Félix Jiménez, presidente del Consejo de Administración de la Refinería Dominicana de Petróleo -Refidomsa- y exministro de Turismo, recuerda, en estas páginas, las fechas, personas y vivencias que forman parte de su historia de vida.
El dirigente político confiesa que se embarcó en el mar del partidismo político movido por la sensibilidad social que heredó de su madre y con el propósito de trabajar sin descanso, como siempre lo hizo su padre, en favor de las grandes transformaciones que requiere la sociedad dominicana.
En la conversación, salió a relucir el ser humano que se siente orgulloso de la familia en la que nació, el ejemplo de trabajo y solidaridad que recibió y que le han servido para ser una persona comprometida y responsable en cada uno de los roles en los que le ha tocado desenvolverse a lo largo de su vida.
De la política, su gran pasión, reconoce que no es un lecho de rosas y que lo peor de navegar en sus aguas es tener que enfrentar tempestades de maledicencia y calumnias, pero no se arrepiente del camino que eligió.
1. De La Vega
Nací en La vega. Soy hijo de Ramoncito Jiménez Martínez, un hombre que pasó 75 años trabajando agricultura, comenzó como su padre, que fue Juan Jiménez Estévez, trabajando a los 12 años y se retiró de sus labores a los 87. Mi madre, Carmen Victoria Mercedes Durán, nació en un campo de La vega, que se llamaba El Naranjal, de la sección La Rosa. Toda ni infancia y adolescencia transcurrió en La vega. De La Vega, salí a Santiago, cuando comencé a estudiar en la Universidad Católica Madre y Maestra. Me inicié en la escuela que entonces se llamaba República de Panamá y que hoy se llama Padre Lamarche. Quien me alfabetizó fue una profesora que recuerdo por su apodo de “Fica”. Fui matrícula… creo que 11 ó 12, del Colegio Agustiniano. Cuando los Padres Agustinos llegaron a La Vega fundaron el Colegio Agustiniano, e ingresé a ese colegio ya estando en el tercer curso, pero en ese colegio desarrollé todos mis otros cursos. Ahí cursé la primera, la intermedia y la secundaria.
2. Valioso legado
De mi padre, Ramoncito Jiménez, lo que más valoro es el trabajo. Fue un hombre trabajador, sumamente inteligente, muy creativo. En mi adolescencia vi a un personal técnico de ingeniería de la Fiat de Italia, tomar notas de las críticas que mi padre les hacía a los tractores que la Fiat estaba en ese momento introduciendo en el Caribe y América Latina. Escuché testimonios del ingeniero Alejandro Luna, uno de los más importantes arroceros de los años 60, en el Cibao, decirme que muchos amigos como él se habían hecho de dinero con lo que mi padre había inventado. Los tractores se atascaban en el lodo y no podían transitar. Eran ruedas de acero, dentadas, muy pesadas y mi padre fue quien hizo las primeras fangueras, que eran ruedas que permitían a los tractores transitar por el lodo. Él me contó que él y otros arroceros iban a ver a mi padre manejar su tractor en medio del fango y eso era un espectáculo. Mi madre era una persona de una gran sensibilidad. Creo que heredé una parte de las virtudes de mi padre y la sensibilidad de mi madre. Me inicié en la política porque heredé el sentido de sensibilidad humana y social que tenía mi madre.
3. Deportista
De mi infancia recuerdo muchas cosas. Fui un muchacho muy atlético, muy deportista, me gustaba mucho estudiar. Yo jugué de todo. Jugué pelota, era ciclista, alpinista. Teníamos hasta un cuadrilátero donde boxeábamos los amigos de entonces. Pero lo que pensaba en mis años mozos, era que iba a ser piloto. Me atraía la aviación, pero terminé siendo economista, que era lo que siempre había querido ser. Comencé a estudiar Medicina en Méjico, pero no tenía aptitud, es decir, no tenía destreza manual y la orientadora de la universidad me dijo que en ese caso yo podía estudiar cualquier carrera que no requiriera habilidad manual. No tenía destreza manual, a pesar de que a mi padre, habiendo llegado a un cuarto curso de primaria rural, le decían ingeniero, armaba y desarmaba un tractor agrícola y fue además un modernizador, un hombre que introdujo técnicas muy avanzadas en la producción agrícola, querido, admirado y respetado por todos sus iguales, pero yo no heredé esas facultades. Una de las carreras que me sugirió la orientadora fue Economía, de la que yo me he sentido completamente identificado y feliz.
