El reconocido gestor cultural afirma que se siente muy feliz de poder celebrar 47 años de Casa de Teatro
Freddy Ginebra prefirió entregarse al arte y al periodismo en vez de pasarse la vida en un estrado como abogado. Pero antes, como hijo obediente, cumplió con lo que quería su padre, que estudiara Derecho.
“Mi papá estaba en contra de todo lo que era arte y cultura. De hecho, cuando le dije que quería ser periodista me contestó que periodista era cualquiera [risa]… El día que me gradué le dije: -mira, aquí está tu título de abogado, tardé cinco años, ahora voy a ser lo que me diera la gana-”, recuerda con un tono simpático. Y así fue.
Afortunadamente, Freddy Danilo Ginebra Giudicelli, su nombre de pila, comenzó a escribir en elCaribe, bajo la dirección de Germán Emilio Ornes. Aunque para esa época ejerció de forma breve en la prensa, muchos años más tarde (a partir del 24 de febrero de 2002) inició en este diario la publicación de su columna “Antes de que pierda la memoria”, la cual le sirvió para editar sus dos primeros libros.
Sin embargo, ser escritor es sólo una parte de su vida. Freddy Ginebra siempre está muy ocupado con los proyectos que abren las puertas de Casa de Teatro, o subiendo a los escenarios para contar sus historias y metiéndose en la piel de algún personaje en el cine, una pasión que se la está gozando muchísimo.
Ese contacto permanente con el arte es esencial para este gigante de la cultura dominicana. “Yo estoy siempre muy ocupado y pienso que eso es vital, porque si no, te sientas a esperar la muerte; a mí que la muerte me sorprenda bailando”, expresó en la Entrevista Especial del Desayuno de elCaribe y CDN.
Antes de irse de vacaciones en estos días, celebró los 47 años de Casa de Teatro. En el marco del mes de aniversario presentó una nueva edición del festival de jazz, con un formato diferente que le obligó la crisis de la Covid-19, y ahora viene con el festival de teatro que el público aprovechará mejor con el fin del toque de queda en el Distrito Nacional.
Casa de Teatro, cuna de talentos
Fundado el 31 de julio de 1974, este recinto cultural de la Zona Colonial tiene una gran historia, y parte de su legado es por ser una cuna de más de una generación de artistas.
“Casa de Teatro nace por amor a dos amigos. Tengo dos amigos muy queridos, uno de ellos hermano mío, que se llama Ángel Haché (1943-2016), y el otro, Rafael Villalona, que apenas conocía (para ese entonces), pero que admiraba mucho su trabajo”, sostuvo Ginebra.
Recordó que, buscando un espacio para hacer teatro independiente, Ángel le habló de esta residencia, de la cual se enamoró al instante cuando fue a verla. La propiedad costaba 30 mil pesos, y con un préstamo de RD$50 mil que tomó en un banco puso a caminar este gran sueño.
Casa de Teatro abrió en julio de 1974, con una obra que dirigió Villalona, titulada Proceso por la sombra de un burro, del dramaturgo y escritor suizo-alemán Friedrich Dürrenmatt (1921 – 1990).
Pero, tras la inauguración, “se convirtió en la casa del país”. “Toda la izquierda se vuelca, era el único lugar donde la gente podía expresarse, inclusive, con cosas que yo no estaba de acuerdo, pero parecía que valían la pena”, rememora.
Ante esta explosión artística, los compañeros de teatro se alejaron, según afirmó Ginebra, al entender que el proyecto de Casa de Teatro “no era lo que ellos habían soñado”. “Yo me desplomo. Primero, me quedo con una deuda yo solo, que no sabía cómo iba a pagar. Al irse, fue como si me mataran, porque fue un golpe fuerte. Ángel no se fue, pero el resto del grupo sí”, indicó.
7 Días con el Pueblo
La lejanía de sus compañeros lo sorprendió cuando empezaba a gestarse “7 Días con el Pueblo”, un evento que marcó la historia del país, y en el que el fundador de Casa de Teatro se metió de lleno. “Me metí de cabeza con la Central General de Trabajadores (CGT), ya sí que es de verdad que era comunista…”, recordó.
Sobre esta experiencia, rememora con entusiasmo la gran cantidad de estrellas nacionales e internacionales que cantaron en aquel histórico espectáculo sociopolítico y cultural para respaldar a un pueblo que luchaba por la democracia y contra un gobierno represivo.
