En uno de sus primeros discursos tras ser juramentado como presidente de la Junta Central Electoral, el doctor Julio César Castaños Guzmán proclamó que el 2017 era el año para la aprobación de la Reforma Electoral y la Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas.
Su proclama fue vista como el punto de partida para que los actores políticos de nuestro sistema se pongan a tono con un sueño que casi cumple los 20 años de iniciado.
Después de esas palabras pronunciadas a finales del 2016, la propuesta ha ido creciendo y los mismos miembros titulares del pleno, encabezado por su presidente, han depositado, una vez más, el proyecto de ley elaborado por esa institución con la colaboración y asesoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En cuatro ocasiones la JCE se ha dirigido al Senado con estas iniciativas sin éxito alguno. Sin embargo, y a pesar de todas las desilusiones, el cuadro comienza a cambiar. Empujando su propósito, la JCE se ha reunido en distintos espacios y escenarios con líderes de los partidos políticos; senadores y diputados, comisiones especiales de ambas cámaras, representantes de gremios vinculados al tema, el Consejo Nacional de la Empresa Privada y delegaciones de la sociedad civil.
El entusiasmo se ha apoderado de todos y aunque la JCE ha cumplido con su rol, ya no descansa en ella la conversión en ley de estos proyectos. Es al Congreso que le corresponde esta aprobación para la posterior promulgación del honorable presidente de la República, Danilo Medina.
Los partidos, que están supuestos a ser los principales beneficiarios de estas leyes, deben empeñarse a fondo para que sean una realidad, pues por el derrotero que han tomado en sus elecciones internas y posteriormente en los comicios generales, nada está seguro para ellos de cara a los próximos torneos electorales que serán complicadísimos, sobre todo las elecciones municipales a celebrarse en febrero del 2020.
Ojalá que los legisladores y el presidente de la República den un paso al frente.