CARACAS— Bajo las críticas de excolaboradores que lo señalan como responsable de la severa crisis que agobia a los venezolanos, el mandatario Nicolás Maduro fue ratificado como presidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Maduro destacó que la falla eléctrica solo se produjo en el evento del PSUV, “no se fue la luz en el hotel ni en ningún lugar aquí, pero alguien quiso decir estamos pendiente de ustedes”.
La popularidad de Maduro ha ido en picada en años recientes, pero se las ha arreglado para consolidarse en el poder ante una oposición dividida, particularmente después de las protestas antigubernamentales que entre abril y julio de 2017 dejaron más de 120 muertos y fracasaron en su intento de derrocarlo.
Las voces disidentes en el oficialismo también van en aumento en un escenario de hiperinflación y creciente desabasto de productos básicos. El Fondo Monetario Internacional estimó la semana pasada que la inflación venezolana alcanzará un millón por ciento a fines de este año.
Excolaboradores de Chávez, entre ellos el influyente exministro de Petróleo y expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez, dicen que Maduro es responsable de la “más profunda crisis” que ha atravesado Venezuela, y lo acusó de justificar con “mentiras y excusas” la incapacidad de su gobierno para resolver los problemas.
Maduro atribuye los elevados precios y la escasez de alimentos y medicinas a una “guerra económica” promovida por adversarios políticos y empresarios para desestabilizar su gobierno.
Sin embargo, los críticos del mandatario sostienen que la crisis económica es en esencia producto del agotamiento de los sistemas de control de cambio y de precios, que han estado vigentes desde 2003, entre otras medidas restrictivas que han acabado por socavar las actividades productivas y comerciales del país.