La Academia Sueca premió el jueves con el Nobel de Literatura, en la primera elección doble en casi seis décadas, la ‘imaginación narrativa’ de la polaca Olga Tokarczuk y el ‘ingenio lingüístico’ del austríaco Peter Handke.
Tocarczuk recibe el premio aplazado en 2018 por la crisis de la Academia Sueca a raíz de un escándalo sexual y de filtraciones, y Handke, el de este año, en una elección alejada de las sorpresas de ediciones precedentes, como la bielorrusa Svetlana Alexiévich, el cantautor estadounidense Bob Dylan o el británico Kazuo Ishiguro.
La escritora polaca era una que más sonaba en las quinielas, junto con la canadiense Anne Carson y la guadalupeña Maryse Condé; y Handke, un clásico en los pronósticos desde hace décadas.
La Academia resaltó en su fallo el talento para explorar la periferia y la especificidad de la experiencia humana de Handke, uno de los autores europeos ‘más influyentes’ después de la II Guerra Mundial; así como la ‘pasión enciclopédica’ con que Tocarczuk representa ‘el cruce de fronteras como una forma de vida’.
Hija de maestros, Tocarczuk (Sulechów, 1962) cultivó su interés por la literatura en la biblioteca escolar en la que también trabajaba su padre y luego hizo estudios de psicología.
Debutó como autora de ficción en 1993 con ‘El viaje de los hombres del libro’, premiada como obra debut del año por los editores polacos, aunque la consagración le llegó en 1996 con su tercera obra, ‘En un lugar llamado antaño’, una saga familiar que repasa la historia contemporánea de Polonia. Tocarczuk es la décimo quinta escritora que gana el Nobel de Literatura y la primera mujer en recibir uno de estos premios desde 2017.
Handke nació en Griffen (1942), en la región austríaca de Carintia, de madre de la minoría eslovena y un soldado alemán, al que no conoció hasta la edad adulta. Abandonó los estudios de derecho tras su primera novela, ‘Los avispones’ (1966), que con su provocador debut teatral, ‘Insultos al público’ (1969), lo situaron en la escena literaria de su país.