Bueno Torres: “Fui el más joven en hablar por La Voz Dominicana”

Buenaventura Bueno Torres era el niño extrovertido que no temía hablar frente a un auditorio.

Buenaventura Bueno Torres era el niño extrovertido que no temía hablar frente a un auditorio. Por eso, se hizo una costumbre que el pequeño de 11 años se hiciera cargo de las maestrías de ceremonia de los distintos actos que se llevaban a cabo en el Colegio San Esteban de su natal San Pedro de Macorís.

No pasó mucho tiempo para que todos en su entorno notaran su vocación y le estimularan a estudiar comunicación y locución. Y así lo hizo.

Tan pronto como pudo, se matriculó en la escuela de locución y pasó a formar parte de La Voz Dominicana, convirtiéndose en el locutor más joven de esa emisora.

Bueno Torres, como es conocido en el medio, ha hecho una carrera de 54 años en la radio y la televisión, la que ha combinado con la docencia.

Ha sido, además, la voz comercial de reconocidas marcas nacionales e internacionales.
Por su labor profesional ha sido merecedor de los más importantes reconocimientos dentro y fuera del país.

Una de las mayores satisfacciones para Bueno Torres es poder contar con el respeto de la gente, así como las distinciones de que ha sido objeto a lo largo de su carrera.

1. De Macorís del Mar
Nací en San Pedro de Macorís, el 11 de abril de 1943, es decir que esta entrevista es un regalo de cumpleaños que me hace elCaribe. Soy hijo de German Bueno Clisante y Octavia Torres. Papá es vegano. Tengo, mi hermano mayor que vive en Consuelo, San Pedro de Macorís; otra hermana que vive en Estados Unidos, y otro hermano que es abogado. Quedamos cuatro hermanos. Recuerdo mi infancia en mi pueblo, como una etapa muy hermosa. Es un pueblo donde se cultiva mucho la cultura. Tenemos muchos poetas. Valoro mucho la actitud de mis padres frente a la vida y frente a sus hijos. Ellos sabían que había que formarse, que ese era el legado, y eso mismo les inculco a mis hijos. Mi mamá murió joven, a los 51 años y mi papá se quedó con nosotros. Nosotros tuvimos que ocuparnos de la casa.

2. Desde pequeño
En el Colegio San Esteban, siempre en los actos se me pedía que hablara. Es decir, que notaban esa inquietud que tenía dentro de mí. Después me trasladé a la capital del país a realizar mis estudios superiores. Siempre en los actos yo hacía de maestro de ceremonias, siempre se me llamaba. Desde los 11 años yo comenzaba a hacer pinitos en la comunicación. Recuerdo que el padre Vicente Rubio, padre dominico, fue quien me dijo que yo tenía todas las condiciones para ser un buen comunicador.

3. Preparación
Aparte de mi trabajo como locutor, era actor de radionovelas. Eso fue después de los años 60. La carrera de locutor es muy vocacional, igual que la de periodista, soy periodista también. Soy egresado del IDP, posteriormente pasamos a la universidad, yo tengo una maestría en Comunicación, específicamente en Relaciones Públicas. Soy relacionista público con maestría. Hay que saber la diferencia entre un relacionista público y un vocero. Aquí estamos llenos de voceros. En mi caso como comunicador tengo muy claro que aunque uno simpatice o pertenezca a un partido, lo que debe primar es la verdad.

4. Maestro
Soy maestro por vocación. Me gusta enseñar. Cuando era joven participé en campañas de alfabetización. Soy de los primeros profesores de Marketing del país, de los profesores que graduamos a los primeros mercadólogos del país, en APEC, que fue la primera escuela. En APEC estuve 14 años, en el área de Publicidad. Yo soy publicista también. Trabajé en varios canales de televisión, pero donde tuve una larga data trabajando, desde su creación, fue en Radio Mil Informando. Fui director de Noticiario Cristal, Radio Reloj Nacional. En ese momento, la radio era la que reinaba. La televisión estaba en un segundo plano. Desde el año 1967 estoy dedicado a la docencia, siempre en las áreas de Comunicación, Publicidad, Marketing.

5. Acta de Pacificación
Estudié en La Voz Dominicana y, por lo tanto, era locutor de radio y televisión. Trabajaba publicidad. Yo tenía como cinco trabajos. A los 23 años leí el Acta de Pacificación después de la Guerra del 65. Como yo era el único soltero, y por lo tanto el que tenía menos que perder, a mí fue que me tocó leer esa acta. Recuerdo que fuimos Fernando Casado y yo, y nos iban a atacar, gracias al técnico Pedro Piña no pasó a mayores. Estaban los representantes de las partes beligerantes, de las Naciones Unidas, de la OEA, los Militares de la Fuerza de Paz. De ahí en adelante las cosas fueron muy difíciles.

6. ¡Hasta al baño!
Recuerdo que en el proceso electoral de 1966, los locutores de la JCE abandonaron la Junta, yo estaba recién casado en ese entonces, pero me llamaron y fueron unos guardias a buscarme. Pasé 24 horas sin comer, solo tomaba agua, y cada vez que me movía, cuatro guardias me seguían ¡hasta al baño!

