“En una ocasión usted manifestó: ‘Me venció el Estado’. Yo ahora le digo: Me venció el clientelismo, el populismo y los intereses afectados”.
Este es solo un fragmento de la carta de renuncia dirigida por el exdirector del Servicio Nacional de Salud (SNS), Nelson Rodríguez Monegro al presidente Danilo Medina, en donde explica las causas de su dimisión.
En la misiva fechada el domingo 18 de febrero, el exfuncionario afirma que en su dilatada trayectoria como funcionario público vinculado al sector salud desde 2006 ha sido intransigente con el incumplimiento del deber y las responsabilidades, el manejo transparente de los fondos públicos e intolerante a los hechos de corrupción.
“Siempre, desde mis inicios como simple médico, director de hospital o director provincial de Salud, he nadado contra la corriente. Incluso cuando tuve la oportunidad de ejercer funciones como representante legislativo en la Cámara de Diputados. En ocasiones me han dicho: ‘’No eres un hombre del sistema’’. Ello me satisface, puesto que tengo fiel convicción de que el sistema hay que cambiarlo de arriba abajo. Sin embargo, esto solo es fácil decirlo. En la práctica se necesita el coraje y la determinación de provocar transformaciones estructurales, lo cual necesariamente implica afectar diversos intereses”.
En ese sentido, dijo que si genuinamente se piensa en el bienestar colectivo no importa el costo político en el corto plazo que ello pueda tener, ya que luego vendrá el reconocimiento de la sociedad y la gratitud de las próximas generaciones.
Afectó intereses
Rodríguez Monegro le comunicó al mandatario que se va con la satisfacción de haberlo intentado, de buscar formas y métodos diferentes para lograr resultados diferentes y que deja la institución avanzada en el aspecto institucional, con sus planes estratégicos y operativos y una política de recursos humanos manejada al margen del clientelismo.
Sugirió al jefe de Estado que si se quiere avanzar hacia un sistema que garantice el derecho a la salud acorde con las necesidades del pueblo, debe producirse un aumento de la inversión en salud, propiciar la despolitización partidaria del sector, la profesionalización de la gestión de dirección y administración hospitalaria y un manejo pulcro y transparente de los fondos públicos.
Asimismo, la implementación de una política de recursos humanos donde prevalezca la meritocracia, a través de un sistema de incentivos por buen desempeño e indicadores sanitarios.