4. Expulsado de la PUCMM
A mí me botó Agripino de la Madre y Maestra en el año 1971. Yo era un dirigente estudiantil, organizamos un movimiento en la universidad, hacia el año 1969, y digamos que por circunstancias que hoy me río de ellas. Recuerdo que el compañero Norge Botello nos contó que estuvo preso cuando tenía 16 ó 17 años, en la Era de Trujillo, y cuando uno de los “caliés” que lo estaba interrogando le dijo: “Pero tú eres un muchacho, qué es lo que haces metido en eso”, y Botello le respondió: “Error de juventud”. Yo puedo decir como Botello, que aun cuando estuvimos animados del mejor propósito, esa universidad, era una gran universidad, y la verdad nuestra intención no era convertirla en una UASD, como alguien pensó, quizás lo que buscábamos era que la universidad se abriera un poco más a otro pensamiento. Ocupamos la universidad y a mí me botaron cuatro o cinco veces. Terminé mis estudios en la UASD, donde no es que no hubo dificultades, pero pude terminar mi carrera ahí.
5. Política
Soy el producto de los años 60 y esos años en el mundo fueron muy convulsionados. Fueron los años del movimiento estudiantil francés, argentino. Eran los años de la condena de la intervención norteamericana en Vietnam, fueron los años de la condena a la intervención norteamericana aquí, en el año 1965. Me inicié en la política muy joven, por eso la gente piensa que soy más viejo de la cuenta. Era una época en la que ser revolucionario era la parte más sana de la juventud de ese entonces. Esa fue una época tan revolucionaria que fue la época de los Beatles. Es decir, que hasta en el orden de la música popular fueron años extraordinariamente significativos. Me inicié en la política a través del movimiento estudiantil. Esa es la realidad.
6. Juan Bosch
Conocí a Juan Bosch en septiembre del año 1971 y desde entonces estuve a su lado. Cuando lo conocí estaba estudiando en la UASD, ingresé a través del FUS al PRD y no me separé de su pensamiento más nunca, pero ni siquiera al día de hoy. Juan Bosch es un hombre cuyo pensamiento yo venero. Juan Boch fue un hombre extraordinario. La parte de la juventud que lo seguimos, hemos sido los únicos que con el paso del tiempo hemos seguido en la actividad política. Nosotros aprendimos de su ejemplo, aprendimos de su vida. Nosotros tuvimos en Juan Bosch a un padre espiritual, una persona que nos llenaba de orgullo, porque solo por la estatura moral que tenía podíamos nosotros haber abandonado las cosas que abandonamos con tal de formar el Partido de la Liberación Dominicana, que fue su gran sueño y fue su gran obra. Es una minoría la que valora la estatura moral de Juan Bosch. Es una minoría, incluso hasta dentro de mi propio partido. En sentido general, la población dominicana no conoció a Juan Bosch, no tuvo contacto con su pensamiento. Insisto, es una minoría la que lo valoramos y lo mantenemos en el estandarte donde particularmente lo hemos tenido.
7. Al PLD
Cuando se dividió el PRD y Juan Bosch fundó el PLD, yo era el secretario general del FUS; de hecho, el PLD, que en sus inicios tenía 171 miembros, y de eso hay testimonios del propio compañero Juan Bosch y de fundadores del partido, más de 100 de esos miembros éramos jóvenes universitarios de la UASD. El FUS en ese momento tenía 107 dirigentes organizados. De esos 107, cuando el profesor Juan Bosch, me envió dos emisarios a mi casa, a pedirme que convocara al FUS para que tomara una decisión de si se quedaba con el PRD y Peña Gómez o si se iba con Juan Bosch a formar la nueva organización, nosotros convocamos una asamblea en el Paraninfo de Medicina de la UASD, no recuerdo si asistimos los 107 dirigentes de las diferentes facultades y escuelas, lo que sí recuerdo es que 102 dimos el paso de irnos con Juan Bosch a fundar el PLD.
8. De los amores…
Han sido muchos. Buenos y también malos, jajaja, ha habido de todo. He tenido varios matrimonios. Tengo cuatro hijos, dos hembras y dos varones. Todos me sirven de mucho orgullo. Los cuatro son profesionales y han alcanzado el grado de maestría. Los cuatro trabajan. Las dos hembras, una estudió Administración de Empresas y la otra Mercadeo. Una vive en Toronto y la otra trabaja en Rochester, Estados Unidos. Los dos varones están en el país. Uno de ellos es ingeniero industrial y el otro economista.
