Sin importar que tan lluvioso estuviera el día de ayer, por la incidencia de una vaguada en el territorio nacional, decenas de personas optaron por irse de compras a La Pulga del Mercado Nuevo de la Duarte.

Son muchos los ciudadanos que todavía desconocen la existencia de ese espacio que destina los domingos a la venta de diferentes mercancías, principalmente de ropas, en la parte delantera de esa popular plaza.

Aparte de la comercialización de víveres, hortalizas, productos cárnicos y de vegetales que se efectúa en ese lugar, desde hace décadas, También, se lleva a cabo la venta de ajuares, en la parte externa.

Esa pulga se extiende desde la avenida Duarte próximo a la calle 42 hasta la avenida Los Mártires, en el sector Villas Agrícolas.

En ese espacio, se observó a incontables vendedores que ofertaban artículos que iban desde ropa de segunda mano para niños y adultos, enseres de cama, disfraces, algunos artículos electrónicos, hasta accesorios de todo tipo.

Asimismo, se visualizó a los compradores regatear y buscar entre las grandes montañas de vestimentas , como una forma de “pescar” las mejores piezas y a un bajo costo.

“¡A diez a diez! Todo a diez. Vengan mi doña y aproveche que la ropa de niño la estoy regalando”, era la consigna de una vendedora.

Relajan medidas anticovid para comprar

La práctica de este tipo de negocio se lleva a cabo con una franca relajación de las medidas de prevención del coronavirus.

Al visitar ese espacio se comprobó que tanto vendedores como compradores no utilizan mascarillas y no mantienen el distanciamiento social.

Por otro lado, algunos tratan de mantener las pautas sanitarias y utilizan tapaboca convirtiéndose en una especie de punto rojo en un mapa verde.

En esa pulga, no hay baños donde los ciudadanos puedan ir a lavarse las manos, ni tampoco para hacer sus necesidades fisiológicas, por lo que ese ambiente se torna insalubre, al coincidir con la venta de alimentos.

Para muchos, la colocación de este tipo de comercio informal es sinónimo de desorden y arrabalización debido a que los vendedores suelen situar en el suelo sus productos, por lo que mantenerlos en buen estado y apto para los ciudadanos es casi imposible, ya que están a la intemperie y expuestos al lodo que suele prevalecer en ese mercado.

Asimismo, se visualizó a los compradores regatear y buscar entre las grandes montañas de vestimentas, como una forma de “pescar” las mejores piezas y a un bajo costo.

“Esto aquí es un caos. Yo vengo de a comprar vegetales y especias para venderlo en una pequeña bodega que tengo. Nada más para entrar es un lío, porque todo el vivo se para por donde le da la gana a hacer lo quieren”, expresó Aníbal Pascual Rosario, un asiduo de ese mercado.

Gran parte de vendedores son haitianos

Una gran parte de los vendedores que allí prevalecen se corresponden a haitianos.

Muchos de estos van acompañados de sus hijos para vender las diferentes piezas de ropa.

No obstante, estos ciudadanos también abarcan en la expendeduría de vegetales, hortalizas, y demás provisiones, en la periferia de ese sitio. El flujo de gente es constante en ese baratillo, sin importar la hora o el día, donde también circulan tricicleros que venden los mismos artículos.

Tránsito sigue siendo un caos por el mercado

El tránsito por los alrededores del Mercado Nuevo de la Duarte, ubicado en el barrio Villas Agrícolas, sigue siendo un caos. El tráfico suele ralentizarse debido a la carga y descarga de mercancías. A esto se suma, la utilización de doble estacionamiento a lo largo de la referida vía. Se constató que en esa avenida no suele haber agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), que contribuyan a que el tránsito fluya. Es común observar en ese espacio, que los conductores se digan improperios entre sí y vociferen amenazas, lo que hace que impere un escenario de violencia, que en la mayoría de las veces termina en daños de la propiedad, es decir, del automóvil o motor.

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