Isabel Pantoja se reencontró el miércoles por la noche, tras su paso por la cárcel, con su público latinoamericano en la tercera jornada del Festival de la Canción de Viña del Mar, donde entregó un sentido homenaje a su amigo, el cantautor Juan Gabriel, fallecido en agosto del 2016.“¡Isabel, Isabel, Isabel!”, resonaban tres cuartos de hora antes las 15,000 gargantas que caben en el coliseo de la Ciudad Jardín, en una muestra de que a su audiencia de Latinoamérica, tradicionalmente fiel, no le ha importado que la artista pasase algo más de un año y medio en prisión por evadir impuestos.
No llegó sola: una orquesta de casi cien personas, récord del festival, acompañó a la cantante en un recital de más de dos horas y que arrancó con “Se me olvidó otra vez”, uno de los grandes éxitos del “Divo de Juárez”.
“Muchas gracias, Juan Gabriel, te quiero hasta la eternidad”, le confesaba al infinito la tonadillera.
El público, fervoroso hasta el punto de que varias de sus seguidoras iban vestidas de sevillana, respondió al despliegue de la estrella de la copla y no dejó de cantar ninguna de las canciones que la sevillana de 60 años interpretó.
“Soy una mujer de poco hablar, pero sí quiero dar las gracias infinitas por haberme dado la oportunidad de, por primera vez en mi vida, poder pisar La Quinta Vergara. Hoy puedo cantar. Hasta que Dios me lo quite, es lo único que quiero seguir haciendo”, se emocionó.
La estancia en prisión no le ha dejado secuelas visibles, al menos en el escenario: La Pantoja se atreve, coquetea con el vestido, enseña pierna y propone una acertada mezcla en la que combina la emotividad de las canciones con las que recuerda a Juan Gabriel con la alegría con la que canta sus composiciones.
El esfuerzo de la sevillana se vio recompensado con una Gaviota de Plata, que dedicó al público y a su familia, y con una Gaviota de Oro, máximo galardón del certamen, que recogió muy emocionada y que mordió al más puro estilo del tenista español Rafael Nadal.