Managua. Nicaragua vivió ayer una jornada de tensa calma tras los violentos enfrentamientos registrados en varios municipios, y a escasas horas de que finalice el plazo dado por la Iglesia al Gobierno para mostrar “signos creíbles” que avalen la convocatoria de la mesa de diálogo.
Ayer domingo fue un día de recuento de daños, cura de heridos, homenaje a las víctimas, refuerzo de las medidas de seguridad por parte de pobladores y nuevas manifestaciones.
Desde primera hora, en varios municipios proliferaron las barricadas para evitar los saqueos y el desplazamiento de las fuerzas gubernamentales.
Masaya, conocida como Ciudad de las Flores, amaneció sumida en el caos y la destrucción tras los enfrentamientos ininterrumpidos que se produjeron este sábado entre agentes antimotines y turbas sandinistas en contra de los manifestantes.
El opositor Frente Amplio por la Democracia denunció las “intenciones de exterminio” del Gobierno y tildó de desmedido “el odio del régimen ante un pueblo sublevado cívicamente”.
Los efectos devastadores de la lucha armada dibujaron un escenario apocalíptico en el que los múltiples obstáculos para acceder a la ciudad, las barricadas de adoquines, los cimientos humeantes de los edificios devorados por las llamas y los locales comerciales saqueados mostraban a las claras el infierno vivido por los pobladores tan solo unas horas antes.
Como apoyo a la causa de los manifestantes, centenares de vehículos y motocicletas marcharon desde Managua hacia el departamento de Masaya para mostrar su solidaridad con todos los ciudadanos que sufrieron las embestidas de la represión.
A su paso por la carretera que une estas dos ciudades, algunos conductores hicieron sonar sus bocinas mientras levantaban los puños en señal de victoria al mismo tiempo que otros lanzaban bombas artesanales u ondeaban sus banderas.
El Ejército llama a detener las protestas
Ayer, las fuerzas armadas de Nicaragua exhortaron a “detener la violencia” y se solidarizaron con las familias de los fallecidos en las recientes protestas. “Somos el pueblo mismo uniformado, trabajando en su propio beneficio, y consecuentes con esto hacemos un llamado a detener la violencia y acciones que nos desestabilizan”, afirmó el Ejército en un comunicado.