Empresarios metidos de cabeza en la actividad política y dirigentes políticos convertidos en empresarios, es lo que estamos presenciando de un sólo lado en este proceso para las primarias del 6 de octubre.

Se esperaba que competirían por la candidatura presidencial, desde el danilismo, seis dirigentes del PLD; cuatro del CP (Reinaldo, Temo, Radhamés y Carlos Amarante) y dos del CC (Navarro y Domínguez Brito)

Apesar de esos seis insistir, unos con más intensidad que otros, en que Leonel debía de no presentarse, para ellos tener el camino despejado, nunca se atrevieron a reclamarle a Danilo que no insistiera en intentar modificar la Constitución para habilitarse y reelegirse nuevamente.

Esos seis les creían a los promotores de la reelección, cercanos del Presidente Medina, de que les convenía atacar a Leonel para ganarse a los seguidores de Danilo, por si éste no iba. Parece que no razonaron y fueron persuadidos de que el problema era Leonel y no Danilo.

Los seis se sentaron bajo la sombra de Danilo e hicieron lo que éste les dijo. No pudieron crecer, por lo que no marcan electoralmente; y Danilo lo sabe y siempre supo que iba a ser así.
Los seis están ahora calladitos, aún con el camino más despejado, por Danilo estar obligado a acogerse a la prohibición constitucional. Ha de suponerse que los seis ahora se dan cuenta de que Danilo no suelta y decidió favorecer a un empresario metido de cabeza en la actividad política, para que sea el precandidato que enfrente a Leonel.

Están calladitos porque las señales de Danilo son claras. Rubén Bichara, mano derecha de Danilo, es el jefe de campaña del nuevo delfín, empresario metido de cabeza a precandidato presidencial; su encargado electoral es Francis Reyes, del equipo electoral de Danilo Medina, encabezado por Danilo Díaz y Armando García.

En ese equipo de campaña hay un acompañante de un grupo económico que tiene mucho tiempo buscando socios para sus empresas con los gobiernos de Danilo Medina; socios a contrapelo de que el PLD ha tenido como norma que sus gobiernos no deben ser socios, sino aliados de los grupos económicos, para el desarrollo de políticas de crecimiento económico sostenido. Desde el gobierno no se hacen negocios; se protege la competitividad. En consecuencia, el PLD busca aliados en los grupos económomicos, no socios.

La precandidatura de Gonzalo Castillo es la mayor expresión del alejamiento a las normas y valores peledeístas. Por más dineros que tengan para la campaña, por más apoyo desde el poder y del grupo económico a que nos hemos referido, tiene como contrapartida una legión de hombres y mujeres con tradición peledeísta, dispuestos a hacer alianzas (no socios) con los grupos económicos y la fuerza del pueblo.

Los seis compañeros precandidatos tienen un compromiso con su partido y consigo mismo. A ellos no se les ha dejado competir libremente. Les están patrocinando un antipartido. Ante este contexto, presumiblemente no esperado, deben mantener hasta el final sus precandidaturas y no retirarlas, como se les está obligando. Permanecer los posiciona para un futuro.

Este proceso se define en octubre, con las primarias. Habrá un candidato del Partido, el cual es conocido por sus posturas concertadoras y capaz de instalar un gobierno partidario, con aliados y apoyado en el pueblo.

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