Un juez del Tribunal Supremo de Brasil ha dado su aval a que la Policía investigue las graves acusaciones de interferencia por motivos políticos lanzadas el viernes pasado contra el presidente Jair Bolsonaro por su hasta entonces ministro de Justicia, Sergio Moro. En su discurso al dimitir, el antiguo juez explicó que dejaba el cargo ante las presiones del mandatario para cambiar al jefe de la Policía Federal y sus intentos de interferir en pesquisas que salpican a sus hijos.
Las acusaciones se han revelado un misil en toda regla contra un mandatario ultraderechista, que llegó al poder con la integridad como bandera. El juez decano del máximo tribunal brasileño ha dado 60 días para realizar la investigación policial solicitada por el fiscal general del Estado tras las palabras de Moro. En paralelo, el presidente ha colocado a un amigo de sus hijos al frente de la Policía Federal.
Las consecuencias del explosivo divorcio político entre el presidente, que niega las acusaciones, y el que era su ministro más popular se suceden. Bolsonaro sopesó una primera opción de colocar a otro amigo de sus hijos al frente del Ministerio de Justicia. Tras negar todas las acusaciones, se ha enzarzado en un duelo público con Moro. El ultraderechista afronta la crisis más grave desde que llegó al poder. Coincide con una pandemia que ha causado en Brasil ya más de 4.500 muertos y cuya gestión ha dejado completamente en manos de los gobernadores y alcaldes mientras hace campaña para que acaben las cuarentenas, ya relajadas en algunas regiones.
El fiscal general, Augusto Aras, sospecha que el mandatario ha podido cometer varios delitos, incluidos coacción, prevaricación, obstrucción de la justicia y corrupción pasiva. Culminada la investigación, la fiscalía deberá decidir si presenta cargos contra Bolsonaro o, por calumnias, contra Moro. Este frente en el Supremo contra el presidente Bolsonaro es el más grave de los varios que tiene abiertos. Varias peticiones para iniciar un juicio político (impeachment) contra él han sido presentadas, pero el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, no ha autorizado por ahora que ninguna de ellas vaya a ser debatida por los diputados.
Moro es el octavo ministro que Bolsonaro pierde. Tras desistir del primer nombre que según la prensa sopesó, ha nombrado ministro de Justicia al abogado general el Estado, André Mendonça. Este es además pastor evangélico, en un guiño a uno de los caladeros donde Bolsonaro pescó millones de votos en las elecciones de 2018. Y el nuevo jefe de la policía es amigo de la familia y sobre todo de su hijo Carlos, con el que pasó la Nochevieja de 2018 en Brasilia horas antes de que su padre tomara posesión. La policía sospecha, según la prensa local, que Carlos, concejal en Río de Janeiro, participaba de un sistema de difusión de noticias falsas. Su hermano mayor, el senador Flavio, está siendo oficialmente investigado desde hace más de un año por corrupción.