9. Ministro de Turismo
No me gusta mucho hablar de ese tema. Cuando llegué al Ministerio de Turismo el presupuesto era de 32 millones de pesos y yo lo dejé por encima de los dos mil millones de pesos. Te puedo decir que Turismo era una especie de zafacón del Gobierno dominicano; y hoy por hoy, todo el que dirige campaña electoral y todo el que tiene capacidad política mira al Ministerio de Turismo como el Ministerio al que quisieran dirigir. Nosotros desarrollamos el Comité Ejecutor de Infraestructura de Obras Turísticas, abrimos entre 19 y 20 oficinas profesionales de promoción en el exterior, desarrollamos los departamentos de Mercadeo, de Publicidad, de Ecoturismo, de Control y Desarrollo. Cuando llegué a la Politur estaba integrada por 19 ó 20 policías que prestaban servicios en los hoteles, llamé a los hoteles y les dije que ellos tenían para pagar seguridad propia, que los policías de turismo se irían a cuidar los polos turísticos. Eran 19 ó 20, y los dejé motorizados, con una cantidad extraordinaria, que se ha ido incrementando. Tengo como satisfacción la regeneración de las playas de Juan Dolio, Long Beach, de Playa Dorada, Costa Dorada y Cabarete. Haber dejado terminado el sistema sanitario de Cabarete, de Las terrenas y muy avanzado el sistema sanitario de Juan Dolio. Lo más difícil de esta gestión es lo ingratos que son. Conservo muchas ingratitudes de una parte de ese sector, pero como yo he aprendido desde niño en mi casa aquello de que “haz el bien y no mires a quien”, duermo tranquilo, sin rencores.
10. Un sentimental
Yo lloro mucho. Hay muchas cosas que me hacen llorar. A mí hasta la impotencia cuando veo una injusticia me hace llorar. La muerte de mis padres, la muerte de mi hermano. He tenido muchas cosas tristes en mi vida, pero también he tenido muchas alegrías, como el nacimiento de mis cuatro hijos y lo mucho que gocé cada vez que me casé, y todos los amores y lo mucho que he trabajado y lo que he logrado gracias a ese trabajo. Tengo la satisfacción de poder decirles a mis hijos, que a pesar de todos los disparates que digan, lo único que su padre ha sido es un hombre de trabajo, que eso fue lo que aprendí en el hogar. Yo vi a Ramoncito Jiménez levantarse con fiebre en 38 para ir a dirigir su finca, para ir a trabajar. Ese fue el ejemplo que tuve en mi casa, por eso no tomo vacaciones, no las necesito.
Un camino de rosas y espinas
Lo malo de ser político son todos los disparates que se inventan de uno. Cuando Leonel me ofreció una posición en el Gobierno, yo le dije que yo no quería ser más que amigo del Presidente, porque yo tenía mi compañía inmobiliaria y me iba muy bien. Leonel me convenció porque es un hombre muy inteligente, él me dijo: “Yo no me puedo dar el lujo de que un rostro histórico del PLD, como el tuyo, no figure en su primer gabinete”. No tuve más remedio que aceptar. Le pregunté que dónde me necesitaba y me dijo que le gustaría que yo fuera a Turismo. Lo que me dijo, habla muy bien de mí por eso, no lo voy a repetir. Cuando fui a Turismo, busqué como asistente y secretaria ejecutiva mía, a Socorro Arias, la viuda de Manuel Espinal. A los siete meses de estar en esa posición, ella venía de Constanza de pasar la Semana Santa y me dijo lo siguiente: “No me preguntes en qué casa yo estuve, ni me preguntes quién fue que lo dijo, pero mira lo que es la vida. Estoy en esa casa, y llega un matrimonio, y el hombre de la pareja dice: “Señores, y el que va robando rápido es el que está en Turismo. Acaba de comprar una casa en Jarabacoa que cuesta todos los millones del mundo”. Socorro que lo escucha, le pregunta que si era la casa que estaba al lado del río Jimenoa y él le respondió: “Esa misma”, ella le dijo: “Esa casa la visité hace dos años, cuando el PLD no soñaba con ganar las elecciones”. El hombre se metió la lengua en la …., Gracias a Dios Socorro Arias pudo decirle: “Usted es un mentiroso”, pero cuantos hombres y mujeres habrían repetido mentiras como esa, o peores que esa, delante de personas que no saben de dónde yo vengo, ni cómo me he ganado lo que tengo, y le den crédito a cualquier blasfemia. Esa es la parte más dolorosa de la política.