El continente asiático continúa haciendo frente a nuevos retos en su lucha contra la covid-19. Vietnam, uno de los países de más éxito en la contención de la pandemia el año pasado, ha detectado una nueva variante del virus, que sería un híbrido de la identificada en la India y en el Reino Unido, fácilmente transmisible a través del aire.
Las autoridades vietnamitas han iniciado a su vez una campaña para realizar pruebas de detección a los 13 millones de habitantes de Ciudad Ho Chi Minh (antigua Saigón), a raíz del aumento de casos. Mientras, la vecina Malasia ha declarado un cierre nacional efectivo a partir de este martes, reflejando la tendencia alcista de contagios en muchas partes de Asia.
El ministro de Salud de Vietnam, Nguyen Thanh Long, hizo el anuncio sobre la nueva variante el sábado. Esta ha sido detectada por el Instituto de Higiene y Epidemiología del país, que asegura haber identificado hasta cuatro contagios con este tipo de coronavirus. No obstante, la misma no ha sido aún registrada por Gisaid (siglas de Global Initiative on Sharing All Influenza Data, en español la iniciativa global para compartir los datos de los virus gripales), la mayor base de datos genéticos sobre el SARS-CoV-2 y sus variantes, dificultando el asesoramiento sobre su potencial gravedad. Una epidemióloga de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Maria Van Kerkhove, tuiteó al respecto el pasado fin de semana: “La variante detectada (en Vietnam) es la B.1.617.2 (la detectada en India) con una mutación adicional, pero se tendrá más información pronto. Recordad que las variantes son constelaciones de mutaciones. Muchas variantes tienen mutaciones similares”.
La posibilidad de una nueva variante en Vietnam coincide con un aumento de casos en el país del sureste asiático, que se han doblado este mes hasta superar los 7.400, sin quedar claro si el repunte guarda relación con la posible nueva cepa. Los brotes se han propagado rápidamente en las grandes zonas industriales del país, propiciando la imposición de medidas de distanciamiento social en las provincias norteñas de Bac Ninh y Bac Giang y también en Ciudad Ho Chi Minh, la urbe más poblada del país. Las medidas, vigentes desde este lunes, incluyen el cierre de servicios no esenciales, como tiendas y restaurantes, y la suspensión de actividades religiosas, después de un brote vinculado a un templo en dicha ciudad. Este martes ha anunciado 111 nuevas infecciones.
Las autoridades vietnamitas también han comenzado a realizar pruebas de covid-19 a los 13 millones de habitantes de Ho Chi Minh, a un ritmo de 100.000 test al día, según la agencia Vietnam News Agency (VNA). “La ciudad dará prioridad para las pruebas a la población de riesgo, incluyendo los trabajadores de los parques industriales y los miembros de misiones religiosas”, anunció este medio.
Como en la mayoría de países asiáticos, sobre todo en los menos desarrollados, el ritmo de vacunación en Vietnam es lento. Hasta la fecha, alrededor de un millón de los 96 millones de habitantes del país han recibido al menos una dosis de la fórmula de Oxford y AstraZeneca. El Gobierno vietnamita espera recibir 150 millones de dosis, incluyendo el prototipo de BioNTech-Pfizer, para este año.
La pandemia empeora en Asia
Las nuevas variantes y la lenta vacunación están sometiendo a examen a muchos países asiáticos que se habían mantenido relativamente a salvo hasta ahora. Malasia, con una población de casi 33 millones de personas, ha impuesto un cierre nacional desde este martes después de meses de medidas que han resultado insuficientes desde enero (pasando de unas 2.500 infecciones diarias entonces a más de 9.000 el sábado).
Las alarmas también han saltado en la ciudad meridional china de Cantón (en la provincia homónima), donde este fin de semana se ha ordenado el cierre parcial de uno de sus vecindarios, Liwan, después de que desde el 21 de mayo se hayan registrado al menos una treintena de contagios. Tras dos semanas de semicierre, la enfermedad aún está lejos de controlarse en Taiwán, que el sábado volvió a registrar una cifra récord de fallecimientos (21), además de 486 nuevos casos. Por su parte, Japón —donde aún se registran más de 4.000 casos al día, si bien van en declive— anunció el viernes la extensión del estado de emergencia en Tokio y en otras ocho prefecturas al menos hasta el 20 de junio, apenas un mes antes de la fecha prevista para las Olimpiadas.
Nepal considera también declarar la emergencia sanitaria ante los estragos causados por el virus en la nación de 30 millones de habitantes, que está poniendo al límite su sistema sanitario. El rayo de esperanza en el continente viene de la India, uno de los epicentros actuales de la pandemia, que el domingo registró el menor aumento diario en contagios de los pasados 46 días (165.553, además de 3.460 muertes), si bien el país continúa luchando por proveerse de vacunas.
Lee Hsien Loong, el primer ministro de Singapur, que impuso un semicierre nacional hace dos semanas ante el surgimiento de varios brotes, se mostró asimismo optimista con los resultados de las medidas —que incluyen el cierre casi total de fronteras, restaurantes y colegios— y confió en poder ir suavizándolas el 13 de junio, cuando se prevé su revisión.