KAMPALA, Uganda (AP) — Un sudoroso mecánico apartó a un lado los jeans usados uno a uno, revisando hasta el fondo un montón de ropa de segunda mano que está en el centro de otra guerra comercial del gobierno de Donald Trump que está pasando desapercibida.
Las autoridades culparon a la importación de las prendas desechadas por los estadounidenses, que se venden a granel en las naciones africanas y mueven miles de millones de dólares, de socavar a las industrias textiles locales. Ruanda ha tomado acciones y, desafiando la presión de Washington, elevó los aranceles a este producto. En respuesta, Estados Unidos dijo que suspenderá la exención fiscal que aplica a las prendas ruandesas en virtud del programa comercial conocido como Ley de Crecimiento y Oportunidad para África.
El gobierno estadounidense podría aplicar medidas similares a otras naciones africanas: Uganda y Tanzania han prometido subir los aranceles y vetar gradualmente las importaciones de ropa de segunda mano a partir de 2019.