La Habana, 15 jun (EFE).– El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, confirmó que a partir de 2020 los planes económicos “no llegarán desde arriba” y que serán los trabajadores quienes diseñarán las metas de las empresas estatales, una “medida audaz” del Gobierno para intentar reflotar la dañada economía de la isla.
El primer mandatario cubano sin apellido Castro en casi sesenta años se refirió a la nueva directiva al clausurar un congreso de economistas, necesarios “para aplicar con éxito la decisión”, reseña este sábado el diario estatal Granma en una nota de portada.
Con la descentralización de su economía, Cuba pone fin a décadas de verticalidad en sus planes económicos, un método que si bien fue eficaz en los primeros años de Revolución, hoy se ha convertido en un lastre para la nación caribeña, empeñada en no recaer en una intensa crisis como la del “periodo especial” de la década de los noventa.
Para muchos especialistas el principal desafío de esta transformación radica en cambiar la cultura “verticalista” que no cuestiona las órdenes de una estructura superior.
“Para ser efectiva esta medida, reclamada durante años, es necesario un cambio de mentalidad. Saltar al nuevo momento y saber que ya el Plan no llegará desde arriba. Se trata de una medida audaz y revolucionaria que exige objetividad, realismo y conciencia”, insistió Díaz-Canel.
Según el presidente cubano, la corrupción y las ilegalidades, el poco nivel de ahorro, el endeudamiento y los insuficientes ingresos por exportaciones están entre los principales lastres de la economía de la isla, que trata de alejar el fantasma de la recesión, reaparecido en 2016 (-0,9%) por primera vez en más de 20 años.
El país caribeño logró recuperarse con un 1,6 % en 2017 y un 1,2 en 2018 -según datos oficiales no auditados por organismos internacionales- y espera un “realista” 1,5 % este año, meta que peligra ante el endurecimiento del embargo económico de EE.UU. y su nueva prohibición de que atraquen cruceros en costas cubanas.
La endémica crisis de su aliado Venezuela, que ha disminuido drásticamente sus envíos de crudo subsidiado, la terminación de miles de contratos por servicios médicos en Brasil y los daños causados por fenómenos naturales también podrían influir negativamente en este resultado.
El mandatario cubano llamó a los economistas y dirigentes a adoptar “una actitud más proactiva, inteligente y concreta” para “impulsar soluciones seguras y específicas” que refuercen las “estructuras y los equipos de dirección y gestión económica”.
También pidió cambiar la “mentalidad importadora que atenta contra la iniciativa y la creatividad” y “desarrollar la inversión extrajera y la creación de empresas mixtas, así como organizar el sector privado, sin trabar o frenar su desempeño”.
“El fin del ‘bloqueo’ (embargo estadounidense) no depende de nosotros, pero sí trabajar con inteligencia, esfuerzo y creatividad colectiva. Junto a la defensa del país, la economía es la batalla fundamental de la Revolución, por tanto debemos emplear nuestros conocimientos para hacerla próspera y sostenible”, subrayó.
Miguel Díaz-Canel, que asumió el cargo en abril de 2018 de manos del expresidente Raúl Castro, heredó las reformas iniciadas por su antecesor, que abrió el país a la inversión extranjera e impulsó el trabajo por cuenta propia para desinflar las abultadas plantillas estatales.
La recién proclamada Constitución cubana incluyó por primera vez a la inversión extranjera y la propiedad privada, y el Gobierno ha reconocido en varias ocasiones que la inyección de capital foráneo y el sector privado son vitales para reflotar la economía, aunque en la práctica aún mantiene trabas que ralentizan esta contribución.