El descubrimiento del cobre nativo como metal de alta ductilidad que en la antigüedad podía ser trabajado con mucha facilidad, marcó el primer gran salto que permitió a la sociedad salir del atraso primitivo del período Neolítico (Edad de Piedra), para entrar en el primer gran período del desarrollo de la humanidad, y que fue llamado la Edad del Cobre, por lo que a partir de ese momento la minería del cobre se convirtió en base fundamental para el desarrollo de los pueblos que querían dejar de ser pobres, pues quien tenía cobre podía producir herramientas agrícolas y accesorios que garantizaban mayor producción de alimentos, mayor poder y mayores riquezas.
Posteriormente, la fundición del cobre con el estaño permitió a la sociedad continuar por senderos de modernidad y entrar a la Edad del Bronce, para luego entrar en la Edad del Hierro, metal este último que asociado con el carbono nos ha dado el acero, que nos ha conducido hasta el desarrollo industrial y urbano del mundo de hoy, donde, primero el carbón, y luego el petróleo y el gas, se han encargado de ser los combustibles que han aportado la energía para mover locomotoras, barcos, autos, tractores y aviones producidos con hierro, acero y cobre, siendo evidente que sin la minería nada de eso habría sido posible, por lo que renegar de la minería es renegar de nuestro desarrollo mundial, de nuestro desarrollo nacional y de nuestro desarrollo personal. Sí, así como usted lo oye.
Todo ser humano mínimamente ilustrado sabe bien que la minería aporta metales para la agricultura, y que sin minería no habría tractores, tuberías de agua y cosechadoras para una agricultura a gran escala capaz alimentar a una población mundial creciente, ni habría metales para producir vehículos de transporte, y que sin transporte no podríamos mover alimentos de un país a otro, ni de una región a otra, ni habría combustibles fósiles para cocción de alimentos y transporte, salvo que volvamos a usar leña y carbón vegetal para cocinar, en cuyo caso eliminaríamos los indispensables bosques como ocurrió en el vecino Haití.
Sin la minería no tendríamos forma de obtener caliza, arena silícea, arcilla y yeso para la producción del cemento Portland utilizado hoy día para bloques, columnas, vigas, losas y paredes de concretos y de hormigones para nuestras viviendas, escuelas, hospitales, clínicas, iglesias, industrias, acueductos, carreteras y puentes, pero para calcinar a 1,500 grados Celsius el carbonato de calcio (CaCO3), la sílice (SiO2), la alúmina (Al2O3) y el óxido férrico (Fe2O3), que forman el clínker, necesitamos una planta metalúrgica cuyos componentes son todos mineros, y finalmente el sulfato de calcio hidratado (CaSO4.2H2O), que actúa como retardador del fraguado temprano del cemento lo obtenemos de las minas de yeso, por lo que sin la minería no tendríamos cemento y acero para las modernas y altas construcciones de hoy.
Si usted entra enfermo a un hospital público, o a una clínica privada, podrá observar que en el laboratorio de analítica clínica todo viene de la minería, que cuando le llevan a la sala de imágenes diagnósticas todo viene de la minería, que cuando le llevan a la sala de cirugía todo viene de la minería, que cuando le llevan a la sala de cuidados intensivos, o a la sala de recuperación, todo viene de la minería, y que cuando le aplican un suero hidratante, o le hacen una transfusión de sangre, o le inyectan un medicamento, todos esos medicamentos y accesorios utilizados por los médicos dependen de la minería. Y si todo el mundo sabe que es así, ¿por qué renegar tanto de la minería? Y es que innegablemente la minería ha sido la base de sustentación de todo desarrollo y de toda nación, indistintamente de lo que cualquier líder político, religioso, ambiental o social quiera señalar, porque los aportes de la minería al desarrollo mundial no están en dudas para nadie sensato, pues hasta los insensatos saben bien que si se paraliza la minería a nivel mundial se paraliza el mundo en sentido general, se caería la producción y el transporte de alimentos, se paralizaría el transporte de personas, se paralizaría la construcción, se paralizaría la producción y el transporte de energía, de telefonía y demás telecomunicaciones, no habría acueductos, ni hospitales, ni equipos médicos, ni medicamentos, etcétera, etcétera, y por esas razones es que usted nunca escucha a Presidentes, ni a Jefes de Estados, capitalistas o socialistas, ni a ningún organismo global como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial (BM), plantear erradicar la minería como actividad productiva.
Definitivamente, la minería ha sido la actividad productiva que desarrolló al mundo de ayer, desarrolla al mundo de hoy, y desarrollará al mundo de mañana.