Ninguna dama es cabeza de las instancias de poder en el país
Si se hace una evaluación literal de la aplicación del artículo 39 de la Constitución de la República, habría que concluir que hay una violación al numeral cinco de ese apartado desde el 2010, pues manda a garantizar la participación equilibrada de hombres y mujeres en las instancias de dirección y decisión del ámbito público, pero no ha ocurrido.
El numeral cinco del artículo 39 señala: “El Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular, para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado”.
El numeral cuatro de ese mismo artículo complementa el mandato al establecer “que se promoverán las medidas necesarias para garantizar la erradicación de las desigualdades y la discriminación de género”. A pesar de que no se ha avanzado lo suficiente en la participación femenina, lo cierto es que es mucho lo que se ha logrado desde hace 79 años atrás cuando la mujer logró por primera vez el derecho al sufragio en el 1942.
Contrario a ese mandato, ninguna dama es cabeza de las instancias de poder. El Poder Ejecutivo lo dirige Luis Abinader, que a su vez nombró solo tres ministras y 20 ministros en los 23 ministerios que tiene el organigrama del Estado. Tampoco dio participación como cabeza a las mujeres en instituciones más relevantes del Estado como el Banco Central, las direcciones de Aduanas, de Impuestos Internos o el Banco de Reservas, por citar algunas.
Pero eso no es nuevo, es parte de la cultura del comportamiento de los gobernantes que ha tenido el país con relación al enfoque de la participación de la mujer en las instancias del poder. En una posible respuesta a la presión para que designe más mujeres en cargos del Estado, decidió que todas las gobernaciones provinciales las dirijan damas.
Al echar un vistazo en otras instancias del poder, la realidad no es mejor. El Congreso sigue comandado por hombres, Eduardo Estrella es presidente del Senado que solo tiene cuatro mujeres de 31 curules. Alfredo Pacheco de la Cámara de Diputados, una instancia donde la presencia femenina disminuyó en el 2020, con 5 mujeres menos, pasó de 53 a 48.
Luis Henry Molina presidente de la Suprema Corte de Justicia, una instancia mayoritariamente masculina, de 17 jueces, solo 4 son mujeres: Nancy Salcedo, Vanessa Acosta, María Garabito y Pilar Jiménez. Milton Ray Guevara, es presidente Tribunal Constitucional, mayoritariamente masculino, con diez hombres y tres mujeres, Alba Luisa Beard, María del Carmen Santana y Eunice Vásquez. El Tribunal Superior Electoral, es más equitativo, lo preside Marcos Cruz y de cinco jueces, hay dos mujeres, Rafelina Peralta y Cristian Perdomo.
El presidente de la JCE, Román Jáquez, también dirige un órgano más equilibrado. De cinco miembros, dos son mujeres: Dolores Fernández y Patricia Lorenzo. Hugo Álvarez dirige la Cámara de Cuentas, un órgano de 4 hombres y una mujer: Margarita Melenciano. Raquel Peña es la tercera mujer en convertirse en vicepresidenta de la República y tiene un importante rol en el gobierno de Abinader, al dirigir el gabinete de salud en un momento en que es el principal tema del país por la pandemia de la covid-19.
Lucha contra corrupción tiene rostro femenino
La decisión del presidente Luis Abinader de nombrar a Miriam Germán Brito como procuradora general de la República para cumplir una de sus principales promesas de campaña de no permitir que los actos de corrupción pública queden impunes, le pone rostro femenino a la lucha contra la corrupción en el país. La procuradora es conocida por su temple indoblegable y la independencia que caracterizan sus decisiones. Antes de pasar al cargo se desempeñó como jueza en diversas instancias hasta ocupar la presidencia de la Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia. La designación de Germán Brito en la Procuraduría fue complementada con el nombramiento de Yeni Berenice Reynoso como procuradora adjunta y directora de Persecución del Ministerio Público. Ambas fueron juramentadas en el Palacio Nacional por el presidente Abinader. El tercer rostro de la lucha contra la corrupción, es de un hombre, Wilson Camacho.