Ciudad de Panamá, (EFE) – Unicef dijo este martes que requiere de 122,2 millones de dólares para brindar ayuda humanitaria a 1,6 millones de personas afectadas en Haití por el terremoto de magnitud 7,2 del pasado agosto y por la violencia enmarcada en una larga crisis política que vive el país.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) precisó que la cifra de 1,6 millones de personas necesitadas de ayuda incluye a 800.000 niños, niñas y adolescentes haitianos, y reconoció que este nuevo llamado a los donantes es casi tres veces mayor que la financiación de emergencia original solicitada para Haití a principios de año.
El pasado 14 de agosto el terremoto de magnitud 7,2 en la escala de Richter sacudió parte del país, una situación que se vio agravada por las fuertes lluvias de la depresión tropical Grace dos días después: más de 2.200 personas murieron, 12.200 resultaron heridas y 130.000 viviendas quedaron destruidas, por lo que miles de personas necesitan ayuda urgente, dijo Unicef.
Y estas catástrofes se produjeron cuando el país se tambaleaba tras el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio y la escalada de violencia de las bandas que produjo el desplazamiento de 19.000 personas y afectó a 1,5 millones de personas, añadió.
“En respuesta al terremoto, Unicef requiere un total de 122,2 millones de dólares para ampliar sus intervenciones de emergencia en Haití este año. Hasta ahora, se ha recibido menos del 32 % de esta financiación necesaria”, dijo el organismo en una declaración pública.
Haití se enfrenta “a una de las crisis humanitarias más complejas de los últimos años”, sostuvo el representante de Unicef en Haití, Bruno Maes, y recordó que ya antes del terremoto, los niños, niñas y adolescentes “sufrían altas tasas de desnutrición, desplazamientos causados por la violencia de las bandas y los impactos secundarios” de la pandemia.
“Pero ahora mismo, las necesidades humanitarias de los niños, niñas y adolescentes haitianos son más acuciantes que nunca, ya que familias enteras lo han perdido todo, incluidas las casas, las escuelas, el acceso al agua y las instalaciones sanitarias. Muchas vidas dependen de la cantidad de ayuda humanitaria que podamos proporcionar, y de la rapidez con que lo hagamos”, alertó.
En ese contexto, Unicef dijo que su “prioridad es responder a las necesidades urgentes” que enfrenta los sistemas de salud de los tres departamentos afectados por el terremoto, que encaran “retos para satisfacer las crecientes necesidades sanitarias mientras mantienen el acceso a los servicios de salud y nutrición que salvan vidas, incluida la atención sanitaria materno-infantil”.
“Con miles de desplazados durmiendo a la intemperie y la infraestructura de agua y saneamiento gravemente dañada, las poblaciones vulnerables están cada vez más expuestas a los riesgos de enfermedades transmitidas por el agua e infecciones respiratorias agudas, incluida la covid-19”, dijo el ente de la ONU.
Además, en los últimos dos años más de 3 millones de niños, niñas y adolescentes no pudieron asistir a la escuela durante meses, debido a los problemas políticos y de inseguridad, así como a los cierres relacionados con la pandemia.
El terremoto destruyó o dañó cientos de escuelas, lo que afecta a unos 100.000 niños, niñas y adolescentes, por lo que el inicio de clases en septiembre próximo será un gran reto para la educación, dijo Unicef.