Cuarenta y siete años después no olvida lo que esto pudo costarle a su familia. “A mí no me tocaron nunca, a mí me mandaban mensajes solamente; mi hermano estuvo desaparecido una semana del grupo de teatro Gratey. Lo pasamos mal mi papá y yo; en el Palacio no nos decían absolutamente nada…”, expresó.
Fue una etapa difícil, que marcó el último cuatrienio de los “12 años de Balaguer”, en el que fueron asesinados dirigentes de la izquierda dominicana.
Aunque menos cruel que la dictadura de Trujillo, cuando la pasión de Ginebra por el teatro tomaba fuerza en el Colegio Dominicano de La Salle, donde se armó el grupo de teatro “Tirso de Molina”, del cual formó parte. “En esa época hacíamos teatro anti trujillista, con obras adaptadas a hombres, porque en La Salle era solo de hombres. Estaba el hermano Alfonso Luis, que las traducía y adaptaba personajes masculinos a los femeninos, en piezas como La Mordaza y En la ardiente oscuridad, que tenían una connotación anti dictadura”, precisa.
En este grupo lo acompañaban Ángel Haché, Rafael Alburquerque, Dennis Simó, Ramón Piantini, Opinio Álvarez, Gastón Marión Landais, Leo Lamarche, Rafael Brenes y Mufid Kury, entre otros.
Aún resplandecen en su memoria los “aplausos con rabia, con alegría” de la gente que veía las obras. “Pero no era a nosotros, era por lo que estábamos diciendo. La gente no entiende ahora lo que es vivir una dictadura. Yo les hablo a mis hijos y no tienen la menor idea de lo que es no poder hablar (…) Los cepillos del SIM tú los sentías llegar y, te lo juro, que se te aflojaba todo, te daba diarrea del susto”, sostuvo Ginebra al ser entrevistado por Nelson Rodríguez, director de elCaribe, y los periodistas María Jiménez, Samir Saba y el redactor de esta publicación.
De ese pasado no se le escapa el día que mataron a las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), la gota que rebosó la copa de la dictadura. “El sacrificio de esas tres mujeres el país no sabrá nunca cómo pagarlo. Recuerdo la gente llorando en la calle (…) es que no podía ser, hasta ahí llegó la locura de Trujillo”, menciona sobresaltado.
Freddy Ginebra vivió 17 años de la dictadura. Dos años después del magnicidio debutó en la televisión con el programa “Cita con la juventud”, todos los domingos a las 7:00 de la noche por el canal 4.
De volver a la pantalla chica, le gustaría que sea con un espacio de entrevistas tipo “Siendo honestos”, que se transmite los domingos por CDN37.
Contacto prematuro con el arte
Desde su infancia, destaca la pasión y la entrega que conecta a Freddy Ginebra con el arte. “Creo que yo nací artista, de verdad”, apunta este gestor cultural, antes de recordar que siendo muy pequeño proyectaba en el barrio filmes desde una “maquinita de cine” que le regalaron un Día de Reyes. Luego, con más conciencia lo hacía en las azoteas de Ciudad Nueva. “Yo nací ahí, pero me mudé cerca del malecón. Le pedí a mis amigos que me ayudaran. Escribía pequeñas obras y hacíamos grandes veladas en la noche”, puntualiza.
Su afinidad con el arte también viene de familia. Su tío, Paul Giudicelli (1er. Premio del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes 1964, por Brujo disfrazado de pájaro) hizo crecer esta pasión. “Yo me refugiaba con él, era como un cómplice en la familia, porque entendía lo que yo decía”, resaltó.
El cine en el otoño de su vida
Al hacer un repaso de su trabajo a favor del arte y la cultura, sostiene que ha aprendido más de los golpes que de los aplausos. “De los aplausos nada, pero de los golpes eso es lo que más me ha ayudado a seguir hacia adelante”, afirmó.
Sin embargo, continúa trabajando con el mismo entusiasmo de un niño. Más ahora que, por fin entró al cine, después de 60 años esperando que lo descubrieran como actor. Lleva 12 películas, desde su debut el 18 de mayo de 2017 con Mañana no te olvides.
De esta docena hay tres que no se han estrenado en el país: Liborio, que se ha paseado por varios festivales, una mexicana de terror, que se titula Ella solo sale de noche, y Motel.
