Hubo grandes abridores en las Grandes Ligas a finales de los 90 y principios de la década del 2000, lanzadores como Greg Maddux, Tom Glavine, Mike Mussina, Roy Halladay, todos miembros del Salón de la Fama. Y no nos olvidemos de dos que no están en Cooperstown, Roger Clemens y Curt Schilling. Pero nadie fue mejor en esos años que Randy Johnson y el dominicano Pedro Martínez.
Entre 1994 y el 2009, los años en que ambos estuvieron activos como abridores a tiempo completo, Johnson y Martínez fueron los mejores dos en WAR de Baseball Reference, efectividad ajustada (ERA+) y ponches. Y la diferencia entre ellos y el resto no es poca. Pueden ser contados no sólo como los abridores élite de su época, sino de la historia, dos ases que dominaban a los bateadores con rectas meteóricas y una variedad de envíos secundarios.
Sus similitudes y diferencias son bien llamativas. Ambos pasaron por los Expos al principio de su carrera y los dos colgaron los spikes tras la temporada del 2009. Una de las máquinas de ponches estuvo en la Liga Americana durante sus mejores años, el otro en la Nacional. Ambos entraron al Salón de la Fama como parte del grupo del 2015. Uno mide 6 pies y 10 pulgadas y el otro cinco pies y 11 pulgadas.
La pregunta es ésta: Si tienes que elegir a uno de estos dos caballos para liderar tu rotación, ¿con cuál te quedas?
Si bien no hay un método perfecto para responder de forma tajante esa pregunta, vamos a analizar sus carreras para luego dejar que sean ustedes quienes saquen sus propias conclusiones (una labor complicada, ya lo sabemos).
Primero, un vistazo a cada uno de ellos.
Randy Johnson
La Gran Unidad. Esas tres palabras provocan imágenes de rectas de 100 millas por hora y devastadores sliders de un zurdo que lucía como si midiera 20 pies de alto en el montículo. Johnson medía 6’10 en realidad, pero el factor intimidación lo ponía probablemente a la par con Bob Gibson.
Johnson fue elegido en el Draft por los Expos y debutó en las Mayores con Montreal en 1988. Era descontrolado, lo que hacía de su bola rápida un pitcheo todavía más preocupante para los bateadores, particularmente los zurdos. Los Expos lo cambiaron a los Marineros en mayo de 1989 y los problemas de control persistieron, con Johnson encabezando las Grandes Ligas en bases por bolas otorgadas en 1990, 1991 y 1992. Pero luego tuvo una conversación con el gran Nolan Ryan, quien también tuvo problemas de control al principio de su carrera. De golpe, Johnson se convirtió en un lanzador casi imbateable.
Johnson había mostrado destellos de excelencia antes, como el juego sin hit ni carreras que tiró contra los Tigres en el Kingdome el 2 de junio de 1990, y ya estaba acumulando ponches, además de los boletos. Pero cuando dio ese giro y encontró la zona de strike, se convirtió en un lanzador sencillamente abrumador.
Entre 1995 y el 2002, de los 31 a los 38 años, la Gran Unidad ganó cinco Premios Cy Young, incluyendo cuatro seguidos entre 1999 y 2002 con los D-backs. En el 2001, empató el récord de Grandes Ligas de más ponches en un partido de nueve innings, guillotinando a 20 contra los Rojos el 8 de mayo. Ese otoño, ayudó a Arizona a ganar su primera Serie Mundial, siendo nombrado co-JMV de la serie contra los Yankees junto a su compañero de rotación, Curt Schilling.
El juego sin hit ni carrera de Johnson en 1990 no fue su último: Johnson lanzó un juego perfecto por Arizona ante los Bravos el 18 de mayo del 2004. Cuando terminó su carrera, Johnson tenía 4,875 ponches en su haber, la mayor cantidad para un zurdo en la historia de MLB y sólo por detrás de los 5,714 de Ryan para cualquier serpentinero.
Pedro Martínez
Entre 1999 y el 2003, Martínez fue tan dominante que quizás creó la brecha más grande entre la actuación de un abridor y el resto de la liga que hayamos visto. Su EFE+ durante esos cinco años fue un increíble 228 (o 128% mejor que un lanzador promedio). En uno de esos años, el 2000, Martínez impuso un récord para abridores calificados terminando con 291 de EFE+. Todo eso pasó, como si fuese poco, en la época de más ofensiva en la historia del béisbol. De hecho, en el 2000, la campaña en la que Martínez mostró lo mejor de su carrera, se anotaron más carreras que en ninguna otra campaña en la historia de Grandes Ligas.
