Por primera vez, desde 1943, existe un riesgo considerable de que no sea entregado el premio Nobel de Literatura. Y no es por falta de mérito de los autores, poetas y ensayistas del mundo.
La dolorosa situación, aunque no sin precedentes, surgió por escándalos de abuso sexual y delitos financieros que involucran a la Academia Sueca, la organización que elige al ganador del Nobel de Literatura.
La prestigiosa academia ha admitido que “un comportamiento inaceptable en forma de una intimidad no deseada” ocurrió dentro de sus filas, pero su manejo de las acusaciones indecorosas es lo que ha acabado con su credibilidad, originando cuestionamientos de juicio y obligando a renunciar a Sara Danius, su primera secretaria permanente femenina.
Un debate sobre cómo enfrentar sus fallas también ha dividido a sus 18 miembros, quienes tienen un puesto vitalicio, hasta entrar en terrenos hostiles y llevó a siete de sus integrantes a retirarse o desasociarse de este grupo secretista.
La más reciente renuncia, anunciada el sábado, dejó a la institución con 11 personas para considerar quién debería ganar el Nobel de Literatura 2018.
En su próxima reunión semanal en Estocolmo el jueves, la Academia Sueca podría decidir posponer o cancelar la entrega del premio este año, porque no se encuentra en condiciones de elegir un ganador. Anders Olsson, quien tras la renuncia de Danius ha ocupado de manera temporal el puesto de secretario permanente, dio indicios de este escenario en declaraciones a la radio pública sueca SR la semana pasada.
Si la academia continúa su proceso y elige a un ganador para 2018, algunos consideran que el mérito del galardonado podría verse empañado por el desastre en el cual no tuvo nada que ver.
“Realmente depende de quién lo gane. Esa persona necesita saber por lo que ha pasado la academia y quizá responder a la crisis”, dijo Mads Rosendahl Thomsen, profesor de literatura en la Universidad Aarhus de Dinamarca.