Definitivamente, Fernandito Villalona sigue siendo “el más querido”. Su presentación del pasado sábado en la sala principal del Teatro Nacional constituyó, una vez más, un testimonio.
Con capacidad para alrededor de 1,500 personas, la sala se llenó. Un público compuesto de diferentes edades y estratos sociales aplaudían, muchas veces de pie, a la vez que coreaban cada una de sus canciones, en las que demostraba un dominio completo de sus letras y entonación. El concierto arrancó a las 8:30 de la noche, en punto, hora señalada en la boleta para su inicio. “El Mayimbe Sinfónico”, como se denominó la producción, contó con la participación de una magistral orquesta con alrededor de 50 integrantes.
Fernandito inició con “Quijote” una propuesta de más de dos horas sin parar, en la que pudimos escucharlo interpretar temas como “Compañera”, “Payaso”, “Amor perdido”, “Seré”, “Dominicano soy”, “Háblame mi vida”, “Soy el culpable”, “Confundido” y “Tabaco y Ron”.
Muchas de sus interpretaciones fueron dramatizadas con la participación de bailarines, como en el caso de “Payaso” y “Dominicano soy”.
Un coro de voces acompañó al intérprete en cada uno de los temas.
Con la intención de dejar a todos complacidos, recurrió a los popurrís. El concurrido público no paraba de aclamarlo y lanzar bendiciones en su nombre.
El Mayimbe confesó haber llegado nervioso al escenario y, casi a la mitad de su desarrollo, aseguro que se mantenía nervioso, pero “confiado en Dios que todo saldría bien”. Y así fue.
Impecable, Fernandito vestía un traje negro que lo hacía lucir sobrio. Su sobrepeso no fue impedimento para que se paseara, aun fuera a paso lento, de un extremo a otro del escenario, y llevar el ritmo de su música con movimientos corporales suaves.
El intérprete interactuó con el público, habló de sus padres, de sus enseñanzas, de sus hijos y de su esposa. De ella, destacó el gran amor y respeto que le profesa, así como el rol que ha desempeñado en su vida.
Indiscutiblemente, a Fernandito las experiencias vividas a través de los años le han servido para bien, en lo personal y lo profesional. Su voz se mantiene inalterable con el tiempo. Elogió a los integrantes de la magistral orquesta que lo acompañó y de manera jocosa dijo: “no vuelvo a cantar con orquestas pequeñas”, lo que provocó la risa de todos los presentes.
Fernandito aprovechó la presencia de Niní Cáffaro para agradecerle, en su calidad de director del Teatro Nacional, las facilidades que éste le ha dispensado las veces que le ha solicitado para realizar una presentación.
Admiración y cariño coronan su trayectoria
Humilde y agradecido se muestra Fernandito a sus 63 años. Complacido con la etapa de la vida en la que se encuentra, y no es para menos. Esas muestras de admiración y de cariño coronan su trayectoria. Se lo ha ganado a pulso, ha sabido enfrentarse a la adversidad, vencer obstáculos y eso, indiscutiblemente, le suma a su carisma natural y a su calidad artística. Sus 46 años de carrera así lo confirman.
Este hijo de Loma de Cabrera se muestra orgulloso de su origen y lo deja plasmado en más de una interpretación. Por eso, y mucho más, seguirá siendo “el más querido”.