Pero esperen, hay más: Martínez no sólo ganó Premios Cy Young de forma consecutiva con los Medias Rojas en 1999 y el 2000, sino también había ganado uno antes, en 1997 con los Expos. Ese año, lideró MLB con efectividad de 1.90 (terminaría encabezando a las Mayores cinco veces en promedio de carreras limpias) en 31 aperturas y también encabezó ambos circuitos con 13 juegos completos. Martínez ponchó al 32% de los bateadores que enfrentó en 1997 y al 36% durante el pico de su carrera entre 1999 y el 2000. En 1999, tuvo una racha de ocho presentaciones consecutivas entre agosto y septiembre en las que ponchó a 11 bateadores o más, con un tope de 17 en el Yankee Stadium el 10 de septiembre.
Martínez fue ocho veces al Juego de Estrellas y su momento cumbre en esas lides ocurrió en su hogar del Fenway Park en 1999. Martínez ponchó a los primeros cuatro bateadores que enfrentó — Barry Larkin, Larry Walker, el dominicano Sammy Sosa y Mark McGwire. Los primeros dos están en el Salón de la Fama y los otros dos venían de dar 136 jonrones entre ambos el año anterior. En total, Martínez abanicó a cinco en dos entradas aquella noche, ponchando también a Jeff Bagwell (otro Salón de la Fama) en el segundo inning. Martínez fue nombrado JMV del partido.
Si todo eso no fuera suficiente, Martínez ayudó a Boston a conseguir su primera Serie Mundial en 86 años en el 2004, cuando los Medias Rojas se recuperaron de un déficit de 0-3 en la Serie de Campeonato de la Liga Americana vs. los Yankees, antes de barrer a los Cardenales en el Clásico de Otoño
Ahora, ¿con cuál de los dos se quedan?
Ahora viene la parte complicada. ¿Cómo se puede elegir a uno solo entre este par de leyendas? Vamos a comparar y dejar que ustedes decidan.
Nota: Como Martínez sólo hizo dos presentaciones en 1992 y fue primordialmente relevista en 1993, vamos a excluir esos años de nuestros cálculos aquí.
As we stated, there’s no perfect formula to determine which of these pitchers was the best in the years they were both active. But we’ll focus on six key stats here: Baseball Reference wins above replacement (WAR), WAR per 200 innings, seven-year peak WAR, adjusted earned run average (ERA+), strikeout percentage and average innings pitched per season.
Como ya dijimos más arriba, no hay fórmula perfecta para determinar cuál de estos dos fue mejor. Pero vamos a enfocarnos en seis estadísticas claves aquí: WAR (Baseball Reference), WAR por cada 200 innings, WAR en sus mejores siete años, efectividad ajustada (EFE+), porcentaje de ponches y promedio de innings lanzados por temporada.
Como los premios individuales y el éxito en postemporada dependen mucho de factores que están fuera del dominio del jugador, no vamos a considerarlos en este análisis. Pero hemos destacado algunos logros notables para ayudar a valorar la grandeza de cada uno.
Manos a la obra.
Johnson, 1994-2009
WAR: 89.3
WAR/200 IP: 5.8
WAR de sus mejores siete años: 53.9 (1999-2005)
ERA+: 147
K%: 30%
Promedio de IL por temporada: 191
Logros: Cinco Premios Cy Young, ocho Juegos de Estrellas, co-JMV de la Serie Mundial del 2001, exaltado al Salón de la Fama en el 2015
Martínez, 1994-2009
WAR: 82.8
WAR/200 IP: 6.1
WAR de sus mejores siete años: 57.3 (1997-2003)
ERA+: 154
K%: 28%
Promedio de IL por temporada: 170
Logros: Cinco Premios Cy Young, ocho Juegos de Estrellas, co-JMV de la Serie Mundial del 2001, exaltado al Salón de la Fama en el 2015
Vaya. Considerando que estamos hablando de un período de 16 años, los números no sólo son increíbles, sino que son increíblemente parecidos.
Si el valor total y la durabilidad son importantes para ti, Johnson es el indicado, pues superó a Martínez en WAR y entradas lanzadas por temporada. Pero si quieres mayor impacto por tu dinero, Martínez tuvo mejor WAR por cada 200 capítulos y mejor EFE+. También tuvo un pico de siete años mejor que el de Johnson. Y si los ponches te llaman la atención, la Gran Unidad supera a Pedro.
Ahí lo tienes, entonces. ¿Con cuál te quedas?