“Mi papá es un policía con integridad, pulcritud y humildad”, así califica su hijo al teniente coronel, Mariano de Jesús Gómez Batista, quien tiene 36 años sirviendo a la patria a través de nuestra Policía Nacional, y ha sido su limpio historial lo que le llevó a ser reconocido con la Medalla al Mérito Policial.
Al tener que hablar sobre su padre, Mariano hijo, con actitud muy entusiasta comenzó a buscar en su memoria anécdotas de su niñez y articula:
“Él siempre sacaba tiempo para compartir conmigo y mi hermana, Carolina Gómez”. Me llevaba a los lugares donde servía como agente para compensar las horas fuera de la casa, debido a las exigencias laborales”. Él es un consejero y la forma que tiene como policía me hace sentir orgulloso”.
Para confirmarnos esa característica del hombre que le dio la vida, dice que constantemente en oficinas de la Policía Nacional, entidad donde labora como camarógrafo, se ha encontrado con agentes que fueron motivados por su padre a estudiar y a tener un desempeño correcto y profesional.
Todo esto, a pesar de que el teniente coronel no pudo terminar la carrera de derecho, sueño que vio cumplido a través de su hijo, quien se tituló en esa área del saber.
Mientras, Carolina, quien es licenciada en administración, afirma que su progenitor es amoroso y dedicado a su familia, a tal grado que si él no llama dos y tres veces al día para saber cómo están, “uno se extraña”, asegura.
Dice además que su padre está llenando de ese mismo amor a su hija, quien es su única nieta, “mi hija es su debilidad”.
Por otro lado, al preguntarle sobre la profesión de su papá, atina a responder: “mi papá ha mantenido su reputación como policía”.
Al parecer, el destino quiso evidenciar el lazo profundo que tiene Mariano con su hijo, pues mientras entrevistaba al hijo, sonó el teléfono y de inmediato comenzó a explicarle los compromisos que tiene a su interlocutor.
“Sí papi, ya comí. Recuerda que me voy directo de aquí para el viaje”, dejando en claro con quién entablaba la conversación.
Cara a cara con el padre y el abuelo
“Yo me llevaba a Marianito (como cariñosamente le llama a su vástago) a mis sitios de trabajo para poder compartir más tiempo con él”, relata el oficial Gómez Batista, confirmando las palabras de su hijo.
Al ser cuestionado sobre lo que le ayudó en la crianza de sus hijos, dijo:
“Bueno, la fe en Dios. Ellos estudiaron en colegios evangélicos, lo que permitió fortalecer sus valores familiares y mantenerlos alejados de lo incorrecto”.
Al hablar de su hija, el agente no se limitó a dar detalles sobre ella, sino que rápidamente sacó del bolsillo del pantalón gris que lo identifica como policía, su cartera, y al abrirla, se visualizaron tres fotos: la de sus hijos y la de su nieta.
“Esa es mi nieta, hija de ella (señalando a Carolina, su hija), sosteniendo las fotos como si fuera su bien más preciado. “La gente dice que se parece a mí”, afirma.
El padre deseado
“Recuerdo que cuando estaba bajo su mando, siempre llamaba a su hijo para preguntarle si había desayunado, mientras que a su hija la buscaba al trabajo a pesar de estar casada”, narra su excompañera subalterna y amiga, la segundo teniente policial Juana Santa Figueroa, quien espontáneamente manifiesta:
“Hubiese querido tener un padre como Mariano”, dejando reflejada la realidad de muchas personas que lamentablemente no contaron con la presencia de uno.
Algo más del oficial policial.
En la actualidad, el teniente coronel Mariano de Jesús Gómez Batista, oriundo de Imbert, Puerto Plata, labora como inspector departamental. En lo personal, continúa compartiendo su vida con la madre de sus dos hijos, Ana Magdalena, la que durante más de 30 años ha sido testigo de su entrega a nuestra Policía Nacional.
Un referente para los jóvenes policías
Nuestra Policía Nacional, orgullosa de contar con hombres como el teniente coronel Gómez, quienes asumen la vida familiar y profesional con amor y responsabilidad, conductas que se hacen necesarias para construir una mejor nación.