La escritora Chiqui Vicioso ha decidido escarbar en la memoria de la sociedad dominicana para llevar al teatro una historia conmovedora que rinde honor a la figura de Andrea Evangelina Rodríguez (1879- 1947), la primera médico dominicana graduada en el país con una especialidad en Pediatría y Ginecología cursada en París.
“Me asombra que los estudiantes de medicina de aquí no la conocen y los de enfermería menos. Todavía persiste el silencio”, critica la ganadora del Anacaona de Oro en Literatura y la Medalla de Oro al Mérito a la Mujer (1992).
Con la reposición de la obra Andrea Evangelina, la cual estará en escena en la sala Ravelo del Teatro Nacional “Eduardo Brito” (del 3 al 5 de mayo, con el respaldo del BanReservas, el Colegio Médico Dominicano y el Instituto Postal Dominicano -Inposdom-, entre otras instituciones), Vicioso quiere “hacer justicia” para que se reconozcan los aportes de esta figura vilipendiada por el régimen de Trujillo. “Ella es la primera médico dominicana, era una niña pobre, huérfana, que se educó vendiendo gofio en las calles de San Pedro de Macorís y que decidió desde muy pequeña que quería ser médico. Cometió la osadía de llegar a la Universidad de Santo Domingo, donde fue la primera mujer en ingresar a esa facultad, la primera mujer con el agravante de ser negra y pobre en un espacio dominado por hombres de clase media, clase alta. Además de eso, quien era rector de la universidad era monseñor Tejeda y él había dicho que bajo su rectoría ningún negro o negra se iba a graduar”, recordó la escritora.
Relata que durante ocho años Evangelina no pudo presentar su tesis para graduarse y que tuvo que esperar que el religioso muriera para lograr finalizar. “Esta es una mujer tan brillante que consigue una beca para estudiar ginecología y obstetricia en Francia, le decían ‘La antillana’ (…) Pero su sueño era regresar al país y abrir en su pueblo, San Pedro de Macorís, en el barrio más pobre, un consultorio, lo cual hace en 1929, antes del inicio de la dictadura de Trujillo. En este centro creó un banco de leche, programas de educación sexual y planificación familiar (que aún hoy son tabúes) y hace algo que causó un gran escándalo en la sociedad, que fue trabajar con las prostitutas. Eso, como tú comprenderás, cayó mal, sobre todo en la clase media”, observó Vicioso.
Esta práctica de la medicina social para los más pobres le causó problemas con la dictadura. “La arrestaron, la llevaron a la cárcel de San Pedro y allí la torturan casi a morir y la tiraron como muerta en un batey. Ella recupera el conocimiento, pero ha perdido la razón y entonces comienza a transitar los bateyes, los pueblos de la región, con una Virgen de La Altagracia en la cabeza maldiciendo la dictadura en francés y en español y cantando salves a la Virgen. Se muere elementalmente de hambre, porque la gente tenía temor de acercársele”.
Para Chiqui Vicioso este sufrimiento en carne viva no fue lo más terrible. Entiende que los más inhumano ha sido “borrarla de los anales médicos”. “Ella no aparece y a una hermana de Félix Bernardino, el jefe de los Jinetes del Este, el terror, fue que declararon como la primera dominicana maestra en Obstetricia (llamada Consuelo Benardino). Entonces, ni sus escritos, ni su tesis, ni sus ensayos aparecen en ninguna parte”, criticó.
Valoró que Antonio Zaglul es quien rescata la figura de Andrea Evangelina en el libro Mis 500 locos, donde le dedica un capítulo. Y es a partir de ese texto que Vicioso decidió “hacerle justicia a esta mujer, y en eso estoy”.
Sin embargo, para llevar esta obra a escena ha tenido que nadar contra la corriente en algunos escenarios. La reconocida poeta mostró su disgusto por lo difícil que se le ha hecho participar con la producción en los festivales de teatro del país. “Aunque Ruth Emeterio es la mejor actriz del país y Santiago Alonzo es un gran actor, ambos son profesores de la escuela, con esa actuación que dejan a todo el mundo con la boca abierta, yo no he podido, no me han permitido. Pero es la historia, porque es una denuncia del sexismo, del clasismo, y aquí estamos arropados por la banalidad”, sostuvo.
Primera puesta en escena
Andrea Evangelista se estrenó en el 2015 con el apoyo de la Embajada de Francia, el mismo año del centenario de Édith Piaf. “Porque Édith Piaf fue como ella (Andrea Evangelina), una niña de la calle, que se ganó la vida cantando en la calle hasta que la descubrieron”, sostiene. Además, era el centenario de Aimé Cesaire, “esa poeta negra del Caribe, que escribió Cuaderno de un retorno al país natal, un clásico de la literatura caribeña…”.