En octubre de 1937 ocurren los acontecimientos que dieron lugar al título de este artículo, que no enorgullecen a los dominicanos. Según lo que la gente dice, los “guardias” (soldados del Ejército Nacional) ordenaban a las personas detenidas en las zonas fronterizas a decir la palabra “PEREJIL” que los haitianos no pueden pronunciar correctamente y de esa forma identificaban a los nacionales de ese país. Aunque según datos que manejan algunos historiadores, desde fines de septiembre del citado año, Rafael Leonidas Trujillo, ya con 7 años en el poder, gobierno dictatorial que duraría 31 años, había impartido la orden de expulsar a los haitianos que habían ocupado territorio dominicano a lo largo de la frontera y hay quien señala que métodos violentos habrían ocurrido antes de finalizar ese mes.

Otros indican que habían sido descubiertos y asesinados, agentes secretos de Trujillo en Haiti. Hay quien se refieren a una reacción violenta del dictador, ante robos, cuatrerismo y ocupación territorial por parte de haitianos Parece que la orden fue dada en casa de Isabel Mayer, en Montecristi, durante una fiesta en ambiente muy disímil a la ofrecida el año anterior al Presidente haitiano. Robert D. Crassweller, autor norteamericano, anota en su obra “Trujillo la trágica aventura del poder personal” que la matanza duró 36 horas, lo que hace inverosímil cifras astronómicas de muertos.

Otros dan cuenta de que las acciones ocurrieron entre el día 2 de octubre y el 8 del mismo mes y según Élie Lescot, presidente haitiano a partir de 1942, el número de muertos fue de 12,168. Joaquin Balaguer, quien era Ministro de Relaciones Exteriores en ese tiempo, indicó en los documentos oficiales, que fueron 17,000 los fallecidos, pero queda la duda si esto fue una estratagema de Rafael Trujillo, exagerando el número para producir un efecto de terror magnificado. Hubo testigos del asesinato con bayonetas, de un número indeterminado de haitianos, pero se indica que la mayoría de los muertos en esta desgraciada instrucción, ocurrieron fuera de la vista de civiles.

El Presidente Vincent minimizó los acontecimientos y tanto en la prensa dominicana como en la haitiana, hubo reducidas menciones. No existe forma de determinar la cifra real de muertes. Trujillo logró su objetivo de crear terrores en la población migrante ilegal y lo convirtió, dadas su astucia y relaciones, en un asunto económico. Stenio Vincent, presidente haitiano entre 1930 y 1942, eludió el hecho hasta que en 1938 solicitó una compensación de US$750,000 que luego fue reducida a $525,000, de la que gran parte se quedó extraviada en la clásica corrupción de aquel país.

El Presidente norteamericano Teodoro Roosevelt entendió zanjado el conflicto fronterizo, con el pago de la compensación. No se han encontrado enterramientos en fosa común y es probable que nunca se conozca las raíces y cifras de este desafortunado acontecimiento.

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