La chilena Gabriela Mistral fue la primera mujer iberoamericana galardonada con un Premio Nobel de Literatura. Lo recibió el 10 de diciembre de 1945, en Estocolmo, Suecia.

Llamarse Lucila María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, era pertenecer al linaje de las familias del realismo mágico que existía desde tiempos inmemoriales y que descubrieron otros escritores como García Márquez, Juan Rulfo o Alejo Carpentier. Así que optó por tener un nombre literario menos fabulador: Gabriela Mistral.

Nacida en Vicuña, Chile, el 7 de abril de 1889, hace 136 años, publicó apenas cuatro libros de poemas. Tuvo un novio, Romelio Ureta -nombre que parece salido también de Cien años de soledad-, quien se suicidó en 1909 y para quien escribió “Desolación”, el poema que explora la experiencia del rechazo a la tragedia de su frustrado amor. También “Rimas”, del 24 de octubre de 1910, también reflejo de la tristeza por la pérdida y la imposibilidad de una despedida. Así, ella que era maestra (sin estudios), descubre que con “el segundo oficio había comenzado la fiesta de mi vida”.

Sus “Sonetos de la muerte” le dan el Premio Nacional de Literatura en 1914.

En 1922 se va a México (¿acaso huye?) para colaborar en los planes de reforma educativos de José Vasconcelos. Allí publica en 1923 “Lecturas para mujeres”, y en Barcelona, la antología “Las mejores poesías”. En 1924, invitada por el gobierno mexicano, viaja por Estados Unidos y Europa. En 1925 es nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones en Ginebra (Suiza) y asiste a distintos congresos. En 1928 representa a Chile y Ecuador en el Congreso de la Federación Internacional Universitaria en Madrid, y trabaja en el Consejo Administrativo del Instituto Cinematográfico Educativo de la Liga de las Naciones, en Roma (Italia).

En los años 30 imparte clases en Estados Unidos en las Bernard College, Vassar College y en Middlebury College. En 1933 es cónsul de Chile en Madrid, y en 1934 hija adoptiva en Puerto Rico. Como diplomática viajó por Lisboa, Guatemala, Francia, Brasil, Estados Unidos, México e Italia. En 1938 aparece su libro de poesía “Tala”.

La llegada de Doris Dana

El pasado 7 de diciembre en el Festival de Cine de Trieste en Italia, fue estrenado el documental “Locas Mujeres”, que explora el amor de Gabriela Mistral y la norteamericana Doris Dana.

Se habían conocido cuando la chilena era ya premio Nobel de Literatura. En 1946, a través de una carta, Mistral recibió una misiva de la joven escritora estadounidense, quien buscaba su ayuda para una traducción. “Mi querida profesora”, era como la describía.

De ahí nace una relación amorosa que ha de durar hasta la muerte de Gabriela. De ella sale un libro “Niña errante”, a partir de más de 200 cartas cruzadas con Doris Dana, que a su vez graba las conversaciones con Gabriela en su casa en Long Island.

”Doris, es cosa muy seria el que se separen los seres. Eso está lleno de peligros, eso es un peligro constante…”, le asegura la gran poeta que les cantó también a los niños, y vivió además en un permanente viaje. De hecho, en 1931 había visitado República Dominicana donde dictó una conferencia en la UASD.

Quizás sea una buena ocasión para que en la próxima Feria Internacional del Libro se dedique uno de los eventos a Gabriela Mistral.

Fragmento de carta a su pareja Doris Dana

“Desde que te fuiste yo no río y se me acumula en la sangre no sé qué materia densa y oscura. Yo no puedo saber aún, amor mío, lo que ocurra conmigo a lo largo de los sesenta días de nuestra separación.

Estoy viviendo la obsesión, amor. (…) Yo no sabía hasta dónde eso -lo vivido- ha cavado en mí, hasta dónde estoy quemada por ese punzón de fuego, que duele igual que la brasa ardiendo sobre la palma de la mano”.

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