El exfuncionario denunció que influyentes políticos suplen insumos y medicamentos a sobreprecio
Tras su renuncia en febrero pasado, el exdirector del Servicio Nacional de Salud (SNS), Nelson Rodríguez Monegro ha venido denunciando una serie de irregularidades que repercuten negativamente en el sistema de salud dominicano, incluida la influencia que ejercen influyentes dirigentes políticos para el nombramiento de directores y administradores de hospitales que, una vez instalados, sirven a los intereses de sus “padrinos”, que exigen el nombramiento de “botellas” y facilidades para convertirse en proveedores de medicamentos e insumos a sobreprecio. Sobre ese y otros temas abordados por Rodríguez Monegro en una serie de cinco artículos de opinión publicados el mes pasado que retratan cómo la cultura política clientelar afecta las finanzas y el buen funcionamiento de los servicios hospitalarios, conversamos con el galeno.
¿Puede ilustrarnos cómo se da esa dinámica clientelar?
Es algo cultural que lo han hecho todos los partidos en usufructo del poder y es algo dañino. Los directores y administradores se designan por recomendaciones, las más de las veces políticas (esto se empezó a corregir con los concursos en lo referente a los profesionales), una vez instalados, les comienzan a demandar el nombramiento de personas con las cuales tienen compromisos políticos, reclamándoles que por ellos están en esos puestos. En no pocas ocasiones se trata de personas sin calificaciones, que no responden a las autoridades del hospital sino a los políticos a los cuales les deben agradecimiento, incumplen pues entienden que se trata de recibir un “chequecito”. Otras veces actúan impidiendo la desvinculación o cancelación de personas incumplidoras. Asimismo, promueven el traslado de personal, que pudiera ser de un lugar donde es necesario, a otro donde no lo es. Forman las nóminas excesivas; pero se da algo paradójico: por un lado sobra personal, por otro falta el competente. Por otro lado, algunos de esos “influyentes” se convierten en proveedores de medicamentos e insumos hospitalarios, encontrando “las facilidades” de directores y administradores que les deben “gratitud”, para que les compren, adquiriendo productos no prioritarios, incluso de muchos que los suministra Promese, a sobreprecio. Esto explica en parte las grandes deudas hospitalarias.
Es una denuncia grave. ¿Usted llegó a plantearle esa situación al presidente Medina antes de renunciar?
Empecé a realizar todo un trabajo para montar una fiscalización del uso de los recursos por parte de los gerentes, además de que a través de la Contraloría se empezó a desarrollar una aplicación que le permitiera dar seguimiento en línea de la calidad del gasto, compra y pago. Por otro lado, empezamos a gestionar con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y el Sistema Único de Gestión de Medicamentos e Insumos (Sugemi) del SNS, comenzar con las licitaciones de medicamentos y proveedores. Los proveedores del Estado son los mismos, más unos cuantos que en cada gobierno se “enganchan” a proveedores buscando “lo suyo”, entonces, si los administradores y directores los han recomendado ellos, pues se les facilitan las cosas.
¿Podría identificar esos políticos?
Casi todo el que se siente con algún nivel de influencia del nivel político, empresarial, sindical, iglesias, amigos, familiares, gestiona “facilidades”. Este es un país donde prima el tráfico de influencia, abundan los padrinos y se observan poco las reglas de juego.
¿Cómo afecta el abultamiento de la nómina (botellas) los hospitales?
Los hospitales no cuentan con los recursos financieros necesarios, lo poco lo mal usan pues no tendrán insumos, medicamentos, no podrán dar mantenimiento, se endeudan, además, en no pocos casos contratan sin la competencia y sin mirar sus prioridades. Estos dirigentes políticos imponen personal pasado de edad para funciones de soporte como camilleros, conserjes, vigilantes, porteros, cocineras, lavanderas, etcétera, los cuales al poco tiempo por enfermedad o ancianidad no pueden cumplir, y no se cancelan por “razones humanitarias”; además, no gozan de los beneficios de pensión por el poco tiempo laborando, teniéndose que contratar nuevo personal, duplicando financiamiento para el mismo puesto.
En uno de sus artículos usted plantea la necesidad de un aumento del presupuesto para el sector salud.
Si los hospitales no cuentan con los recursos necesarios para los medicamentos, insumos, equipos, recursos humanos, esto impacta directamente la calidad de los servicios que ofertan, por las carencias.
Usted también habla de las debilidades para el mantenimiento de los hospitales remodelados. ¿Qué se debe hacer para evitar su rápido deterioro?
Pues para evitar el deterioro de infraestructura y equipos no solo se necesita el financiamiento, es esencial un equipo de gestión profesional, con adecuada planificación y los técnicos calificados para llevar a efecto lo programado.
Durante su gestión vimos su constante insistencia para que el personal médico y de enfermería cumpliera los horarios para los que fueron contratados, sin embargo, esto no se pudo conseguir. ¿Por qué?
Con las enfermeras nunca ha habido problema en el cumplimiento de su horario de trabajo, aquí hay un problema de calificación. Con los médicos es un problema cultural, por inobservancia, omisión, complicidad, indiferencia, simpatía de las propias autoridades. Esto no se cambia de la noche a la mañana, ni por ley o decreto, no se resuelve hablando. Es con régimen de consecuencia y autoridades comprometidas que puedan hacer cumplir lo pactado.
¿Por qué no ha entrado el primer nivel de atención?
El primer nivel de atención hace mucho comenzó para el sector público, no así para el privado. Hay un juego de intereses que hasta el momento lo ha impedido. Por otro lado, la mayoría se van a los hospitales. Entiendo que el desarrollo del primer nivel no ha contado con voluntad política real, entienden que los hospitales le dan más réditos políticos.
¿Cuál es el principal desafío del Servicio Nacional de Salud?
Hacer lo que hay que hacer, pero su principal obstáculo es la brega con el sector político, contar con los recursos, poder tener los técnicos calificados.
¿Qué hacer con la alta mortalidad materno-infantil?
Se mejora con planificación, gerentes comprometidos (…) poner la atención en manos de los especialistas no de los estudiantes de especialidad (residentes).
Es necesario mejorar la atención continua a las pacientes, los programas de supervisión, evaluar resultados, incentivar el buen desempeño.
Desafío del SNS
Su principal obstáculo es la brega con el sector político, contar con los recursos, poder tener los técnicos calificados”.
Institucionalidad
Este es un país donde prima el tráfico de influencia, abundan los padrinos y se observan poco las reglas de juego”.