El novenario de la muerte de la Primera Dama, doña Rosa Gómez de Mejia, esposa del expresidente Hipólito Mejía fue celebrado con una misa en la iglesia San Bartolomé de la comunidad de Gurabo de donde era oriunda.
Al novenario de doña Rosa acudieron además del exmandatario, los hijos procreados por la pareja y los nietos, así como empresarios y dirigentes políticos de varias organizaciones.
La misa estuvo presidida por monseñor Freddy Bretón, arzobispo de la arquidiócesis de Santiago, junto a los obispos eméritos Ramón Mejía Vallejo, de la diócesis de San Francisco de Macorís; Gregorio Nicanor Peña, de Higuey y José Dolores Grullón, de la diócesis de San Juan de la Maguana, respectivamente.
Mejía Vallejo destacó la forma de vida sencilla que supo llevar doña Rosa Gómez de Mejía.
Habló de que al igual que doña Rosa deben ser beatificados monseñor Juan Antonio Flores y el empresario Manuel Arsenio Ureña por el servicio prestado a Dios y la fe.
Rosa Gómez de Mejía nació en Gurabo, una pequeña localidad de Santiago de los 30 Caballeros. El 4 de julio de 1940 contrajo matrimonio con Rafael Hipólito Mejía Domínguez, ex residente de la República Dominicana.
Doña Rosa y su esposo fueron juntos, fuertes abanderados de la consolidación de la familia dominicana y desde temprano en su matrimonio, ambos ingresaron al Movimiento Familiar Cristiano, entidad dedicada a fortalecer a la familia como núcleo principal de la sociedad.
Los resultados obtenidos al trabajar con familias diversas, incluyendo la suya, convencieron a Doña Rosa de Mejía que sembrar valores espirituales, morales e intelectuales en la juventud, aportando beneficios a toda la sociedad.