Esta gira mundial del astro mexicano cerró en el estadio Quisqueya este sábado, en producción de César Suárez Jr.
El artista mexicano comenzó la noche con Sin pensarlo, y un cuerpo de baile despampanante. Dos horas y medias después Marco Antonio Solís, alias El Buki, concluyó la faena que no es faena, sino expresión de un don con el cual vino a la vida. Hubo amenaza de lluvia pero el propio Marco Antonio Solís debió pedir a Dios conmiseración y detener el agua, además César Suárez Jr., el productor local, tiene sus amarres con meteorología y no pasó de un jarineo, tan fino que parecía bendición para el público que colmó el estadio de pelota, desde las gradas y el diamante hasta el center field.
El Buki se reinventa. Sus canciones son más o menos las mismas que ha ido arquitectónicamente edificando a lo largo de 50 años (que celebrará en el 2026), en los que ha creado un público firme en toda Iberoamérica.
El show siguió con Cómo fui a enamorarme de ti. Aun calentando motores. Y tiró uno de sus clásicos: Y ahora te vas.
De ovación en ovación fue entregando joyas: El peor de mis fracasos. Tú me vuelves loco, con sus bailarinas, que cada vez que salieron a escena lo hicieron con diferente vestuario, el mejor de todos uno que reivindicaba atuendos típicos mexicanos. Dios bendiga nuestro amor y Tu cárcel, que fue una de las dos más coreadas de la noche.
El show, caracterizado por la permanente comunicación del artista con el público y su buen sentido del humor, continuó con Cuando te acuerdes de mí. Cada canción con una dimensión diferente, gracias a la mise en scène. Porque la cuestión radica en que sí, casi todas son sus canciones de siempre. Lo que sucede es que las envuelve de manera diferente. Las ofrece como plato nuevo. Y en eso ayuda toda esa puesta, desde las imágenes en pantallas, hasta la disposición de la big band que trae consigo, el vestuario, los gestos, la participación de cada elemento de la banda, y ese coro a cinco voces, ¡Dios!
Continuó con El Milagrito, y el cuerpo de baile. Y el clásico suyo que es Adónde vamos a parar, muy coreada.
Vete, aléjate de mí. Su canción que dio a conocer aquí Anthony Santos. Despliegue de bailarinas, pero antes cuenta, pues cada canción va precedida de una anécdota. Y esta de cómo fue la primera vez que llegó al país y escuchó en la radio del taxi la canción en la voz de El Mayimbe, así que homenajeó el momento y aquella versión, cantándola.
A dúo con Mar, su hija que merece una crónica aparte, regaló Extrañándote. En Morenita, además de ser una de sus canciones más conocidas y movidas, el vestuario de las bailarinas. Otra de gran popularidad Tres semanas. Invéntame, coreada por el público. Toca timbales y aparecen las bailarinas hasta que revienta con los metales a todo dar Viva el amor. Lo salsea. Se quitó la charqueta blanca y se la tiró a su esposa . Solo de pailas. Salen de nuevo las bailarinas. Ovación.
Si te pudiera mentir. Teclados. Solo de Clarinete. Aplausos. Sentado canta Si te pudiera mentir, coreada igual que casi todas. Eres mi música y mi mejor canción… Canta. La calidad del coro al unísono es el mejor de casi todos los que he escuchado.
El perdedor, que grabara con Enrique Iglesias, empieza con piano y teclado, que entregan a percusión menor. Sale el ballet. Cada salida con un vestuario distinto para las bailarinas. Se vuelve a la bachata y luego se abre con todos los metales. Dice que este año grabará una nueva producción, de la cual saldrán seguramente uno que otro tema que se convertirá en clásico. Continúa con La venia bendita. Muy coreada. Confites al aire. Una de sus brillantes coristas canta Como tu mujer / y él continúa el medley con Antes de que te vayas.
Mi eterno amor secreto es la vuelta final al picaporte de la puerta de la despedida. Y da el tiro de gracia, al falso final, con la más coreada de toda la noche -y mire que se coreó- Si no te hubieras ido. Regresa rápido y hace Donde estará mi primavera, en una cópula total con el público. Presentó la big band, para irse con Más que tu amigo, y el despliegue de sus cuatro bailarinas.