Durante la semana que acaba de concluir la placa tectónica del Caribe, donde están los países de Centroamérica y de las islas del Caribe (excepto Cuba), tuvo varios episodios que nos hicieron recordar que la dinámica convectiva magmática del océano Pacífico empuja la placa tectónica de Cocos bajo la placa tectónica del Caribe, en un proceso denominado subducción, generando empujes que producen terremotos en diferentes partes del Caribe, pero al mismo tiempo esa subducción es responsable de que un segmento de corteza terrestre del océano Pacífico penetre profundamente bajo el territorio centroamericano hasta alcanzar la cámara magmática, y provocar que lava incandescente ascienda hasta la superficie junto con gases calientes, con piroclastos calientes, y con cenizas calientes que se expanden rápidamente por los aires cubriendo a las comunidades vecinas con un manto de calcinación, asfixia y muerte.
Y es que el pasado domingo, a las 5:13 a.m., se produjo un fuerte temblor de tierra, de magnitud 4.7 en la escala de Richter y epicentro en Monte Plata, el cual estremeció a toda la zona nordeste, a todo el Cibao Oriental, y a todo el Gran Santo Domingo, provocando que la gente despertara sacudida por el movimiento del suelo y por el pánico que sobreviene luego de cualquier temblor madrugador, pero 47 minutos después de ese fuerte temblor los guatemaltecos residentes al suroeste de Ciudad Guatemala sintieron una fuerte erupción explosiva del volcán de Fuego, la que hasta el momento ha generado 110 muertes, 200 desaparecidos, y 1.7 millones de personas afectadas, lo que indica que ambas situaciones, ocurridas casi simultáneamente, están vinculadas estrechamente, y luce que la rotura sísmica de Monte Plata y la erupción del volcán de Fuego estaban ocurriendo al mismo tiempo.
De inmediato, las imágenes de las cenizas calientes arropando el aire y las comunidades vecinas al volcán de Fuego corrieron por las redes sociales, y por todos los medios de prensa digital y prensa escrita, y coparon todos los noticiarios de Latinoamérica, del Caribe, y del mundo, y de inmediato comenzaron los reportes locales que daban cuenta de que en la República Dominicana hay volcanes dormidos, lo cual es inexacto, pues un volcán dormido es un volcán que podría despertar en cualquier momento y hacer erupción, sin embargo, la realidad es que los volcanes de Cuba, Jamaica, La Hispaniola y Puerto Rico estuvieron activos desde hace unos 135 millones de años hasta hace poco menos de un millón de años, cuando la subducción de la placa tectónica de Norteamérica penetraba profundamente bajo la placa caribeña hasta llegar a la cámara magmática para facilitar el ascenso de la lava basáltica hasta llegar a cada superficie insular.
Sin embargo, fruto de cambios en la dinámica convectiva magmática del Atlántico Norte, y fruto del desplazamiento hacia el este de la placa del Caribe, desde hace casi un millón de años la subducción bajo el borde noroccidental de la placa del Caribe se anula antes de llegar a la cámara magmática, pero se mantiene activa en las profundidades del borde este de la placa del Caribe, permitiendo que en las Antillas Menores tengamos volcanes dormidos que cada cierto tiempo despiertan y producen estragos urbanos como los vistos en 1995 en la isla de Montserrat cuando el volcán La Soufriere (La Azufrera) hizo erupción y sus cenizas cubrieron por completo a la capital de Montserrat.
Al día siguiente de la erupción explosiva del volcán de Fuego, y del temblor de Monte Plata, se produjo un fuerte temblor de tierra de magnitud 5.2 en la escala de Richter, con epicentro en el océano Pacífico, relativamente cerca del volcán de Fuego, y justo en la zona de interacción entre la placa tectónica de Cocos, la placa tectónica de Norteamérica y la placa tectónica del Caribe, reconfirmando que el temblor de tierra en Monte Plata, la erupción volcánica explosiva en Guatemala, y el temblor de tierra en Guatemala han tenido un origen común en los fuertes empujes que recibe nuestra placa tectónica en su extremo occidental, y nos indica que actualmente hay empujes importantes desde la placa tectónica de Cocos hacia nuestra placa tectónica caribeña.
Conscientes de que esos empujes son tan fuertes, que están produciendo simultáneamente actividad sísmica importante y actividad volcánica importante en diferentes puntos de nuestra placa tectónica, conscientes de que el último gran terremoto con epicentro en el nordeste de nuestro país ocurrió en fecha 4 de agosto de 1946, es decir, hace casi 72 años, y sabiendo que estamos dentro del período de repetición de un sismo importante en la costa norte de nuestro país, es pertinente revisar nuestras estructuras escolares, hospitalarias y habitacionales levantadas sobre suelos arcillosos y arenosos, a los fines de reforzar cualquier debilidad sísmica, e iniciar un programa de educación sísmica para orientación de la población.