Han pasado gobiernos de todos los partidos y colores y distintas gestiones municipales, pero nadie ha encarado el problema de deterioro de las calles de la empobrecida comunidad Bacumí, en Fantino, Provincia Sánchez Ramírez.
Se comprometió a arreglarlas el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), cuando Joaquín Balaguer gobernó el país; luego vino el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), primero con Leonel Fernández y luego con Danilo Medina, pero tampoco se hizo nada. Las esperanzas están colocadas hace casi dos años en la gestión del presidente Luis Abinader, pero a pesar de múltiples reclamos, el Ministerio de Obras Públicas parece no se ha dado por enterado del tema.
Bacumí es un paraje situado a ocho kilómetros de la cabecera del municipio Fantino, en el que se cultiva arroz, plátano, yuca y otros rubros agrícolas. Históricamente ha sido un espacio poblado por gente laboriosa, pero fuera del foco de los políticos, que generalmente le ven importancia apenas en tiempos electorales. Solo han buscado engrosar las urnas con sus votos.
Una de las “memorias históricas” de Bacumí es el señor Antolín Santos, a quien la vejez le atrapó sin ver cumplido uno de sus sueños: Contar con calles, aunque estrechas, con condiciones para caminar. Pero lo que ha ocurrido es lo contrario… Las chancletas y calzados que usa Antolín a menudo se dañan por la exposición al lodo y el agua sucia que se acumula cuando llueve.
Y si no llueve, entonces el azote viene por la polvareda que termina alojándose en las casas de Bacumí. Son casas levantadas con materiales diversos, fundamentalmente de aquellos que alcanzan a construir personas con limitado ingreso económico. Las hay de tablas (como el pequeño lugar donde reside Antolín) y las hay de block y Zinc.
De acuerdo con cálculos realizados por representantes de asociaciones de campesinos y del club de Bacumí, los trabajos que se requieren son aproximadamente 3.5 kilómetros de asfaltado con aceras y contenes. Si las autoridades hicieran caso y las calles finalmente se trabajan, se beneficiaría con ello a unas 4,500 personas que viven en Bacumí.
En sus más de 50 años las deterioradas calles nunca han sido asfaltadas a pesar del interés de los productores, la iglesia, las asociaciones de clubes, la pastoral juvenil, los comerciantes y la población en su conjunto.
El 9 de junio de 2013, el entonces ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, prometió que el paraje sería asfaltado y dijo que eso podía darse como un hecho.
El funcionario hizo la promesa en una conversación sostenida luego de una entrevista con elCaribe y CDN. Incluso, para “darle credibilidad” al tema de Bacumí, Gonzalo Castillo encargó a Joan Molina, uno de sus asistentes, la responsabilidad de que la obra no cayera en el olvido. Luego de eso este diario contactó varias veces a Molina y éste dijo: “Eso se haría, pero que el dinero no estaba”.
Acciones que encaminarán
Los residentes en Bacumí son personas de paz, pero su paz ha quedado alterada con las constantes molestias que genera no poder caminar por calles acondicionadas.
“No podemos vestirnos de blanco; preferimos guardar los zapatos. Tú tampoco puedes invitar a nadie a esta comunidad porque sería como invitar a darse un baño de tierra y lodo”, indica uno de los afectados.
Los representantes de la Asociación de Campesinos sin Tierra, del Club y la iglesia han advertido que podrían iniciar acciones de reclamo, si las autoridades continúan dando la espalda al problema.
Esas acciones podrían incluir desde el bloqueo del tránsito hacia Cotuí, cabecera de la provincia Sánchez Ramírez, así como hacia La Vega.