HARRISBURG, Pensilvania, EE.UU. — Más 1.000 niños _y posiblemente muchos más _ fueron víctima de abuso sexual por parte de centenares de sacerdotes católicos en seis diócesis de Pensilvania, aunque funcionarios eclesiales tomaron medidas para encubrirlo, dice un reporte de un jurado investigador dado a conocer el martes.
El panel concluyó que una sucesión de obispos católicos y otros diocesanos trataron de defender a la Iglesia de una mala imagen pública y de demandas financieras al encubrir casos de abusos, negándose a denunciar casos ante la policía o persuadiendo a las víctimas de que guardaran silencio sobre lo sucedido.
Aun así, el informe podría no desembocar en justicia para las víctimas. Si bien la averiguación de casi dos años ha resultado en cargos contra dos clérigos _un cura que se ha declarado culpable y otro que al parecer obligaba a su víctima a confesarse después de cada abuso sexual_ la gran mayoría de los curas identificados como abusadores ya han fallecido o no pueden ser procesados porque los delitos han prescrito.
El documento se publica en un momento de renovado escrutinio y nuevos escándalos a los niveles más altos de la Iglesia católica estadounidense. El papa Francisco despojó del ministerio al cardenal Theodore McCarrick y le ordenó una vida de oraciones y penitencia por acusaciones de que durante años había abusado de niños y de seminaristas adultos.