Buika lidera el DR Jazz Festival, con Nestor Tórres, Joel & Mushi, Sistema Temprado y Bonyé, 11 y 12 en Cabarete
Buika es una voz imprescindible de este siglo XXI. Será la estrella del DR Jazz Festival este fin de semana. ¿El formato? “Traigo un bajista, un percusionista y traigo también un trombón que toca teclados. Es un formato extraño. Hay una canción que es solo con trombón y bajo. Es un formato extraño, pero muy divertido”, expone.
Uno le pregunta por los ciclos de la vida y se lanza: “Así nos pasamos la vida: cerrando y abriendo ciclos. En cierta manera al cumplir los 50, hay que iniciar un ciclo”.
No es la primera vez que se presenta en República Dominicana. Al preguntarle dónde está viviendo ahora, contesta rápido: “No lo sé. No lo sé, porque en realidad como que me engaño y vivo en el Miami de Julio Iglesias. Que ese es el Miami que no se sabe dónde está. Pero está en Punta Cana. Sí. Vivo un poquito aquí y un poquito allí, nomadeando por la profesión, gracias a Dios”.
Si en el mundo existen armas de destrucción masiva, Buika anda con armas de construcción masiva: “Primero, la felicidad”, enumera. “Segundo, la no necesidad. Yo no necesito nada. Y creo que eso es lo que me hace disfrutar de todos y disfrutar de todo”.
Explica más a fondo: “¿Sabes qué pasa? Que esa maquinaria de autoboicot que ponen cada vez que nos intentan aleccionar, cada vez que nos intentan adoctrinar, en mí no funciona”.
“Y no funciona porque realmente yo descubrí que necesidad no había. No hay necesidad de estar enfadado. No hay necesidad de creerse todo lo que a uno le cuentan. No hay necesidad de acogerse a dolores que no son de uno. Al final cogí toda la lista de mis miedos y empecé a borrar los que reconocí que no eran míos, y resulta que yo no tenía. Todos venían de mi madre, de mi padre, de mis exparejas, de tener hijos, porque los hijos dan miedo. Donde son muchos miedos, que de repente te acogen. Pero no son tuyos. Y cuando yo empecé a borrar me di cuenta que realmente no tenía miedo”, asegura.
“Ni culpas tampoco, que esa es otra herramienta de autoboicot a la que nos han adoctrinado. Culpa, culpa. No yo me puedo sentir responsable de que hay cosas que no las hago bien. Pero con esa misma, le digo ofrecerme para solucionar o aprender. ¡Pero culpable no! Cuando te sientes culpable no eres productivo. Te vuelves un estúpido”, reflexiona. “Un cerebro tan increíblemente brillante como es el nuestro, ¿inutilizado por el miedo a la culpa? Me parece absurdo. Y me parece que lo de la culpa fue un mal invento, muy malintencionado, inoculado en nuestro cerebro para que nosotros hiciéramos el ‘mea culpa’ este, que no sirve para nada”.
Buika recomienda: “Hay que volverse proactivo. Hay que estar feliz”.
Reconoce que a los 12 años cuando se fue de su casa, era muy rebelde. “Mucho”, acentúa. Aun así piensa que “nunca” se fue de su casa. “El problema es que yo era niña, y yo tenía respuestas a preguntas que todavía no me había hecho. Y cuando quise hacerme esas preguntas estaba tan intoxicada de tantas respuestas, que me habían dado sin que yo preguntara nada, que al final tienen un lío ahí en la mente… ¡Nunca me fui de esa rebeldía! Siempre estuve ahí. Yo nací en ella. Se llama libertad. Y es el más difícil de los estados, pero es el más maravilloso”.
Buika supone que la vida le dio muchos palos. Pero no los recuerda. Reconoce: “Si ahora mismo me dicen que mi condena va a ser, el resto de la eternidad, estar viviendo la misma historia, ¡Yo la firmo ahora mismo!”.
Es consciente de que nadie la ha traicionado más que ella a sí misma. “Nunca me he sentido víctima, ante nada ni de nadie. Yo no he sido víctima jamás”. Lo sustenta admitiendo que eso que dice es ver la vida de manera realista. “Nos han hecho demasiado románticos. El romanticismo bohemio está muy bien, pero es una herramienta de autoboicot”.
Cree que su primera canción fue “Jodida pero contenta”.
¿Lo demás? ¡Lo demás es historia!