Las rebajas del impuesto sobre la renta de las empresas y las personas físicas establecidas en la reforma impositiva aprobada y promulgada a final del 2017 en los EUA, al expandir el déficit fiscal provocará un aumento en la demanda agregada de la principal economía del mundo, y acelerará el crecimiento económico en el 2018. Esta reforma tributaria ha creado un clima muy favorable para el sector corporativo en la principal economía del mundo, previéndose que el crecimiento podría superar incluso el 3% en el 2018.
El salto de los índices de los mercados de acciones de EUA durante los primeros días de este año, reflejan el optimismo que tienen los agentes económicos sobre las perspectivas de crecimiento de la economía norteamericana. Eso es lo que esperan la mayoría de los economistas, los bancos de inversión y los organismos internacionales de financiamiento. Estiman también que ese mayor crecimiento de la economía norteamericana creará las condiciones para un mayor crecimiento de la economía global.
No sólo EUA acelerará su crecimiento en el 2018. Todo apunta a que Europa crecerá más rápidamente este año. Visto lo anterior, si los precios del petróleo se mantuviesen dentro de la banda de US$50-US$58 el barril que han proyectado los organismos internacionales de financiamiento, el 2018 podría ser mucho mejor año en términos económicos que el 2017 para la República Dominicana.
Un crecimiento acelerado en los EUA, sin lugar a dudas, es buena noticia para la República Dominicana, un país con una economía muy interrelacionada con la norteamericana a través del comercio internacional de bienes, el turismo y las remesas. El 44% de las compras de los bienes que exportamos, el 39% de los turistas extranjeros que nos visitan y 74% de las remesas que recibimos, se originan en los EUA. Aunque la mayoría entiende que esto permitiría elevar el crecimiento de 4.5% que tuvimos en el 2017 a 5.0% en el 2018, no sería descabellado que terminemos en la banda 5.5%-6.0%.
El mayor crecimiento de la economía norteamericana provocará un aumento en la demanda de bienes importados por ese país y, en consecuencia, resulta previsible un aumento de las exportaciones de República Dominicana hacia EUA. Dado que el DR-CAFTA no está afectado por el grado de incertidumbre que afecta actualmente al ALCA (EUA-Canadá-México), no habría motivos para que las exportaciones hacia EUA no respondan a la mayor demanda que se prevé.
Con el reciente levantamiento de la veda que pesaba sobre determinados productos agrícolas dominicanos hacia el mercado norteamericano como consecuencia de la presencia de la mosca blanca en algunas zonas agrícolas del país, República Dominicana podría recuperar una parte significativa del nicho del mercado norteamericano que tenía para estos productos.
El turismo proveniente de EUA, que prácticamente no creció en el 2017 debido en parte a la desviación que pudo haberse producido hacia Cuba, podría recuperar el crecimiento en el 2018 debido al mayor crecimiento económico previsto en EUA y el restablecimiento de algunas restricciones impuestas por la Administración Trump a estadounidenses que deseen visitar Cuba. Las remesas provenientes de EUA seguirán creciendo a un ritmo acelerado en la medida en que el
desempleo siga bajando, previéndose que caerá por debajo del 4%.
La reforma impositiva en EUA que entró en vigencia en el 2018, sin embargo, nos presenta retos considerables. Así como el comercio, el turismo y las remesas provenientes de EUA son importantes, también lo es la inversión extranjera directa. La reducción de la tasa corporativa de 35% a 21% que se aplicará a partir del 2018 en los EUA, muy posiblemente producirá una disminución en la tasa corporativa efectiva en ese país, es decir, la tasa que efectivamente terminan pagando las empresas luego de exenciones y deducciones. Aunque la reforma eliminó exenciones y fijó topes a las deducciones, especialmente al gasto total por intereses que las empresas podrán deducir, todo apunta a una reducción de la tasa corporativa efectiva, la cual, antes de la reforma era ligeramente superior al 20%.
Lo recomendable sería que el Ministerio de Hacienda y la DGII procedan a estimar la tasa corporativa efectiva prevaleciente en República Dominicana vis-a-vis la de EUA, partiendo de la tasa nominal de 27% que prevalece y el conjunto de exenciones y deducciones que permitimos a las empresas. Empresas instaladas en zonas francas de exportación, así como empresas hoteleras, disfrutan de exenciones del impuesto sobre la renta por un período de 10 años, muchas veces ampliable a través de diferentes mecanismos. Pero aún empresas no sujetas a exenciones pueden terminar pagando tasas efectivas más bajas que la nominal de 27%. Una empresa radicada en nuestro país que logra deducir el 25% del impuesto sobre la renta a pagar a través de inversiones en producciones cinematográficas, termina pagando una tasa efectiva de impuesto sobre la renta de 20.25%. Nuestra tasa efectiva sería menor si ajustamos por el hecho de que mientras en EUA se ha establecido un tope a los gastos por intereses equivalente al 30% del EBITDA hasta el 2021 y del EBIT a partir del 2022, aquí no existen topes. Adicionalmente, en EUA se han reducido las deducciones del 80% y 70% de los dividendos recibidos por una corporación a un 65% y 50%, respectivamente, lo que eleva la tasa corporativa efectiva.