Además, estará participando en Enriquillo, una serie de tres capítulos, en la que le han ofrecido un papel importante. “Esto es como el suspiro que te pone el otoño de la vida. Soñaba con ser actor de cine y me lo estoy gozando muchísimo. Imagínate tú, muchos de mis amigos me llaman ahora leyendo los periódicos solamente esperando que lleguen rápido las seis de la tarde para volverse a acostar; eso no es posible. Yo a esa hora estoy en Casa de Teatro batallando”, afirmó.
Y hay más. A esto se suma la gira que iniciará en octubre en un festival de Chicago con Diomary La Mala. Serán tres noches en el teatro. Diomary cantando y él contando historias como lo hacen cada lunes en Casa de Teatro. En diciembre irá a un festival en Cartagena, entre otros escenarios.
Agradece a quienes rezaron por él
Ginebra agradeció a todos los que rezaron por su salud cuando fue diagnosticado con coronavirus, del cual se recuperó aislado en su hogar. Desafortunadamente, personas muy queridas por él no corrieron con la misma suerte. “Todavía lloro. Creo que cuando uno pierde a alguien que ama eso no se cura nunca, uno logra sobrevivir, pero no se cura nunca. Principalmente, Jenny Polanco y Vitico (Víctor Víctor) eran hermanos del alma”, expresó visiblemente triste.
Recuerda que estuvo hablando con su compadre Vitico hasta última hora, y que le llegó a informar sobre una canción que había escrito para él. En honor al fallecido artista, en Casa de Teatro hay un “Bar Mesita de Noche” (título de uno de los famosos temas del cantautor).
Indicó que este centro cultural está lleno de recuerdos, porque le gusta estar en comunicación con los que han pasado a otro plano. “Creo que la muerte es una liberación, un reencuentro, lo creo firmemente. Estoy totalmente seguro que cuando yo vaya a dar el paso ellos van a estar ahí esperando…”.
Rechazó ser ministro de Cultura
Freddy Ginebra reveló que una vez rechazó una oferta para ser ministro de Cultura. “Dije que no. No necesito de nada (…) quiero tener la libertad de hacer lo que me dé la gana. Yo tengo mi propio ministerio en Casa de Teatro”, afirmó el gestor cultural, quien ha sido asesor de todos los ministros de la referida institución estatal.
En otro sentido, expresó que la clase artística está esperando “con los brazos abiertos desesperados” que se comience a aplicar la Ley 340-19 que creó el Consejo Nacional de Mecenazgo, promulgada por el Poder Ejecutivo en septiembre de 2019. “Quisiera que esta ley se aplicara, y que se aplicara bien. Aquí va a florecer el teatro, va a florecer la música, este es un país que está preñado de talento”, sostuvo.
Sobre la música que se hace en estos tiempos modernos, mostró su respeto por el trabajo de los exponentes del género urbano, pero que “personalmente hay muchas de esas cosas que no me gustan para nada”. “Sé que es otro código de comunicación”, agregó.
Freddy Ginebra ha sido un abanderado del talento dominicano y con su respaldo muchos artistas han podido descollar en el entretenimiento. Tiene un ojo clínico que le permite darse cuenta del potencial de la gente, aunque dice que prefiere darle la oportunidad “a todo el mundo”. “Hay algunos que desde el primer momento sé que tienen talento”, indicó al poner de ejemplo nombres como Ángela Carrasco, Charytín, Sonia Silvestre y Fausto Rey, entre otros que han trascendido por su dedicación.
Entiende que el trabajo es lo que hace al artista y que no basta con tener talento. “Hay muchísimos que tienen tanto talento como Pavel (Núñez) y no van a llegar ni a la esquina, porque no trabajan. Ser artista implica muchísimas cosas, es una disciplina muy fuerte”, aseguró. A propósito de su vasto conocimiento en el campo de la publicidad, Ginebra observa que “el mundo va rapidísimo” y que las empresas de hoy deben dejarse llevar y empujar por los jóvenes creativos que “son los que tienen el futuro en las manos”. “Aunque tú no te lo puedes imaginar, son los que tienen las respuestas”, respondió el ex presidente de la Liga Dominicana de Agencias Publicitarias (LIDAP), ante una pregunta del presidente de Multimedios del Caribe, Manuel Estrella.