Eddie Mosler estuvo de pasadas en Santo Domingo. Vino a pedir autorización, dice. A algunos puede parecerle un delirante, a otros, alguien al que hay que escuchar.
Si fuera por Eddie Mosler el pasado no existiría, ni las escuelas tampoco. Su pensamiento es absolutamente rebelde. No quiere hablar de extraterrestres, pero lo que hace parece de otro mundo. Uno puede no estar de acuerdo, pero no es ni para reírse ni para dudar. Está convencido de su filosofía de vida.
Anda con triángulos que pinta en los que el oro siempre brilla. Les llama pirámides y las va dejando en cada país que visita. Expone y regala sus cuadros. Su interés no es comercial. Pinta círculos, lienzos, cuanta superficie caiga en sus manos.
“Yo llegué justo sin estudiar. Yo soy cero libros, cero internet, cero cursos. Pintando. Mi papá me decía ‘la maestría se la hace todos los días’, y eso se me quedó grabado. Un día que no pintes, perdiste el año. Sábado, domingo, feriado, ahí está el secreto, haciendo. Entonces me di cuenta de la posibilidad del arte, para que me venga toda la información porque a mí nunca me interesó el conocimiento, nunca. Desde pequeño no me interesaba, lo máximo que leí fue El Principito hasta la página 17. No me interesó. Lo que pasó ya pasó y lo que viene es una información correcta de lo que está pasando ¿Por qué estamos estudiando algo que ya pasó, algo que no hay, no existe? Entonces algo anda mal o yo estoy mal. Ahora el trabajo que estoy haciendo no es para yo demostrar nada, sino simplemente para evolucionar. Y para evolucionar no hay que volver atrás ni un microsegundo, y ese es el camino que he seguido en el arte”, afirmó convencido como si fuera la Tabla de Mendeleyev.
“Pintar para mí no es investigar, para mi pintar, es tener autorización de la Creación. Ya no es una investigación, estoy creando, no estoy investigando. El investigador investiga, no crea. Esto está conectado a la creación que justamente es el color plata, el que está en la creación femenina”, delira.
“Yo creo en todas las fuentes artísticas… Un ejemplo la poesía es algo que está, el teatro es algo que está, si tú estás viendo una película es algo que no está, ya pasó. Igual si es un concierto en vivo está, si oyes un CD no está. Yo me conecto con lo que está, no con lo que no está”, confirma.
La pregunta de si su estadía en el país tiene que ver con el hecho de que es un país muy creyente: “Totalmente, es creyente, es del Creador, y creo en el Creador. Sino, no estuviera creando y no hubiera hecho todo esto… Cuando comencé a pintar -a los 17 años-, dije ‘si no soy capaz de crear una persona igual a mí, es porque hay un Creador’. Sacando toda la información que hay entonces quise saber ese origen y comencé a trabajar. Si hay color, primero voy a trabajar el origen del color; esto es un camino de reconocimiento al origen de este universo. Entonces cuando ya llegué al oro, hablamos de que tengo la información herética de 13,800,000 años, entonces ya estoy dando un paso, abarcando el origen de este universo, pero ese origen de este universo tiene un Creador”, redondea.
Energía, aura, oro, vibraciones; Eddie Mosler se mueve en esos rangos de pensamiento. Va de ropa blanca y de un largo pañuelo blanco al cuello a modo de estola. “Lo que pasa es que no me considero un artista y no guardo nada, nada es mío… lo que hago es un trabajo del origen, pero borrando la información que no es verificada, entonces por eso es que yo logro sacar los patrones electrónicos por medio de la pintura de cualquier espíritu”, asegura.
Mosler cree en su verdad. Ahora mismo es la duda y otra vez la certeza. “Saco toda esa información, caduca y que nos ‘acorcha’ a la humanidad y presento lo que para mi percepción es, como diseño, por eso es una representación artística. Porque mucha gente me dice y de donde dices eso, no eso es una representación artística, yo no estoy diciendo que tiene que ser, sino que lo pongo en consideración, cuando ya ves que algo tiene movimiento, y cambia de color y sobre todo cambia de forma, alguna energía estás trabajando…”. Y mete en el lío a la física cuántica. “Existe la conexión, que es un triángulo, pero esa conexión es para toda la humanidad, yo simplemente soy un servidor, no soy el dueño de eso, soy un trasmisor para la evolución y para que la gente pueda tener información”, insiste.
“La evolución es caminando para adelante, nada más. No es viendo lo que hicieron otros. Es dándole valor a lo que uno tiene”, a eso reduce la Historia del Arte. Eddie Mosler no ha estudiado. Pero se expresa como un catedrático. “Es que yo no estudio, simplemente estoy presente”.
“Mi aura es violeta y dorada y yo he visto no solo mi aura, sino que he visto todo lo que está pasando en el planeta, en cada país, en la humanidad”, afirma y dice que el 6 de enero hizo “una propuesta a todos los países del planeta Tierra de obsequiarle una pirámide de sanación, conexión y verdad. Cada país desde el 6 de enero, el único país en que hay interés y se está haciendo es República Dominicana. Hay algo súper valioso, súper interesante porque la vibración de la gente de acá, significa que quiere evolucionar, quiere estar en paz, quiere tener prosperidad. Ese es mi trabajo”, concluye.