Irving Alberti y Pepe Sierra regalan uno de los duelos actorales más orgánicos y competentes de la escena dominicana de estas décadas.

De pronto, Irving Alberti enriquece la literatura teatral dominicana. Y por tanto la escena, con su segunda obra: “Desde el mismo vientre”.

De pronto, arranca el 2024 con una obra de la cual probablemente hablemos por mucho tiempo.

De pronto, Irving demuestra ser uno de los artistas más completos de la escena dominicana. Un todoterreno que escribe, produce, actúa y lo hace con éxito.

De pronto, Irving Alberti, el Manín, se nos convierte en uno de los dramaturgos con mayor eficiencia y productividad del teatro de hoy. Y con mayor dominio de temas álgidos. Con arcos que atan al espectador a la butaca y los suelta exhaustos de emociones. Con un muy intuitivo y vigoroso sentido del tempo y de los finales inesperados.

Se trata de una obra de mellizos, escrita producida y actuada por Irving. Pero la obra no sería lo mismo si en el rol del mellizo estuviese otro actor que no fuese Pepe Sierra.

El que probablemente sea el mejor actor de las nuevas generaciones, es un bendito camaleón.

Con un especial sentido de los cambios de estados anímicos y de las transiciones, dibuja otro gran personaje para su colección.

No por gusto, Irving lo buscó de compañero.

En esta obra donde se conforman en una especie de Willy Colón y Rubén Blades del teatro. O de Andy Montañez y Pellín Rodríguez, de cuando El Gran Combo iniciaba.

A Irving y Pepe, le acompañan en off: Yanela Hernández y Luvil González.

Yanela, Pepe, Irving, Ramón y Luvil. (Foto: Alfonso Quiñones)

La dirección de Ramón Santana no debió ser un trabajo agotador, pero sí agudo. Que trabajar con dos actores de esta índole es muy de recalcar instantes, transiciones, gestuales.

El diseño escenográfico de Fidel López es moderno y claramente funcional.

La iluminación, acentuada en los momentos de intimidad.

Se trata de un espectáculo que puede ser minimalista si la necesidad lo dicta. Pienso en viajes al interior u otros países. Y hermoso en cuanto a la riqueza de conmociones en la línea dramática; y de exhaltaciones en los personajes.

“Desde el mismo vientre”, de Irving Alberti, es más que un canto, una alabanza a favor de las personas que sufren problemas psicológicos.

Aquellos que de no ser debidamente atendidos, pueden convertirse en volcanes dormidos.

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