7. De los amores
Mi primera esposa era médico, se llamaba Yolanda Gautreaux Martínez. Ella murió hace algunos años. Ella es la madre de mis hijos mayores. Ya soy bisabuelo, algo que es importantísimo, porque cuando tú puedes ver la tercera generación de tu familia esa es una bendición. Eres premiado por Dios. Siempre he tenido una gran relación con mis hijos. Actualmente estoy casado con Adalgisa de Bueno, ya tenemos 40 años de matrimonio, pero antes estuve casado con Eunice Lluberes, con Taty García, con quien procree dos hijos. Tengo siete hijos, 12 nietos y tres bisnietas.

8. Efecto de las informaciones
Me afectó mucho, cuando tuve que transmitir la caída de las Torres Gemelas. Muchas veces, uno transmite o escribe una información y lo hace llorando por dentro y el público no se da cuenta. Hay escenas que a mí me han sacado de quicio en el momento, pero siempre se impone la profesionalidad. Cuando uno llega al set de noticias, debe dejar sus problemas afuera. Uno no puede transmitirle sus problemas a nadie y menos en televisión que se nota de una vez. En eso he sido siempre muy tranquilo a la hora de informar. Yo era quizás la excepción de otros. Algo que he aprendido en el camino, es que la comunicación es poder.

9. Bendecido
Soy cristiano, pertenezco a la Iglesia Anglicana, a la Iglesia Episcopal. Cada día que despierto, lo primero que hago es darle gracias a Dios. Se supone que yo iba a morir. Duré tres días sin saber de mí, y mira cómo estoy aquí hablando contigo. Estuve inconsciente, con una aneurisma, eso fue en el año 2008. Recuerdo que en eso yo trabaja en el canal 5 y ya tenían todo preparado. Y nada, aquí estoy. Solo digo: “Señor, hágase tu voluntad”. Como cristiano que soy, sé que la vida no termina aquí. Yo tengo otra esperanza. Luego de la operación debí alejarme de la televisión. El doctor me dijo que por tres o cuatro años no sería el mismo. En ese tiempo me llamaron para hacer algunos trabajos y no acepté. Me concentré más en la docencia.

10. Logros y reconocimientos
Para mí es de mucha satisfacción que el salón de prensa de la DNCD lleve mi nombre. Tengo reconocimientos del gobierno norteamericano, por mi trabajo como oficial antidrogas. Me satisface el respeto que recibo de la gente y en especial de mis estudiantes. Yo tengo 26 Micrófonos de Oro, cuatro Casandra, recibí el reconocimiento de Acroarte a la trayectoria. Gané el primer premio internacional de publicidad que recibió el país, con un comercial de los cigarrillos Constanza. Eso fue en el año 1986. Después obtuve dos premios internacionales con la Colgate Palmolive. Tengo tres premios El Dorado, que fue el máximo premio en su momento. Gané el premio Cabina de la Fama de la Locución Dominicana. Tengo reconocimiento del Indotel, que me lo otorgaron el Día de la Radio. Hay escuelas de locución que tienen mi nombre, como la de San Pedro de Macorís.

“Una profesión a la que le debo todo”

“A la locución y a la comunicación yo le debo todo. He trabajado para muchas empresas, incluso internacionales. En un momento dado, la voz comercial del país era yo. Fui el locutor comercial de Colgate Palmolive, de la Esso Standard Oil y de Toyota para toda América. Aquí, en Café Santo Domingo, en Brugal, McAlbert. En la actualidad imparto docencia en el IDP, doy Periodismo Radiofónico. Estoy como coordinador docente en los Diplomados de Comunicación de la UASD.

Para 1958, yo tenía 14 años y entré en la Escuela de Locutores Héctor J. Díaz de la antigua Voz Dominicana, me convertí en el locutor más joven de este país, con apenas 16 años, fui el más joven en hablar por La Voz Dominicana. De ese tiempo, somos pocos los que quedamos, queda María Cristina Camilo, don Osvaldo Cepeda y Cepeda y yo. Nosotros contamos con eminentes maestros de la locución. Desde muy pequeño tenía esa facilidad de hablar.

Yo rebasé lo que era el TAS, es decir, el Trastorno de Ansiedad Social, que la gente llama miedo escénico. En mis clases ese es uno de los temas que yo tengo que abordar, porque personas que desean incursionar en los medios, políticos y otros buscan vencer este trastorno. Hay gente que nació para hablar. He dedicado 54 a la locución. Acabo de cumplir 74 años de edad. Recuerdo que cuando llegué a la escuela de locución no me querían dar mi carnet, por la edad. Yo era muy niño, pero un sacerdote de mi iglesia me llamó un día para decirme que fuera a buscar mi carnet. Esa fue una gran alegría para mí”.

Herencia
Valoro mucho la actitud de mis padres frente a la vida y frente a sus hijos. Ellos sabían que había que formarse, que ese era el legado, y eso mismo les inculco a mis hijos.

Inicio
Recuerdo que el padre Vicente Rubio, padre dominico, fue quien me dijo que yo tenía todas las condiciones para ser un buen comunicador”

Estudios
La carrera de locutor es muy vocacional.Tengo una maestría en Comunicación, específicamente en Relaciones Públicas”.

Respeto
En mi caso, como comunicador tengo muy claro que aunque uno simpatice o pertenezca a un partido, lo que debe primar es la verdad”.

Trabajador
Trabajé en varios canales de televisión, pero donde tuve una larga data trabajando, desde su creación, fue en Radio Mil Informando”.

Vocación
En el Colegio San Esteban, siempre en los actos se me pedía que leyera, que hablara. Es decir, que notaban esa inquietud que tenía dentro de mí. Después me trasladé a la capital a realizar mis estudios.

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