Naciones Unidas.- La ONU anunció este viernes que durante el pasado año recibió un total de 387 denuncias por supuestos abusos sexuales cometidos por su personal o empleados de organizaciones que trabajan con ella sobre el terreno.
La cifra está a grandes rasgos en línea con la de años anteriores, aunque en 2020 se redujeron ligeramente las acusaciones contra tropas y empleados de Naciones Unidas y aumentaron aquellas contra personal de sus socios.
De las denuncias recibidas, 66 estuvieron vinculadas a las operaciones de paz y misiones políticas especiales, 91 tuvieron que ver con personal de la ONU y sus agencias y 227 con miembros de organizaciones con las que colabora.
Esas cifras habían sido de 80, 107 y 174, respectivamente, en 2019, según un informe hecho público por la organización.
En el caso de las misiones de paz, muy criticadas en los últimos años tras salir a la luz repetidos episodios de abusos por parte de “cascos azules”, la mayoría de las denuncias se concentran en la República Centroafricana y en la República Democrática del Congo.
Esas misiones, conocidas como MINUSCA y MONUSCO, respectivamente, representaron en 2020 el 70 por ciento de todas las acusaciones contra las fuerzas de paz de la ONU, aunque muchas de las denuncias corresponden a años anteriores.
Según la ONU, habitualmente alrededor de un 40 por ciento de las denuncias se corroboran en las investigaciones posteriores, que en la mayoría de los casos relativos a 2020 aún no se han completado.
Entre los supuestos abusos hay acusaciones de violaciones, incluidas a menores, aunque los más habituales son aquellos catalogados como “relaciones explotadoras” y “sexo transacional”.
En numerosas ocasiones, los “cascos azules” han sido acusados de ofrecer comida o protección a cambio de sexo a personas en una situación vulnerable, muchas veces en medio de conflictos armados.
Los repetidos episodios de abuso cometidos por personal de la ONU, sobre todo militares en fuerzas de paz desplegados en países africanos, generaron en los últimos años un gran escándalo para la organización.
En respuesta, el secretario general, António Guterres, situó el asunto como una de las prioridades de su mandato y puso en marcha una amplia estrategia para dar más visibilidad al problema, dar apoyo a las víctimas, asegurar que todos los casos se investiguen y que los responsables rindan cuentas.
Desde entonces, Naciones Unidas informa regularmente de las alegaciones que recibe con el fin de mejorar la transparencia. EFE