Segundón, no secundón, es el término más adecuado para aludir a una persona que ocupa un puesto menos destacado que el de otra.

En la prensa se pueden encontrar frases como las siguientes: «El consorte es acusado de no llevar nada bien ser el secundón de su esposa», «Un secundón que se había convertido en todo un protagonista» o «Pianista de formación clásica, era un secundón de lujo».

La forma recogida en el diccionario académico y la asentada en el uso para aludir a la ‘persona que ocupa un puesto o cargo inferior al más importante o de mayor categoría’ es segundón, no secundón, que puede surgir como cruce de la primera con otras palabras emparentadas, como secundario.

Por ello, en los ejemplos anteriores habría sido mejor escribir «El consorte es acusado de no llevar nada bien ser el segundón de su esposa», «Un segundón que se había convertido en todo un protagonista» y «Pianista de formación clásica, era un segundón de lujo».

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