Nueva York, 16 ago (EFE).- Wall Street cierra una turbulenta semana que ha llevado al Dow Jones a su peor día del año, con el mercado presa de una volatilidad alimentada por el conflicto comercial EE.UU.-China, y por una inversión en la curva de los tipos de la deuda que muchos consideran una señal de recesión.
Agosto no suele brillar por sus resultados debido al bajo volumen de negociación, y tras la montaña rusa en la que se ha convertido la Bolsa de Nueva York los últimos cinco días, todo apunta a que los principales índices se despedirán con notables pérdidas semanales.
Pese a que la jornada de este viernes en el parqué neoyorquino está siendo positiva y se está recuperando terreno, a media sesión el Dow Jones de Industriales acumulaba un retroceso del 1,59 %, el selectivo S&P 500 del 1,03 % y el índice compuesto Nasdaq del 0,76 %.
El mercado siguió con temor la evolución de los bonos del Tesoro y vio caer los papeles a 30 años a un mínimo histórico inferior al 2 %, pero la alarma saltó con el descenso de los títulos a 10 años, de referencia para los préstamos hipotecarios, que arrastró a las principales firmas del sector financiero.
El miércoles, la rentabilidad de la deuda a 10 años quedó brevemente por debajo de la de 2 años (1,623 % frente a 1,634 %) describiendo gráficamente una “curva invertida” que ha precedido a varias recesiones y que no se producía desde 2005, lo que provocó un desplome en el parqué.
Wall Street había cerrado optimista el día anterior ante el “mea culpa” del presidente Donald Trump sobre el alza arancelaria que había anunciado para el 1 de septiembre, y que decidió retrasar en parte al 15 de diciembre para no empañar la temporada navideña.
La Bolsa es muy sensible a las tensiones comerciales entre EE.UU. y China, por lo que la intención de la Casa Blanca de gravar el 10 % de las importaciones chinas por valor de 300.000 millones de dólares no fue bien acogida en un contexto de desaceleración económica global.