Tendremos que ponderar el hecho de que en adición al 27% que cobramos en RD a las empresas, cobramos una retención del 10% sobre los dividendos pagados, lo que llevaría la tasa corporativa nominal máxima a 34.3%, la cual podría no ser muy atractiva para los inversionistas. La reforma tributaria aprobada en EUA abordó el tema de los impuestos sobre dividendos de una manera que puede reducir más nuestra competitividad tributaria. La reforma tributaria de EUA exonera el 100% de la porción de dividendos originada en el extranjero recibida por una corporación de EUA de una corporación extranjera en la cual la corporación de EUA posea al menos el 10% de la propiedad. Al mismo tiempo, elimina el crédito o deducciones por cualesquiera impuestos pagados o devengados en el extranjero en relación a un dividendo cualificado. Esto debe ser analizado a fondo por el Ministerio de Hacienda y la DGII para determinar el impacto que tendría sobre nuestra competitividad tributaria cobrar impuestos sobre dividendos a empresas de inversión extranjera de EUA en nuestro país, teniendo en cuenta que en lo adelante parecería que no serían aceptables como crédito o deducción de impuestos en los EUA.
Por otra parte, la tasa privilegiada de 15.5% (8.0%) para fomentar la repatriación de capitales acumulados por empresas norteamericanas en el exterior e invertidos en activos líquidos (no líquidos) hacia EUA, podría reducir la tradicional reinversión de utilidades que hacen las IED en el país. Incluso, podría inducir a desinversiones en activos fijos de empresas de inversión extranjera. Este es un punto bastante delicado, pues podría poner presiones sobre el tipo de cambio y las reservas internacionales netas del Banco Central.
Una vez realizados los estimados de las tasas efectivas corporativas, en caso de que la de República Dominicana quede por encima de la de EUA, deberíamos reducir la nuestra si tenemos interés de seguir estimulando el ingreso de empresas de inversión extranjera no sólo estadounidenses, sino de cualquier otro país que ahora incluirían a EUA en el abanico de posibles destinos de inversión dada la rebaja impositiva aprobada en ese país.
República Dominicana no puede darse el lujo de tener una tasa efectiva de impuesto corporativo superior a la de EUA si tenemos en cuenta la significativa participación que tiene la IED de empresas norteamericanas en nuestra economía. La participación podría ser todavía mayor si reconocemos que muchas empresas norteamericanas han utilizado como plataforma paraísos fiscales como trampolín para incursionar en nuestra geografía. Es cierto que al inversionista extranjero le ofrecemos el beneficio de salarios considerablemente más bajos que los prevalecientes en los EUA. Pero no es menos cierto que la productividad de nuestra mano de obra es también mucho menor.
Por otra parte, la reforma tributaria en EUA, al adoptar una pose expansiva vía el aumento del déficit fiscal que inicialmente generará -en una economía con un desempleo en la vecindad del 4.0%-, refuerza las previsiones de que el alza de las tasas de interés de Estados Unidos (FED) será menos gradual, lo que podría provocar un reajuste de portafolios donde saldrían perdiendo los mercados emergentes. Un aumento más acelerado de las tasas de interés que sirven de base para la determinación de los rendimientos a pagar por las nuevas colocaciones de deuda pública de las economías en desarrollo, ejercerá presiones fiscales adicionales.
Una rebaja de la tasa del 27% del impuesto sobre la renta corporativa parecería inevitable en el marco de una reforma fiscal que habría que ejecutar en el corto plazo en RD. La compensación por pérdida de ingresos deberá provenir de la eliminación y reducción del gran abanico de exenciones fiscales que tenemos en el país. Todo indica que al final, Donald Trump podría terminar convirtiéndose en la fuerza motriz que necesita República Dominicana para desmantelar un sistema de exenciones soportado únicamente por el temor al costo político que supone su racionalización. No tendríamos cómo pagarle a Trump el gran servicio que ha provisto a nuestra economía.