La gala Grandes Estrellas Rusas, del Ballet Clásico, será este viernes 23, a las 8: 30 p.m., en el Teatro Nacional

Nació en Santiago de los Caballeros, de padre japonés y madre dominicana. Estudió ballet con Armando Villamil, un panameño, del Ballet de Santo Domingo, en la primera escuela estatal experimental que se abrió en el Centro de la Cultura de su ciudad natal. Era gimnasta y a punto de terminar su especialidad de Diseño de Interiores, en la universidad, decidió optar por una beca en la extinta Unión Soviética, en Leningrado (hoy San Petersburgo), donde sigue viviendo. Ahora regresa a su tierra natal al frente de la “Gala de estrellas del Ballet Clásico Ruso”, en producción de César Suárez Pizano.

¿Qué se siente más: japonesa, rusa o dominicana?
¡Ufff! Aunque nací y me crié en República Dominicana, siempre tuve algo muy japonés, ya que mi padre era muy estricto y nos dio una educación muy japonesa. Y eso se acentuó como una raíz y lo japonés siempre está ahí, en la forma de ser y especialmente en la disciplina. Por lo dominicano seguro que soy alegre, amigable.

¿Y el sentido del humor?
Es muy individual. Ni japonés, ni dominicano. Tomo las bromas al pie de la letra. Muy seria, ja, ja, ja, ja. Y descubro el sentido después. “Qué fue lo que quiso decir”. No me gusta el doble sentido. En cada país tienen sus malas palabras, pero nunca me han gustado en ningún idioma.

¿Cómo fue cuando llegó a la URSS?
El primer año fue un poco triste y hasta quería volver. Era el comunismo puro y en Leningrado se hacían las cosas difíciles. Rafael Pasián era famoso entre los dominicanos. Tenía de todo.

¿Usted se casó con un ruso?
Sí y nos separamos. Cuando terminé los estudios de ballet fui a hacer prácticas al Teatro Musorgski (hoy Mijailovski) y allí conocí a Kiril Meshnikov. Tuvimos una hija. Hoy él es bailarín principal del teatro, Artista Honorable de Toda Rusia y Maestro de la Academia Bagánova.

¿Cuánto tiempo bailó?
Bailé por 30 años. Todos los roles. Nunca fui primera bailarina. Fui cuerpo de baile y corifeo. Me dijeron que si hubiese estudiado desde niña allá hubiese llegado a primma bailarina. Pero llegué tarde.

¿Qué es lo que más le llena como persona, de la esencia del ballet ruso?
El ballet en Rusia es como la vida misma. Es toda mi vida y yo vivo todo desde el ballet. Eso llena y me llena tanto… A veces cuando estamos con personas que no son del ballet, pensamos que es otro mundo. No te comprenden del todo y tú no los comprendes tampoco. ¡Y cuando estás con la gente del ballet eso es waooo! Vivimos en el teatro, allí está todo, las clases, los ensayos. A la casa vamos a dormir.

¿Cómo el estado ruso sostiene la cultura?
Como siempre. Ahora mejor, mucho mejor. En el tiempo del zar era muy apoyada, en la época soviética también. Pero ahora hay dinero para nuevas obras cada año. Cada teatro recibe el presupuesto y ese dinero está ahí para hacer nuevas obras.

¿Ud trabaja como maestra, pero de vez en cuando hace dirección artística?
Desde 2011 trabajo en la dirección del ballet Mijailovski, cuando llegó a dirigirnos el famoso Nacho Duato, de Valencia. Eso me ha dado mucha experiencia. pero cuando alguien me lo solicita armo un espectáculo, como hice ahora. Estuvimos un mes en Chile, recorrimos todo Chile. Después fue en Lituania, Estonia y letonia, España y ahora en República Dominicana.

¿Por qué escogió a los bailarines que han venido?
¡En Rusia hay tantos buenos bailarines! Lo único que se necesita es que estén disponibles. Cuando el señor César Suárez me pidió la gala para ahora, me tomó por sorpresa. Lo logramos, pero fue difícil. Gracias a Dios pude invitar a Vladimir Shkliarov, una de las grandes estrellas. El premier de más experiencia en el Teatro Mariinski. Es un camaleón porque puede cambiar de carácter según el ballet… Hacer un Espartaco o un Alberto o un Romeo… Artiom Ovcharenko es un gran bailarín muy reconocido del Teatro Bolshoi. Ya con eso se dice todo. Está Makarov un jovencito muy talentoso, que fue invitado a formar parte del Bolshoi tras ternminar la escuela del Bolshoi. Y está subiendo rápidamente. En septiembre se estrena oficialmente como solista con El Lago de los Cisnes. Makar es como Artiom. Será el Artiom del futuro. Y están Anastasía Smirnova, Valeria Kuznetsova, Evgeny Konovalov, Anna Tikhomirova, Anastasia Limenko, Kseniia Shevtsova y Maria Khoreva, Todos estrellas.

Japonés
Lo japonés siempre está ahí, en la forma de ser y especialmente en la disciplina. Por lo dominicano seguro que soy alegre y amigable”

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