell, hija de Eugenio Granell, en Jarabacoa, donde la complicidad entre el arte y la naturaleza se hizo tangible.
En 2014, su lente capturó a Tovar junto al célebre pintor surrealista portugués Cruzeiro Seixas, durante la visita de este a la muestra “Tovar Antológica”. Esta iniciativa permitió destacar la trascendencia del maestro surrealista en el ámbito internacional, y fue gestionada principalmente por Héctor José Rizek, cuyo esfuerzo fue determinante para la materialización del proyecto, así como lo sigue siendo en la actualidad a través de la Fundación Iván Tovar.
Años más tarde, en 2019, Gabú organizó la última entrevista de Tovar con la intelectual Pilar Corredoira en la Biblioteca Eugenio Granell. En esa conversación se dieron cita la historia y el pensamiento, en un espacio donde el surrealismo resonaba con una fuerza inquebrantable.
Luis Gabú no solo documentó a Tovar, sino que le ofreció un espejo a su universo. Su mirada permitió que el artista trascendiera el lienzo y quedara plasmado en la memoria visual de quienes continúan celebrando su genio.
Hoy, evocamos esos momentos con la certeza de que Iván Tovar sigue habitando el imaginario colectivo, tal como sus formas flotan en el espacio de sus pinturas: suspendidas entre el sueño y la vigilia, entre la luz y la sombra.
Iván y el surrealismo
Iván Tovar nació el 28 de marzo de 1942 en San Francisco de Macorís, provincia Duarte. Es uno de los grandes representantes del surrealismo internacional, heredero por méritos propios de los principios estéticos y poéticos que dieron lugar a uno de los movimientos artísticos más revolucionarios del siglo XX. Aunque sus raíces han perdurado hasta hoy, el surrealismo se formalizó con el manifiesto de 1924, encarnado en las mentes privilegiadas de poetas, cineastas y artistas bajo la égida de André Breton.
Desde muy joven, Tovar mostró aptitudes para las artes visuales. En 1955 fue admitido en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo, donde permaneció hasta 1961. Su proceso formativo le permitió establecer vínculos esenciales con los maestros Gilberto Hernández Ortega y José Gausachs. También forjó una relación significativa con los poetas Máximo Avilés Blonda y Franklin Mieses Burgos, este último, un referente dentro del movimiento “La Poesía Sorprendida”. Esta corriente literaria se destacó por su particular enfoque y su capacidad de renovación dentro de la poesía hispanoamericana del siglo XX, así como su fuerte influencia en toda una generación de artistas, entre los cuales se encontraba Tovar.
Gracias a su cercanía con Mieses Burgos, Tovar tuvo acceso a la obra de Eugenio Fernández Granell, artista, músico y escritor español, a quien conoció en un breve viaje a Nueva York en 1983. Este encuentro fue crucial, porque Granell representaba un puente entre la tradición surrealista europea y el despertar de nuevas formas de expresión en el Caribe. El contacto directo con figuras de tal renombre permitió que Tovar profundizara en las raíces de su práctica surrealista, y enriqueciera su obra con una mayor comprensión de las ideas que definieron el movimiento.
Además, las visitas de André Breton a Santo Domingo en 1941 y 1946 respectivamente, marcaron un hito significativo en la historia del surrealismo en el Caribe, y crearon un precedente de gran impacto para los artistas de la región. Esto justifica que Tovar se retroalimentara de esta corriente, la cual se fue integrando de manera orgánica en su pensamiento y producción artística a través de sus maestros y de sus relaciones con otros intelectuales y artistas.
De París a Jarabacoa
En 1963, Tovar se estableció en París. La originalidad y el acento poético que impregnaban sus primeras obras consolidaron un universo claro y personal. En la capital francesa se definió su estilo surrealista, y fue en este ambiente que se relacionó con figuras clave en su proceso formativo y vivencial, como el escultor cubano Agustín Cárdenas, el pintor español Antonio Saura, el crítico de arte José Pierre, el fotógrafo Henri Cartier-Bresson y otras grandes personalidades que enriquecieron tanto su vida como su obra.
En el caso de José Pierre, lo acompañó durante gran parte de su carrera, comenzando por su primera exposición individual en París en 1969, presentada en la Galería 3+2, donde exhibió 28 obras, de las que vendió todas excepto una: La Chaise Adulte, la cual conservó por buen tiempo como parte de su colección personal.
En 1979, el artista regresó a la República Dominicana. En esta etapa, dedicó especial interés al arte objeto, estableció un taller en Haina. Realizó cuatro exposiciones individuales en la Galería de Arte Moderno de Santo Domingo (hoy Museo de Arte Moderno) en 1980, 1981, 1986 y 1987. Su obra, ya con la madurez alcanzada en París, reflejaba la luminosidad y el colorido del trópico.
A lo largo de la década de 1990 y gran parte de los primeros años de los 2000, Tovar continuó su actividad artística, alternando su vida entre París, Santo Domingo y Jarabacoa. Durante este período, su obra siguió siendo expuesta en los principales espacios internacionales, para consolidarse como un referente del surrealismo contemporáneo. Esta etapa marcó un punto de madurez y expansión en su arte.
Tovar y Galicia
En 2017, Tovar se estableció en Santiago de Compostela, España. Un año después, el Gobierno dominicano le otorgó el Premio Nacional de Artes Plásticas. Aunque su vida en España era tranquila, en 2020 regresó a Santo Domingo, donde falleció el 13 de abril.
Para preservar su legado, en 2021 se creó la Fundación Iván Tovar. Dentro de sus actividades destacan:
En 2022, la muestra “Bocetos de la Famila” en el Museo de las Casas Reales y la primera exposición inmersiva “Tovar: Surrealismo Vivo” en la Plaza de España de la Ciudad Colonial Primada de América de Santo Domingo.
En 2023, el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo acogió la muestra “Tovar Retrospectivo”, una colaboración de la FIT con el Voluntariado del Museo de Arte Moderno. En el 2024, el proyecto “Tovar Infinito, a un siglo de Surrealismo” transformó vallas electrónicas de CARTEL en lienzos urbanos en Santo Domingo, Punta Cana y Santiago de los Caballeros.
La obra de Tovar también se exhibió en la muestra “Diálogos Oníricos” en el Museo Bellapart, junto a los trabajos de los maestros Gilberto Hernández Ortega, Clara Ledesma, Jaime Colson, Eugenio Fernández Granell y Jorge Noceda Sánchez.
La exhibición de “La Chaise Adulte” que tuvo lugar del 15 de septiembre al 9 de diciembre de 2024 en Times Square, Nueva York, marcó un momento trascendental en la proyección internacional del legado de Iván Tovar. El evento “Tovar The Chair”, más allá de la representación estética de la obra en sí misma, encapsuló los principios fundamentales del surrealismo que el artista cultivó a lo largo de su trayectoria. Se trata de una obra monumental de 4 metros, realizada en acero inoxidable por el Taller Capa Escultura de Madrid, bajo la producción de la Fundación Iván Tovar y la gestión y mecenazgo del empresario dominicano Héctor José Rizek, quien ha sido un pilar fundamental en el posicionamiento y preservación del legado de Iván Tovar por su dedicación al arte, sentido de humanismo y gran compromiso social.