Toronto (Canadá).- Tres provincias canadienses han decidido dejar de utilizar la vacuna de AstraZeneca contra la covid-19 ante el aumento de los casos de trombos, que se estima ahora en 1 por cada 60.000 inmunizaciones, y los problemas de suministro.
Ontario, la provincia más poblada de Canadá con casi 15 millones de personas, Alberta y Saskatchewan anunciaron en las últimas horas que dejarán de administrar la vacuna de AstraZeneca para primeras dosis, y que están estudiando qué hacer con las personas que ya han sido parcialmente inmunizadas con este suero.
Las autoridades de Ontario justificaron la decisión por el aumento de los casos de trombos, que inicialmente se calculó en 1 por cada 100.000 dosis y que actualmente se ha reducido a 1 por cada 60.000. Al menos 3 personas han muerto a consecuencia de trombos vinculados con la vacuna de AstraZeneca.
La ministra de Sanidad de Ontario, Christine Elliot, señaló en un tuit que “la decisión de parar la administración de primeras dosis se ha realizado debido a un aumento de las reacciones adversas conectadas a la vacuna de AstraZeneca”.
Por su parte, Alberta, en el oeste del país, dijo el martes que la decisión de dejar de administrar primeras dosis de la vacuna de AstraZeneca es resultado de los problemas de suministro, por lo que ha decidido reservarlas para quienes tienen que recibir una segunda inyección.
Saskatchewan también ha aducido dificultades de abastecimiento para suspender la administración de esa vacuna y advirtió que las personas que han recibido la primera dosis probablemente recibirán la vacuna de Pfizer como segunda dosis.
La decisión de Ontario, Alberta y Saskatchewan está siendo observada en el resto del país y se espera que las autoridades de otras provincias adopten la misma medida. Quebec, la segunda más poblada, ya ha afirmado que no tiene más existencias de la vacuna de AstraZeneca.
Canadá, que no tiene producción propia de vacunas en este momento, ha sufrido graves problemas de suministro.
Para incrementar la proporción de la población al menos parcialmente inmunizada contra la enfermedad, el país norteamericano ha decidido retrasar hasta cuatro meses la administración de la segunda dosis de las vacunas contra la covid-19, una medida única entre los países industrializados.